martes, 7 de junio de 2016

La Lucha es de Clases



Omar Gómez
La grave situación por la que pasa nuestro país, en la que el desabastecimiento, la escasez, la  inflación y la inseguridad atentan directamente contra nuestro pueblo, ha llevado a algunos  a caer en el desaliento, la  desesperanza y hasta la violencia. Es el caldo de cultivo que propicia la derecha venezolana, siguiendo directrices de sus amos del norte.

Para encontrar respuestas, enfrentar la guerra económica y desarrollar un plan de acción que apunte al triunfo de la Revolución, es necesario caracterizar bien el problema y dotarnos de un método que nos permita analizar nuestra realidad para poder salir airosos de esta situación.

En primer lugar, insistimos en que la situación que atraviesa el país es producto de un plan concebido por el Imperio y que busca derrocar al Gobierno Revolucionario. De esta manera explicamos diversas acciones desarrolladas, entre ellas:
·        *  Explotación, comercialización y subsidio del petróleo de esquisto mediante las técnicas de fracking, con la finalidad de crear una superproducción y provocar la caída de los precios del petróleo, de esta manera se afectarían las economías de los países enemigos del Imperio como son Venezuela, Rusia e Irán.
·     * Bloqueo económico internacional que se expresa en la imposibilidad de conseguir financiamientos ventajosos para la República, elevación artificial del riesgo país y altísimos costos de seguros y fletes para mercancías con destino a Venezuela.
·     * Despiadada campaña mediática internacional contra Venezuela, encabezada por los laboratorios de guerra sucia de Madrid, Bogotá y Miami. Creación de matrices de opinión falsas e invisibilización de los logros de la Revolución.
·      * Financiamiento de grupos terroristas y desestabilizadores a nivel nacional, empleo del paramilitarismo y alianzas con la delincuencia organizada.
·      * Participación de poderosísimos grupos económicos de Venezuela, quienes coordinando con el Imperio, han logrado el desabastecimiento programado, la escasez inducida y el contrabando masivo, corrompiendo a muchos de nuestros funcionarios e inculcando una cultura del facilismo y de la generación de riquezas a costa de la miseria y la necesidad de los consumidores.
·  *  Creación de falsas expectativas en la población, mintiendo descarada e irresponsablemente, y haciéndoles creer, por ejemplo, que con el triunfo en la Asamblea se acabarían las colas.

Luego de demostrar que efectivamente existe una guerra contra la Revolución, es necesario precisar un método que nos permita desarrollar acciones exitosas que acaben con esta guerra. No podemos recurrir a otro método que no sea el marxismo. Es esa la razón por la que señalamos que la Lucha es de Clases, y que como tal debemos estudiarla. Sólo tenemos dos clases: la de los trabajadores y la de los que se apropian y viven de nuestro trabajo.

Se hace necesario identificar quiénes son nuestros enemigos reales, quiénes son  nuestros aliados y a quién tenemos que convencer o arrastrar a nuestro bando. Nuestro enemigo real es el Imperialismo y sus colaboradores nacionales organizados en la derecha oligárquica, entreguista y traidora. Nuestros enemigos por lo tanto no son ni los bachaqueros ni los pequeños comerciantes, ni la supuesta clase media, todos ellos están circunstancialmente como soldados de la Derecha, pero debemos enseñarles que combaten del lado equivocado, que están sirviendo precisamente a su enemigo de clase.

El marxismo nos enseña además que tenemos dos tareas permanentes: por un lado agitar, formar, denunciar, ideologizar y concientizar,  y por el otro lado organizar, planificar, accionar, revisar y rectificar. Estas tareas trascienden al Partido de la Revolución (el PSUV), porque junto con él se tiene que involucrar el Poder Popular, los movimientos sociales,  el Gobierno Revolucionario y  todos aquellos que sientan a la Patria en sus venas.  Con nuestro pueblo organizado y consciente, con el legado de Chávez y con nuestro Presidente Obrero, vamos a derrotar al Imperialismo.

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