miércoles, 26 de marzo de 2014

La nueva esclavitud

Omar Gómez

Hace 160 años, cuando un decreto presidencial pretendió abolir la esclavitud, comenzaba una nueva etapa hacia la igualdad de todos los venezolanos. La Independencia de la República, la abolición de la esclavitud y luego la Revolución Federal, dieron esperanzas a nuestro pueblo de libertad y de justicia. Sin embargo ese camino siempre fue arrebatado por las oligarquías que, valiéndose de su poder, han logrado mantener oprimidos durante años a los pobres.
Los recién liberados esclavos, desde 1854 pasaron a ser peones y obreros, una categoría a veces más dura que la del esclavo, pues este último tenía garantizados el alojamiento y la vivienda a diferencia de los peones y obreros. Pasaron muchos años para que llegara el famoso goteo petrolero, esa tesis según la cual de la explotación petrolera, las migajas llegaban al pueblo venezolano, dando ese goteo mejores condiciones de vida a los venezolanos, pero sin mejorar sustancialmente sus condiciones de vida.

Con el triunfo de la Revolución Bolivariana, de una pobreza tan grande, de un analfabetismo vergonzoso y de una tan precaria salud, pasamos a tener unos indicadores de calidad de vida envidiables, expresados en salud, educación, vivienda y alimentación. No es casual que las principales misiones de nuestra Revolución sean precisamente en estas áreas (Barrio Adentro, Misión Róbinson, Ribas y Sucre, Vivienda Venezuela y Alimentación).

Podemos afirmar, de manera enfática que hoy, después de 160 años hemos avanzado sustancialmente en la verdadera libertad e independencia. Nuestro pueblo está radicalmente mejor hoy que cuando apenas se estaba decretando la liberación de los esclavos. Venezuela exhibe hoy la Independencia y la Soberanía con un orgullo que hiere al Imperio.

Pero nuestra Independencia no es total. Queda una batalla muy importante a nivel de las ideas y en contra de la alienación y la mediatización del pensamiento de muchos que deberían estar a favor de la Revolución, pero que defienden inexplicablemente al imperialismo. Cuando nos adentramos en esa contradicción descubrimos qué tan avanzada está la alienación en un sector importante de nuestra población.

Los sentimientos antipatrios, el odio, la irracionalidad, el racismo, la xenofobia y la incapacidad para razonar han sido inoculados de una manera demasiado peligrosa en un sector de la clase media y media alta de nuestro país. A esto le sumamos la ausencia de una burguesía nacionalista con la cual se pueda dialogar, ya que la actual está entregada de una manera tan grosera y arrastrada al Imperio que lo que hace es reforzar la alienación de la clase media. Ejemplo típico de esto es el caso de la Señora María Corina Machado,  totalmente vendida y entregada al Imperialismo. Esta señora ha llegado al extremo de preferir entregar su investidura de diputada por un cargo al servicio de un país claramente enfrentado al nuestro.

La alienación y la esclavitud mental de estos sectores de clase media y media alta, tienen niveles cercanos al suicidio. Sus guarimbas han sido agresiones contra ellos mismos. Los destrozos realizados al mobiliario urbano y al mismo ambiente los perjudican también a ellos. Pero el extremo llega a niveles superlativos con el incendio del Waraira Repano ocurrido este lunes 24 de marzo el cual no fue accidental, por el contrario, fue producido por una mente retorcida que tal vez intenta convertir nuestro hermoso Parque en una gigantesca barricada. Esa esclavitud mental, esa alienación que sufren, no puede ser abolida como en 1854 mediante un decreto. Mientras estos sectores se alegran de esa quema, gritando burlonamente “apaguen esa candelita”, mientras endulzan y sobornan a tres generales para generar un golpe de estado, mientras sumergen a la ciudad en un caos temporal por la falta de luz, nosotros, seguimos respondiendo estoicamente con la paz, trabajando y estudiando.

Mientras ahora son los ricos los esclavos de su materialismo y de su alienación, los pobres son los que disfrutan de la verdadera Libertad. Somos los trabajadores, los pobres, los asalariados los que disfrutamos de la alegría, de la amistad, del amor, de la paz y de la esperanza que da la construcción de una Gran Patria Socialista.

