martes, 15 de julio de 2014

Iatrogénesis



Bernardo Ancidey
Aunque el concepto proviene del campo de la salud para referirse al daño causado por el tratamiento debido, hoy día se le utiliza para referirse en general a esas acciones que creemos deben realizarse, pero cuyo efecto agrava la situación original cuando hubiese sido mejor no hacer nada y esperar que las cosas evolucionen por sí solas.
Los sistemas complejos no solo tienen la propiedad de recuperarse luego de ser sometidos a cierto grado de estrés, sino que necesitan sufrirlo para fortalecerse a través del desarrollo de sus capacidades adaptativas. La ausencia de estrés causa la degradación del sistema por la vía de ir eliminando sus capacidades exploratorias que son la base para adaptarse a los cambios y puede, finalmente, conducir a una catástrofe. Intervenir sobre un sistema complejo cuando no se debe, causa que al mismo se le atrofien sus posibilidades de recuperarse y de fortalecerse. Sobremedicarse ante la aparición de un malestar impide que el organismo recurra a sus mecanismos de adaptación, haciéndonos a la larga más y más débiles y dependientes de dosis cada vez mayores de químicos, que tarde o temprano terminarán acabando con nosotros.
La nefasta asociación de socialismo con control estatal es sin duda una de las ideas iatrogénicas más perniciosas que nos legó el estalinismo. Algunos incluso piensan que se es más socialista en la medida que se promueve más control e intervencionismo de arriba hacia abajo. En realidad lo que se requiere es comprometerse con los riesgos que implica construir el socialismo de abajo hacia arriba, es decir dejar que comunas y trabajadoras se atrevan a asumir un rol cada vez más protagónico en la dirección de la economía y demás asuntos públicos. Chávez fue particularmente consciente que la garantía de irreversibilidad del proyecto revolucionario venezolano estaba en el Estado Comunal. Este último sería el resultado de la interacción de centenas de miles de comunas, trabajando en beneficio unas de otras, con mecanismos socialistas compensatorios que eviten el acaparamiento capitalista de la plusvalía generada colectivamente.
El continuar con el capitalismo de estado y sus inevitables mecanismos de control y ahogamiento de la iniciativa popular, conduce a una mayor fragilidad y a un abotagamiento de nuestras capacidades adaptativas para enfrentar los ataques y las seducciones del capitalismo.
No somos más socialistas cuando pensamos que el estado está para ejercer un rol sobrepotector a través de medidas cada vez más controladoras, que solo terminan debilitando a las comunas y a los trabajadores. ¿Porque no dejar que el emprendimiento autogestionario pueda a través de ensayo y errores, como todo proceso realmente revolucionario, sentar las bases económicas del socialismo venezolano?
No debemos confundir esta idea con los llamados a liberalizar la economía para que los burgueses continúen su festín, sino de liberar las capacidades e iniciativas del pueblo, dejando de excluirlo de la toma de decisiones y de embobarlo con promesas. Se trata de hablar claro, sin edulcoramientos, como lo hacía el Comandante cada vez que la situación lo ameritaba, para que el propio pueblo, sin iatrogenésis, sufra el estrés que pueda endurecerlo para la lucha y llevarlo finalmente a la victoria y al parto de un mundo nuevo.

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