Omar Gómez
El
sicariato es uno de los instrumentos de los que se vale el paramilitarismo para
infundir terror en la población. El pasado 1ro de octubre, recordamos el vil
asesinato del Camarada y líder de nuestro partido, Robert Serra. Luego del monstruoso
crimen quisieron asesinarlo moralmente, objetivo ruin que no lograron ante la
grandeza de este legítimo hijo de Chávez. Pero entre las razones que
esgrimieron algunos que quisieron ser medianamente objetivos, estaba que la
saña con la que había sido asesinado era propia de la furia que provocan sentimientos
encontrados de celos, odio y decepción. Esto para demostrar que el asesinato no
fue por motivos políticos, cuestión que finalmente se pudo establecer con
claridad: efectivamente fue un asesinato por encargo con motivos políticos. Fue
un acto de sicariato del paramilitarismo.
Para
los revolucionarios, el paramilitarismo es, sin lugar a dudas, sinónimo de
terrorismo. Al igual que los maras centroamericanos o el EI en Siria, utilizan
el terror para tratar de doblegar a sus contrarios. Para esto no se fijan en
escrúpulos ni tienen ningún freno moral o ético. Pero no se trata sólo de
realizar asesinatos masivos, sin importarle que hayan niños o ancianos entre
sus víctimas. Para estos terroristas es fundamental que sus crímenes sean especialmente
violentos, crueles y sangrientos para poder infundir el terror y jugar con el
miedo de aquellos a quienes quieren vencer. El uso de técnicas como "la
corbata", el destripamiento, la mutilación o la decapitación pública demuestra
un nivel de sadismo impensable para quienes en algún momento asumieron desde la
izquierda la lucha violenta como opción.
Jamás
la guerrilla venezolana de los 60, ni los guerrilleros de las FARC, o el ELN, o
los barbudos de Fidel, o los sandinistas o los del Farabundo Martí, o los
combatientes vietnamitas o los soviéticos, en fin, ninguno de los
revolucionarios en el mundo ha usado jamás los métodos crueles y sádicos que
usan los paramilitares. No es que en algún momento no se haya hecho uso de la
violencia: contra el Estado Burgués se ha reivindicado siempre el uso de la
violencia como acto de legítima defensa. Pero darle decenas de puñaladas a un
enemigo, mutilarlo, o sacarle la lengua
por la garganta o el uso de las motosierras es algo que no tiene nombre,
es algo sólo propio del decadente y corrupto sistema capitalista.
Cuando
se dice que el Capitalismo es el verdadero Terrorista, algunos pueden pensar
que se está cayendo en exageraciones. Sin embargo ¿el lanzamiento de dos bombas
nucleares lanzadas contra poblaciones civiles japonesas, en medio de una guerra
en la que los japoneses estaban prácticamente derrotados, no es un inmenso acto
de terrorismo? ¿No es terrorismo el casi un millón de asesinados en 1994 en Ruanda,
en donde luchas intestinas promovidas por el Imperialismo desembocaron en el
casi exterminio de la población tutsi, con la anuencia de Bélgica y de los
EEUU? ¿Acaso no es terrorismo los miles
de inmigrantes que mueren en las costas de Europa, por huir de las masacres y destrucciones
que los mismos europeos y estadounidenses han provocado en sus territorios?
El
capitalismo es el gran terrorista, y sus hijos son el paramilitarismo y el
sicariato. Un hijo digno del capitalismo es, por ejemplo, el Sr. Álvaro Uribe
Vélez, lacayo sumiso del Imperialismo, maestro de la motosierra, padre del
sicariato, organizador del paramilitarismo y creador de los más horrendos
crímenes para usar como propaganda negra. Recordamos a este Sr. por ser el
autor intelectual del asesinato de Robert Serra. Por cierto que Uribe Vélez es
también el asesor, el héroe y la esperanza de nuestra derecha maltrecha.
Cuando
la Revolución lucha contra el terrorismo, lo hace en nombre de los pueblos de
Venezuela y el Mundo, y lo hace contra el paramilitarismo, contra Uribe Vélez,
contra el sicariato y por la memoria de nuestros héroes caidos.
¡¡ Robert Vive !!
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