@omarfgomez

jueves, 20 de marzo de 2014

Recordando la razón de la lucha por el socialismo



Bernardo Ancidey
Dentro del mar de noticias relacionadas con el ataque fascista a la Revolución Bolivariana, se colaron dos noticias que nos recuerdan la magnitud del avance de la barbarie en el mundo moderno y la razón de la lucha por el socialismo: la creciente inequidad en la distribución de la riqueza y su carácter insuperable dentro del marco del capitalismo.  La primera,  del  17 de marzo la trae la BBC y señala que en el Reino Unido de acuerdo a un reporte de la ONG Oxfam, la brecha entre ricos y pobres ha aumentado hasta el punto que las cinco familias más adineradas concentran más riqueza que un quinto de toda la población del país, o sea 12 millones de personas. La otra, del 19 de marzo es de la Jornada de México e indica que 10 ricos mexicanos superan los ingresos de toda la población de ese país, unas 120 millones de personas.
Lo pavoroso de esos informes, comunes a casi todos los países del mundo, es la tendencia al crecimiento de la desigualdad entre unos cuantos inmensamente ricos y la abrumadora mayoría de los seres humanos. Entre estos últimos se incluye esa triste “clase media” infatuada, que vive atemorizada por el socialismo, pero que se tapa los ojos ante la segura inminencia de otra de las tantas crisis sistémicas del capitalismo que la arrimará, como ocurre hoy día en Europa, hacia los sectores más pobres.
La lógica de acumulación del capital conduce inexorablemente a quien se lo apropia a tener   cantidades cada vez mayores, mientras que el que vive de un salario, sin importar cuan alto pueda ser, vive en un equilibrio precario y oscilante, de acuerdo a los vaivenes de la economía. En términos de las ciencias de la complejidad, se dice que la distribución de la riqueza o de los ingresos entre las personas o familias, responden a una ley de potencia. Otro término muy empleado es el del principio “los ricos se hacen más ricos”, también llamado efecto Mateo por alusión a la frase bíblica “al que más tiene más se le dará, y al que menos tiene, se le quitará para dárselo al que más tiene”.
El descubrimiento de las regularidades anteriores, fue hecho originalmente por el economista italiano Wilfredo Pareto, al analizar la distribución de tierras en Italia en 1906. Hoy día los estudios se han vuelto mucho más refinados, resaltando como elemento común que la desigualdad en los sistemas capitalistas nunca aminora. La inmensa mayoría de la población se encuentra en una especie de equilibrio, sus ingresos, si los tienen, siempre tienden a igualar sus egresos, sin importar si hay bonanza o crisis económica. En cambio, los más ricos siempre ganan, lo único que varía es su tasa de ganancia, unas veces es más pronunciada que otras. Se ha observado que en las llamadas crisis económicas las tasas de ganancias de los más ricos se disparan.
Las acciones gubernamentales situadas dentro del marco del capitalismo no pueden cambiar este patrón de distribución de la riqueza,  tan solo pueden afectar la tasa de acumulación capitalista, es decir la velocidad a la cual el burgués se aprovecha de los trabajadores. Así en México se roba con mayor descaro a los trabajadores que en el Reino Unido. Cambia el monto pero no la cualidad del delito.
Venezuela a diferencia de los casos anteriores, refleja la tendencia humanista y civilizatoria, disminuyendo la brecha entre ricos y pobres cada año, tal como lo señala el Informe del Programa de la Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Habitat), al ubicarnos como el país menos desigual de América Latina y el Caribe. Para 2009 el coeficiente de Gini con el cual se mide el grado de desigualdad social era de 0,41 y para el año 2012 se ubicaba en 0,39. Este logro se ha hecho dentro del marco de construcción del socialismo, con una amplísima participación democrática y respetando los derechos humanos.
El ejemplo que Venezuela le da al mundo, de avanzar hacia una justa distribución de la riqueza por la vía socialista, es sin duda una de las causas que promueven la virulencia del actual ataque en contra de nuestro pueblo. Los capitalistas no pueden permitir que se repita el ejemplo del Chile de la Unidad Popular, de tener una nación que avance al socialismo dentro de un marco de amplísimas garantías democráticas. Somos, en su perversa visión del mundo, un mal ejemplo.

