Bernardo Ancidey
Lo que hasta ahora parecía una fantasía política, parece volverse
realidad. Las ideas promovidas por el Comandante Chávez comienzan a
infiltrarse en las sociedades inglesa y estadounidense, y tal parece que
recogen el sentir y las aspiraciones de millones de ciudadanos de estas
dos naciones. Cada día que pasa y más y más blancos anglosajones de
EEUU y el Reino Unido declaran su defensa por la no injerencia en los
asuntos externos de otros países, el que sus Gobiernos no sigan actuando
como policías del mundo, levantan las banderas por un sistema
universitario inclusivo, sanidad pública universal para que el acceso
sea igualitario y de calidad, el enfrentamiento a las multinacionales,
la lucha contra el cambio climático con el fin de proteger al planeta,
la protección a los derechos de la mujer, los inmigrantes, los
afrodescendientes, las comunidades sexo diversas, la lucha contra la
desigualdad económica y la democratización de sus sociedades
secuestradas por las oligarquías financieras de Wall Street en Nueva
York y La City en Londres. Y lo que es más sorprendente aún, un
creciente interés de los jóvenes de dichos países por una palabra que
parecía haber desaparecido de su mundo: socialismo.
Dos hombres lideran estos procesos, en EEUU, Bernard Sanders, candidato
demócrata a la Presidencia y en el Reino Unido, Jeremy Bernard Corbyn,
líder del Partido Laborista. Ambos comulgan con ideas de la
socialdemocracia de izquierda y si bien esto tal vez no parezca la gran
cosa, tratándose de las sociedades inglesas y estadounidense, esto es un
paso realmente significativo, mucho más allá de las esperanzas que en
su momento se tuvo con Obama.
Es así porque la trayectoria de ambos como activistas y parlamentarios
los coloca siempre "en el lado correcto de la historia" como le gusta
decir a los políticos gringos. A diferencia de Obama que se presentó
como liberal cuando en realidad siempre apoyó las políticas guerreristas
de los Bush, estos dos sujetos que se declaran socialistas, vienen de
una militancia activa en contra de las guerras imperiales en Irak y
Afganistán y de los planes de austeridad anti clase obrera de sus
países; y se han manifestado a favor de las renacionalizaciones de
empresas públicas y por la derogación de las medidas tributarias que
benefician a los más ricos.
El cómo ambos han podido llegar tan lejos, se debe a las rendijas
democráticas que todavía existen en estas sociedades gobernadas por el
puño de hierro del bipartidismo burgués, lo cual permitió que en las
elecciones internas del Partido Laborista participaran los simpatizantes
y en el caso de EEUU el microfinanciamiento de un millón de personas a
la candidatura demócrata de Bernard Sanders.
Al igual que Chávez en sus inicios, el crecimiento se produce a partir
de los millones de descontentos de estos países que históricamente no
votan por no sentirse representados por los asépticos candidatos del
"establishment" inglés o estadounidense. Y son, al igual que en su
momento lo fueron Podemos y Syriza (hoy lamentablemente traidores a sí
mismo), expresiones políticas del descontento anti-capitalista en el
propio seno de las metrópolis.
Para los venezolanos, ahogados en nuestras dificultades internas, es
esencial no perder de vista la visión estratégica de que nuestro
enemigo, el capitalismo, es mundial y por tanto así mismo debe ser la
confrontación. Ellos están fuertemente organizados en poderosísimas
alianzas políticas (internacionales amarillas, el Club Bilderberg o la
UE), económicas (FMI, Banco Mundial, BCE y TTIP) y militares (OTAN).
Frente a ellos el internacionalismo, con las honrosísimas excepciones de
las iniciativas del Comandante Chávez, luce débil y desorganizado.
Es evidente que no será posible una victoria decisiva sobre el
capitalismo, sino hermanamos nuestras luchas con las luchas que europeos
y estadounidenses realizan por una mayor justicia en el mundo. De modo
que es una tarea ineludible desarrollar fuertes lazos con estos
movimientos más allá de los resultados electorales. Algo que fue muy
bien comprendido por el Comandante Chávez en su momento, de allí su
permanente acercamiento con la gente común, cada vez que tuvo
oportunidad de visitar ciudades en esos países.
Es de recordar que la victoria de Vietnam o de Mandela en Sudáfrica,
solo fueron posible llevando la lucha hasta las propias calles de Europa
y de los EEUU, cuando millones de personas de estos países se
movilizaron en contra de sus propios gobiernos. Igual tarea tenemos
pendientes los venezolanos y los latinoamericanos, no podremos vencer si
no llevamos nuestras luchas hasta el propio centro del capitalismo
mundial. Y en esa tarea los movimientos liderados por mis tocayos son
nuestros aliados naturales.
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