jueves, 22 de mayo de 2014

La Comuna de París y el Mayo Francés






Omar Gómez
Hace 143 años, en la última semana de mayo, la Derecha, la Reacción, los explotadores de siempre, tomaban el control de París, destruyendo La Comuna y masacrando a más de 30.000 ciudadanos que habían encontrado, por fin, la redención del pueblo a través del autogobierno. Noventa y siete  años después, los trabajadores y los estudiantes unidos tomaban por la vía de los hechos el control de París, para ser luego derrotados, esta vez sin el saldo sangriento de la Comuna, pero dejando una secuela de inmovilización, descrédito, desilusión y desesperación en el seno del pueblo. Sin embargo, y a pesar de esas amargas derrotas, ambos hechos dejaron grandes aprendizajes para el movimiento revolucionario mundial.
 
Las experiencias libertarias de la Comuna de París y del Mayo Francés no han perdido vigencia, por el contrario, en el mundo actual es Venezuela la esperanza más próxima que tiene la Humanidad en la construcción de una sociedad de paz, de igualdad, de libertad y de justicia. Es Venezuela, quien a través del Poder Popular, está más cerca y con la mayor disposición para construir un Estado Comunal que nos acerque al ideal soñado por los comuneros y por los utópicos del mayo francés. Pero ese Estado Comunal también contiene, como sociedad futura el ideal Bolivariano de una sociedad de máxima felicidad social posible. También tenemos que decir que ese ideal, además de Bolivariano, es el ideal Chávez, el Comandante Eterno. 

Ahora bien, recordamos las derrotas de la Comuna de París y del Mayo Francés, a propósito de los peligros que corre la Revolución Bolivariana y que amenazan nuestra supervivencia. En medio de la fiesta de los comuneros en París, la arremetida reaccionaria encontró a un pueblo que no lograba explicar por qué había personas que se podían oponer a una sociedad que trabajaba por la auténtica felicidad social del pueblo. Hoy, los ciudadanos de nuestro país, el pueblo chavista pasa por lo mismo y a veces no entiende la necesidad de estar en alerta permanente ante las preparaciones de golpes de estado. Tantas veces se ha dicho que viene el lobo, que algunos empiezan a creer que no vendrá. Lamentablemente se acerca de manera inexorable.

La aproximación del Lobo la vemos en la decisión de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense que aprobó el pasado 20 de mayo un proyecto de ley que busca sancionar a funcionarios venezolanos acusados de violar derechos humanos. Luego de esto están planteadas las sanciones a todo el país, es decir, se acercará más el Lobo.  Esta decisión del Senado de los EEUU complementa a la que tomó la Comisión de la Cámara de Representantes que aprobó a comienzos de mes un proyecto de ley similar, cuya votación en el pleno de la cámara baja aún no tiene fecha definida.

Hoy, ante el desarrollo de un verdadero Estado que busca en la construcción del Socialismo la suprema felicidad social, los guarimberos y golpistas se han convertido en el “Ejército de Versalles” que implementa las políticas de sus jefes, los que manejan el negocio, los que desean destruir las conquistas del pueblo y quieren conservar su estilo de vida explotador, expoliador y destructor del planeta. El Imperialismo no cesa en su afán de derrocar a la Revolución Bolivariana por lo que va construyendo por distintas vías los mecanismos que logren derrocar al Gobierno venezolano.

El desabastecimiento programado y selectivo, el acaparamiento, la usura, las guarimbas, las sanciones internacionales, los boicot a nuestras iniciativas de integración y las agresiones a nuestros aliados y socios comerciales, además de la vil manipulación mediática tanto nacional como internacional, todo esto debe entenderse como un nivel de agresión que no se va a detener, y que por el contrario, prepara las condiciones para una escalada mayor que permita derrocar o intervenir en nuestro país.

Sigamos las enseñanzas de los Comuneros de París, la inteligencia y la fuerza de los estudiantes y obreros del Mayo Francés, y aprendamos que en la unidad y en la lucha está el secreto para preservar nuestra Revolución.

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