El Estado Socialista y la Capacidad Institucional



Néstor Aponte
La transformación del Estado capitalista en Estado Socialista involucra un cambio en el direccionamiento estratégico y en los método de trabajo que ahora deben estar alineados con los intereses de la clase trabajadora. La acción de este nuevo Estado responde a un plan socialista, cuya prioridad es desarrollar una economía socialista, bajo la dirección de la clase trabajadora, que aborde y resuelta positivamente el tema de pobreza y exclusión de la clase trabajadora en que la mantiene el capitalismo. En particular, bajo la dirección de una vanguardia socialista emprendedora potenciada por cuadros gerenciales socialistas;  donde, se  responda a métodos de trabajo socialistas y a una distribución del plus valor basado en la necesidades diferenciadas de cada trabajador. El Estado socialista reivindica y reconoce los intereses de la clase trabajadora como centro y razón de ser del propio Estado y la sociedad. La democracia plena de los trabajadores dentro y fuera de la empresa; así como, dentro y fuera del Estado son prioridad en su accionar. Prioridad esta que, por otra parte, incluye y requiere de la existencia del bienestar material y social de todos los trabajadores: libre ahora sí de toda discriminación, racismo o exclusión. Por ello, un Estado socialista sin capacidad institucional para implementar un plan socialista se encuentra condenado al fracaso en su labor de construcción del socialismo.
En otro orden de ideas, la administración pública socialista la conforman Funcionarios (trabajadores) Públicos de gobierno, de dirección, de gerencia, de supervisión y técnicos cuya cultura debe reproducir y promover los intereses de la clase trabajadora. Tarea que se logra bajo métodos de trabajo y direccionamiento socialistas. Todo Funcionario socialista debe tener como objetivo lograr la mayor suma de felicidad económica, política, social y cultural para el pueblo: para su propia clase trabajadora.
De aquí que un Estado que pretenda construir el socialismo tiene entre sus tareas fundamentales aumentar la capacidad institucional del Estado a fin de cumplir con su oferta de bienes y servicios a la clase trabajadora y al desarrollo de la economía socialista. Sin una Administración Pública que dé respuesta a las necesidades del ciudadano y del pueblo se hace imposible la construcción del socialismo; pues se confundiría socialismo (transformación social) con la deficiente capacidad administrativa del Estado. Sin embargo, por otra parte, no solo se trata de aumentar la eficiencia y eficacia de gestión de los recursos que maneja la administración pública. Se trata que esa eficiencia y eficacia estén orientadas a  implementar un plan socialista que profundice la consciencia y el compromiso socialista de la vanguardia política y económica que dirige el Estado y de la clase trabajadora en general. Esto, a fin de cerrar las puertas a un nuevo engaño burgués, al mejor estilo de los gobiernos socialdemócratas o socialcristianos.
La construcción de una poderosa y eficiente Administración Pública que profundice y de respuestas a las necesidades políticas, económicas, sociales y culturales de la clase trabajadora constituye una de las bases para construir el Comunismo. Otro de los elementos para la construcción del Comunismo es el desarrollo de una eficiente economía socialista que financie y de viabilidad a la propia administración pública. Y, el tercer elemento en esa construcción del Comunismo lo constituye  el desarrollo de una sólida consciencia de clase que le permita a cada trabajador encontrar la libertad política, económica, social y cultural mediante una Administración Pública eficaz a los fines de los intereses de su propia clase.
Sin embargo, en esta etapa de desarrollo del socialismo el imperialismo acentúa lo que ya de por sí son las debilidades de la Administración Pública burguesa. Porque, inclusive fueron esas debilidades del Estado burgués y su Administración Pública la que provocaron los problemas de gobernabilidad entre las distintas clases sociales que permitieron y dieron paso a una propuesta socialista. Sin embargo, esas mismas debilidades en la Administración Pública son las que ahora limitan los avances en la construcción del socialismo. Sus ineficiencias e ineficacias no solo minan la gobernabilidad de los líderes que dirigen la construcción del socialismo; sino que no permite desarrollar un plan socialista que permita el nacimiento y crecimiento de una economía socialista fuerte que le de viabilidad a la transformación social. La falta de respuestas oportunas por parte de la Administración Pública restan fuerza a la gobernabilidad del Estado socialista, tanto, en el proceso de construcción del socialismo; así como, en los esfuerzos para contrarrestar y derrotar la ofensiva imperial. Son esas carencias las que, por otra parte, minan y debilitan la consciencia de los elementos progresista de la clase trabajadora y campesina cuando son acorralados por la falta de respuestas del Estado en el suministro de bienes y servicios. Nuestra tarea es construir gobernabilidad para el socialismo y eso pasa por mejorar la capacidad de respuesta de la Administración Pública: mediante mayor direccionamiento colectivo y mejores métodos de trabajo socialistas. En ese sentido, cada Funcionario debe revisar si está haciendo su mejor esfuerzo para el país y si sus métodos de trabajo son los mejores para aumentar la capacidad de respuesta del Estado socialista frente a las necesidades del pueblo: frente a las necesidades del socialismo. Viviremos y venceremos, que viva el socialismo, Carajo.

martes, 18 de marzo de 2014

Nazis en Ucrania y Venezuela

Omar Gómez
En Venezuela hemos podido observar, en el marco de la violencia guarimbera, que existe aquí un plan gringo que tiene notables coincidencias con las acciones llevadas a cabo en otros países. Pero más allá de dicho plan, similar al ucraniano, libio y sirio, existe la intención de desarrollar e implantar un conjunto de valores propios del nazismo.

Si examinamos la situación de Ucrania, podemos ver innumerables ejemplos de participación neonazi en las protestas, en las consignas usadas, en los financiamientos recibidos y hasta en la injerencia permitida. El líder opositor Vitali Klichkó, por ejemplo, tiene el apoyo del Partido Popular Europeo y recibe ayudas y financiamientos, mientras que permitía que un senador norteamericano como  John McCain paseara por las calles de Kiev llamando a la resistencia y a derrocar, como en efecto sucedió, al Gobierno.

En Venezuela uno de los líderes fundamentales de la oposición, el derechista Leopoldo López, militó en el pasado en una organización de corte nazi llamada “Tradición, Familia y Propiedad”. Otro líder, Capriles Radonski no se queda atrás en su pasado nazi. El joven Lorent Saleh, antes militante de JAVÚ y ahora dirigente de la ONG “Operación Libertad”, ha sido descubierto participando estrechamente con los movimientos neonazis “Alianza Nacionalista por la Libertad” y con el llamado “Tercera Fuerza”, ambos peligrosos grupos colombianos.

En ambos casos podemos descubrir cómo ideas fundamentales del nazismo han tenido expresión en las protestas desarrolladas en ambos países.  

Los dirigentes de estas protestas proclaman un rechazo al Estado legalmente constituido, recurren a la discriminación racial y social, son exageradamente xenofóbicos y con un profundo desprecio por la legalidad y el respeto a las decisiones emanadas de actos democráticos.  Por otro lado, el uso del terrorismo tal como se ha visto en la guarimbas, es para ellos un instrumento de lucha válido con el que pretenden imponer sus ideas, siempre por la fuerza y esparciendo el miedo. Allí están inmersas las ideas nazis que superan al fascismo por cuanto han llegado a proclamar una supremacía racial y social en un país profundamente mestizo.

No importa que en las elecciones celebradas el domingo 16 de marzo pasado, los crimeos hayan aprobado con casi el 97% de los votos la separación de Ucrania y el camino para regresar a Rusia. No importa que el Chavismo haya ganado 18 de 19 elecciones en los 15 años de Revolución (aunque tal vez hayan sido 19 de 19). Para los nazis, no importa el respeto a las mayorías, sino únicamente el respeto a sus propias ideas.

El uso de símbolos como la bandera al revés, la palabra S.O.S. o las esvásticas disfrazadas   sirven para esconder la ausencia de discusión y de profundidad ideológica. Todo el discurso se basa en “Chávez vete ya”, ahora sustituido por Maduro. Otra característica del nazismo, presente tanto en estos grupos de Ucrania como Venezuela es el desprecio por la Historia. Vemos cómo en Ucrania grupos violentos se dedicaron a destruir estatuas de Lenín, igual que hicieron aquí con estatuas y símbolos de nuestros héroes.

Para completar, estos nazis ocultan sus caras profundizando los sentimientos de odio y de miedo, los dos principales con los cuales trabajó el nazismo. El Goebbels de Venezuela y de Ucrania ya dejó de ser un ministro de información para tomar su puesto las llamadas “redes sociales”. Twitter, Zello y Facebook se han constituido en los  nuevos Goebbels quienes al pie de la letra siguen la práctica de repetir cien veces una mentira, o miles de veces, para crear una situación virtual en estos países.

Es importante que todos podamos identificar estos paralelismos sobre la presencia nazi tanto en Venezuela como en Ucrania. No sólo debemos derrotar las guarimbas y la violencia en la calle. Debemos denunciar cómo el Imperio ataca con un libreto preestablecido. La batalla definitiva es por excluir el racismo, la exclusión social, la xenofobia y el desprecio por los más pobres y necesitados. La batalla definitiva es por el Socialismo.

@omarfgomez

viernes, 14 de marzo de 2014

Red contra red

 Bernardo Ancidey
Los fascistas cortan vías de comunicación, levantan barricadas, quitan alcantarillas, destruyen el transporte público, atacan gandolas de Mercal y de combustible de PDVSA, saquean mercados, queman oficinas de servicios públicos, vehículos de Corpoelec, estaciones de Cantv y cierran estaciones del metro.
A través de los días se hace visible lo que a primera vista eran ataques sin sentido, el patrón de la agresión se enfoca en destruir los enlaces que permiten la existencia de la ciudad. Buscan el aislamiento de las comunidades, tanto por la vía de los hechos como del terror, obligando a que la gente se encierre en sus casas para que ellos, como típicos fascistas, dominen la calle. Sus ataques son realizados por grupos de choque bien entrenados y financiados, cuyo objetivo es lograr a través de violentísimas acciones quirúrgicas, la desesperación originada por las privaciones, promover la agitación y finalmente, lanzar una acción conjunta de masas pequeño burguesas y lumpen, al estilo de la plaza Maidan en Ucrania, que derroque al Gobierno. En término complejos, sus acciones aisladas, aspiran a lograr enlazarse y generar un fenómeno de percolación, es decir unificar los focos a nivel nacional en especial en la llamada medialuna (Los Andes y el Zulia), y lograr con ello la base para el cambio de fase que imponga de nuevo a la burguesía al frente del país.
Sin embargo, ellos también son una red, y como toda red, existe porque hay una fuente que los alimenta, tanto moral como materialmente. En el primer grupo está el apoyo político del Imperio y su red mediática mundial, y en el segundo el financiamiento a través de las “ayudas” tipo USAID, International Republican Institute y NED, más la negligencia calculada de alcaldes opositores y sus policías. Se podrían sumar otras fuentes, pero para la acción vandálica, las anteriores son las cruciales.
Frenar la red fascista implica secar sus fuentes materiales. Para ello es esencial “cortar los suministros”, eliminando su apoyo logístico y financiero, dado que esencialmente son actos realizados por mercenarios, junto a delincuencia común y a unos pocos amigos de la violencia irracional.
La principal debilidad de la red fascista, es su carácter artificial, ella se mantiene por recursos externos, de modo que es allí donde debe concentrarse la acción revolucionaria, realizando labores de inteligencia que permitan rastrear el origen de los fondos que la sustenta y cortarlos. Es necesario intervenir las policías municipales cómplices, investigar de dónde provienen los recursos, como los hacen llegar a los mercenarios, qué empresas, autoridades universitarias y entidades financieras están involucradas, quiénes les dan cobijo y entrenamiento, quiénes sirven de intermediarios o de aguantadores, de donde provienen las armas, las motos, las máscaras antigás y toda el abanico de recursos utilizados hasta ahora.
Paralelamente, desarrollar métodos alternativos para recuperar y fortalecer los enlaces que mantienen viva a la ciudad, fortaleciendo el resguardo de los servicios básicos con destacamentos cívico-militares, abriendo rutas alternativas al transporte, estableciendo puntos de control permanente por parte de los vecinos, movilizándose en convoyes para el traslado de insumos y alimentos y cerrando la frontera con Colombia de ser necesario. Todo ello sin dejar de lado la movilización y denuncia de la agresión en el plano internacional y mediático.
Con inteligencia social coordinada con la realizada por los órganos oficiales, se podrá contar con la información que soporte la toma de decisiones que reforzarán el proceso bolivariano, procediendo de inmediato a la apropiación social de todos los medios que actualmente los burgueses utilizan en contra del pueblo venezolano.
La destrucción de los vasos comunicantes entre el imperio y el vándalo se lograría en muy poco tiempo, sin necesidad de apostar todo a la acción policial y dejaría como saldo otro avance cualitativo hacia la construcción del socialismo.

Diferentes Fases de una guerra de Liberación Nacional



Néstor Aponte
La lucha de clase en la fase imperial se libra directamente entre las clases trabajadoras nacionales y el Estado imperial, en nuestro caso entre la clase trabajadora venezolana y el imperio norteamericano. Estamos pues frente a una guerra de liberación nacional de la clase trabajadora, que se libra en fases, y en donde el Estado imperial norteamericano desarrolla acciones envolventes que van desde la guerra de debilitamiento económico; pasando por el ablandamiento psicológico de nuestras mentes, a través de la acción de las redes sociales, los  medios de comunicación y el ejercicio de la violencia. Pero, donde también procura el desgaste de la capacidad de gobernabilidad política de los líderes del Estado y de la clase trabajadora, realizando acciones para anular y dividir la unión cívico- militar; así como, pretendiendo el aislamiento internacional con pueblos hermanos con los que compartimos la misma ofensiva imperial. Todas estas acciones están dirigidas a minar la moral de la clase trabajadora: a crear la duda y la desconfianza entre ella, que haga posible nuestra sumisión frente a la dominación imperial.
En ese orden de ideas, se entiende perfectamente porque el Estado imperial con la ayuda de la burguesía nacional acentúa las contradicciones de nuestra estructura económica y en general tensa la cuerda de una cultura de dependencia diseñada y cultivada, largamente, para paralizar nuestra capacidad creativa y productiva, en particular de la clase trabajadora. La dependencia de lo importado pesa sobre las mentes y estómagos de nuestros pueblos. Y sobre esto la posibilidad de ser presa fácil de la deuda externa y del sistema financiero imperial cuya única política es cambiar deuda por soberanía de los pueblos.
A lo dicho se agregan las acciones imperiales para desarrollar y agudizar las contradicciones existentes en la clase trabajadora. En particular, las acciones para dividir a la denominada pequeña burguesía intelectual que dirige y gerencia el aparato Estatal y empresarial; sacando a flote los elementos reaccionarios que le hacen negar su condición de clase, y así, añorar las condiciones de vida y el trato social (discriminatorio y racista) que idealizan en la burguesía. De allí el esfuerzo imperial por minar y anular la capacidad reflexiva de la clase trabajadora (con énfasis, en la pequeña burguesía intelectual) con mentiras, con el culto a la muerte y la violencia, con racismo y discriminación, con la delincuencia y la droga: en fin, con terror. Su objetivo: visibilizar, acentuar y aglutinar los elementos reaccionarios de la clase trabajadora que permitirán dividirla y enfrentarla contra su propia clase social, sirviendo así, de soldados sumisos a sus servicios imperiales. De allí el uso masivo e intensivo de las redes sociales y de los medios comunicación como instrumentos para anular la capacidad reflexiva de los sectores reaccionarios de la clase trabajadora; más allá de organizar por esta vía la lucha contra su propia clase. Pero, también sembrando, a través de estos instrumentos comunicacionales, la duda y la desconfianza dentro de los sectores progresistas y de aquellos otros sectores oportunistas o poco convencidos, que los lleven a paralizarse de miedo.
Estos dos elementos de ataque imperial (económico y psicológico) dirigidos contra la clase trabajadora van destinados a minar la gobernabilidad de la dirigencia política que controla el Estado, y que se opone a la dominación imperial: esto es, que se opone a la pérdida de nuestra soberanía política, económica, militar y territorial frente a la dominación imperial. De aquí, que resulte más difícil sino imposible a la dirigencia política manejar y conciliar los intereses de clase entre la burguesía pro imperial, la clase trabajadora, los señores terratenientes y el campesinado, para mantener la gobernabilidad del país frente al ataque imperial. Una gobernabilidad que exige una capacidad de respuesta de la administración pública con los que dichos líderes no cuenta y que por añadidura también es saboteada. En ese contexto, el esfuerzo imperial por romper la unión cívico– militar va dirigido a quebrar la seguridad interna necesaria que permite la gobernabilidad política y con ello debilitar la sostenibilidad del gobierno e inclusive del Estado mismo (creando, así, las condiciones de para un Estado fallido, fácil presa de una anexión).
En ese concierto de escenarios la lucha internacional constituye un elemento de capital importancia que no solo presenta al resto de la clase trabajadora del mundo una realidad construida y falsa que anula su consciencia y capacidad de acción; sino, que da la impresión a lo otros imperios del “cumplimiento” de ciertas reglas de juego de dominación.
Frente a este escenario, cómo podemos fortalecer la moral de nuestra clase trabajadora y con ello, cómo derrotar la pretensión anexionista del Estado imperial norteamericano? En primer lugar, desarrollando dentro de la pequeña burguesía intelectual progresista las condiciones culturales y económicas del nuevo emprender socialista que lidere la creación de condiciones de producción y crecimiento económico que cubra las necesidades internas del país. Pero, también desarrollando una gerencia socialista que permita darle sostenibilidad. Y para ello, definitivamente se debe crear un liderazgo nacional que concentrado en el plano económico desarrolle las condiciones de gobernabilidad para que esos emprendedores y esa gerencia socialista desarrollen habilidades en la conformación de unidades productivas socialistas que se conviertan en receptoras del ingreso petrolero y en transformadoras y creadoras de riquezas: de plus valor. Una riqueza que reduzcan a su mínima expresión nuestra dependencia por lo importado y potencien económica y culturalmente el hecho en Venezuela.
Por otra parte, esta lucha por una economía socialista que genere gobernabilidad a lo interno del país debe expresarse internacionalmente con la integración económica y política de la clase trabajadoras latinoamericanas. Una integración que se produzca sobre la base de intercambios de economías socialistas. No se trata ni se puede desarrollar economía socialista en un solo país; para ello hay que profundizar el emprendimiento y la gerencia socialista en la región. No se trata de solidaridad entre pueblos latinoamericanos al estilo socialdemócrata (burgués), esta fase imperial está poniendo a la clase trabajadora del sub continente en condiciones de integrar esfuerzos para desarrollar a la pequeña burguesía progresista (socialista) para que de vida económicamente al socialismo en la región. Debemos alzarnos sobre los pies de nuestra identidad para caminar con una moral revolucionaria y socialista, alta y sólida, el camino de una nueva humanidad; esto, a fin de derrotar la vileza, las trampas, la violencia, la mentira, el racismo, la discriminación y la anexión imperial. Viviremos y venceremos, que viva el socialismo, Carajo

lunes, 10 de marzo de 2014

Invisibilizando la Verdad

Omar Gómez
Las primeras planas de los diarios nacionales y regionales develan la conspiración y los ataques a los que es sometido constantemente el Gobierno Revolucionario. Salvo las excepciones que se encuentran en los pocos diarios que están a favor de la Revolución (Correo del Orinoco, Vea y Ciudad CCS) todas las portadas se dividen en dos grandes bloques: las noticias necrófílicas y derivadas de las páginas rojas que han sido trasladadas a las portadas de los diarios y por otro lado las dedicadas a mostrar la violencia y cómo la represión del régimen ha perseguido a la “pacífica oposición”. A esto debemos sumar las cifras que cita el periodista Earle Herrera, cuando señala que los 82 periódicos más grandes de América Latina se han complotado para publicar una página diaria contra Venezuela. No queda duda entonces del papel de los medios de comunicación en la conspiración nacional e internacional contra Venezuela, un papel asignado por el Imperio.

El pasado jueves 6 de marzo, como tradicionalmente se hace todos los jueves, se entregaron viviendas en todo el país. Pero esto no fue reseñado en los medios nacionales y menos  los internacionales. Todos los jueves se realizan entregas de  viviendas totalmente amobladas, con varias habitaciones y en urbanismos que poseen unidades productivas, educativas, con los servicios básicos y el transporte, pensando siempre de manera integral en el hábitat. ¡Qué diferencia con las pocas barracas entregadas por el Puntofijismo, las cuales no tenían todos los servicios, nunca estaban amobladas y en muchos casos no llegaban a los 40 metros cuadrados! Desde abril del 2011, La Misión Vivienda Venezuela ha entregado casi 600.000 viviendas. Estas son cifras invisibilizadas por los medios.

Pero este lunes 10 de marzo ocurrió un evento importantísimo en Venezuela y casi único en Latinoamérica. El  Presidente entregaba 1.492 millones de Bolívares (unos doscientos millones de dólares) para la Misión Barrio Adentro. Recordemos que esta Misión fue creada en el 2003, como respuesta a la urgencia de salud y de atención primaria en los cerros y en los barrios, allá en donde nuestros elitescos médicos no se atrevían a llegar y en donde se instalaron médicos cubanos como parte del convenio Cuba-Venezuela. Aunque insistentemente la Derecha señala que regalamos el petróleo, realmente ocultan cómo miles y miles de médicos cubanos hacen vida en nuestros barrios, entregados a nuestro pueblo, salvando vidas y dando atención primaria y preventiva en nuestras comunidades. Todo esto en contraprestación a la entrega de petróleo.

Pero siguiendo con el acto del Presidente, el evento que ocurrió y que no tiene precedentes en la mayoría de los países del continente fue la graduación de 2.585 médicos. Por supuesto, es una noticia que pasa desapercibida porque no contiene sangre, muertos ni destrozos. Para la prensa necrofílica y conspiradora, estos nuevos médicos no representan ningún tipo de noticia. Si revisamos los diarios deportivos, también comprometidos con la conspiración observamos con estupor y sorpresa el silencio tan grande sobre un hecho tan significativo como el ir de segundo en el medallero de los X Juegos Suramericanos superados sólo por el gigante de Brasil. Nuestros logros deportivos tampoco son  noticia.

Por eso, mientras los medios al servicio del Imperialismo siguen envenenando a quienes han servido de carne de cañón para la conspiración y el golpe de estado, la Revolución por su parte no ha cesado en su empeño de lograr la máxima felicidad para nuestro pueblo.

@omarfgomez

sábado, 8 de marzo de 2014

Cómo derrotar la mente terrorista del Estado norteamericano



Néstor Aponte
Lo primero que hay que ubicar en el desarrollo de una lucha es quién es el verdadero enemigo, en segundo lugar cuáles son los intereses que lo mueven y en tercer lugar cuál es la lógica de su mente. Y ello porque la guerra se libra en la mente del enemigo y para ello hay que conocerlo. Pero, como también se libra en nuestra mente, entonces debemos conocer nuestra propia mente para vencer en mil batallas.
En el desarrollo de la lucha de clase venezolana y latinoamericana el gran y verdadero enemigo ha sido el imperialismo norteamericano y en segundo lugar las burguesías traidoras y acomodaticias de nuestros sub continente. Ahora en esta fase avanzada del imperialismo norteamericano sus intereses no se limitan al robo de nuestras riquezas o a un control distante de nuestra política. En esta fase se trata de convertir a todo un continente en su mercado interno, en sus medios de producción y en su fuerza labor. De aquí que sea más evidente su estrategia de convertir a todo el continente americano en un único país con ellos a la cabeza del poder político, económico, social, militar y comunicacional. No se trata ya de colonialismo o neo colonialismo, se trata de simple anexión de 35 países enteros a los estados unidos de norteamérica: de añadir 35 estrellas a la bandera norteamericana. Y para este imperio existe una única lógica, que les ha dado excelentes resultados de su fundación: el terror. Un terror que se expresa en la violencia directa (militar, mercenaria y/o delincuencial), en el terror y la mentira mediática que adormece, desvirtúa la realidad y neutraliza la mente, en la droga real o virtual que elimina toda capacidad para pensar; así como, en el terror financiero y diplomático que aísla y debilita a los Estado Nacionales. El terror es su lógica mental. Pero, si eso es así, entonces, cómo derrotar una mente terrorista. Cómo derrotar la mente de un enemigo que cree ferviente y religiosamente en que el fin justifica los medios y que ellos están llamados a gobernar como lobos sobre el rebaño de ovejas que les sirven de alimento.
La mente del terrorista no tolera la paz, la verdad, el pensamiento propio, la identidad nacional, la unidad y el desarrollo endógeno. La mentira y la violencia son sus formas más arteras de caza para debilitar, aislar, traicionar, discriminar, dividir, anular, atemorizar y eliminar la mente de su enemigo. Sin embargo, lo más difícil de conocer  de este mago de Oz sea, quién es? Se oculta bajo el ropa de un Estado imperial de mil cabezas y diez mil tentáculos e inclusive se oculta en una madeja de relaciones financieras. Pero, se trata de un pequeño y vulnerable grupo de personas y corporaciones que acumulan el capital del mundo. Que desde hace ya mucho tiempo perdieron toda noción de la fantasía del dinero y se siente profundamente amenazado por el entorno de otros imperios. De miedo tienen lleno su espíritu y el terror es su manifestación.
El imperio terrorista trabaja sobre nuestros miedos, exacerbándolos a límites desconocidos; para así ocultar sus propios miedos. Desaparecer las relaciones de dominación que auto generó el mago oz, en forma de capitalismo imperialista constituye la derrota verdadera de su mente. Eliminar el miedo y la duda de nuestras mentes, con base en la unidad de la diversidad, para la construcción del socialismo y la integración de los pueblos latinoamericanos constituye la forma en que podemos derrotar la mente temerosa y tenebrosa de nuestros enemigos imperialistas. Es la unidad y la alianza de una economía socialista para Latinoamérica la que derrotará la mente imperial. Pero, para conseguirlo, debemos conocer que nuestras clase trabajadora todavía está muy dividida e inconsciente; todavía no se siente parte fundamental de su auto transformación. Su pequeña burguesía se bate entre revoluciones socialistas de carácter discursiva y política, que no van más allá de una mejor distribución del ingreso del Estado en la clase trabajadora, y la contrarrevolución reaccionaria y virulenta, pero dócil, al servicio del imperialismo norteamericano.
La lucha imperial contra la clase trabajadora venezolana y latinoamericana se desarrolla en dos niveles: una internacional en un plano económico, mediático-comunicacional y diplomático dominado en buena parte por el imperio norteamericano; ahora enfrentada a una red de apoyos económicos, políticos y nacionalistas latinoamericanos circunscritos al CELAC y UNASUR, que quieren debilitar. Y en un plano nacional con una ataque mediático, foquista, delincuencial y mercenario- paramilitar; que debemos contrarrestar con una coherente campaña comunicacional que anule la guerra sicológica, movimientos de masa acompañados de respuestas focalizadas, una acción policial contundente contra los delincuentes, que se cuela en las acciones foquistas, y un ataque militar contundente y preciso a sus fuerzas extranjeras mercenarias y paramilitares asentada en el país. Confundir con ciudadanos a delincuentes y mercenarios es un grave error. Finalmente, a la mente del imperialismo capitalista (al mago de Oz) se le derrota con el desarrollo de una economía socialista para Venezuela y Latinoamérica. Viviremos y Venceremos, que viva el Socialismo, Carajo.