Omar Gómez
Para
resolver la grave crisis originada por quienes quieren derrocar al Gobierno
Revolucionario y entregar nuestra Patria a las fauces del Imperialismo, es
necesario trabajar en varios frentes, pero uno en particular debe ser asumido
con la mayor importancia posible. Es el tema del Diálogo.
En
Venezuela se ha roto el diálogo lo que ha permitido que puedan florecer todo
tipo de sectarismos, desviaciones ideológicas y hasta enfrentamientos que van a
terminar en la violencia. Nuestro Presidente Maduro ha dicho que el diálogo no
tiene alternativa, salvo la violencia y ella está descartada. ¿Cómo podemos
propiciar el diálogo?
El
tema del diálogo tiene que ser bandera de todos los venezolanos, y debe ser
ejercido desde abajo, desde las bases e irlo propagando en todos los sentidos.
No se trata de que vamos a entablar un diálogo escondiendo que de fondo existe
una lucha de clases. El diálogo es entre los trabajadores, los que pertenecemos
a una clase social que tiene que trabajar para conseguir su sustento. La otra
clase social, la que vive de la explotación y del trabajo de otros, no puede
estar en el diálogo. Ellos son el verdadero enemigo. Con ellos solo pueden darse
conversaciones en el marco de los Convenios de Ginebra para la regularización
de las guerras.
Eso
significa que los venezolanos, los trabajadores en general debemos propiciar y
promover el diálogo entre todos. Somos más del 90% de los venezolanos los que vivimos
de nuestro trabajo, pero el enfrentamiento y la falta de diálogo se da, en ese
grupo que a su vez está dividido casi en dos mitades.
Quienes
militamos en el PSUV debemos propiciar y ser capaces de dialogar con quienes están
en otras organizaciones, por ejemplo, tenemos que conversar con aquellos
trabajadores que militan en AD o en Voluntad Popular, y mostrarles por qué
estamos del lado de quien defiende a los trabajadores y no del lado de los que
los explotan. También tenemos que dialogar con quienes no están en ninguna
organización política pero odian al Gobierno, producto de la crisis por la que
atravesamos y engañados por el veneno programado de los medios de comunicación.
Una
de las estrategias para poder dialogar es no generalizar. No podemos decir que
todos los opositores son corruptos, porque todos conocemos gente en la
oposición que es seria y honesta. No podemos decir que ningún opositor quiere a
la Patria porque a todos nos consta el amor que muchos de ellos tienen por el
país. Tenemos que aprender a diferenciar y centrar el debate con mucha
inteligencia y con espíritu de unidad.
Otra
estrategia, derivada del mismo tema de la generalización, tiene que ver con los
estereotipos. Decir que todos los opositores son oligarcas es falso. Conocemos
muchos opositores que viven en condiciones de mucha necesidad. También nos
dicen que todos los chavistas somos marginales, tierrúos o cerrícolas.
Conocemos incluso empresarios o industriales, gente adinerada que apoya
genuinamente a la Revolución.
También
generalizamos en la crítica. Los chavistas somos muy duros criticando pero a veces generalizamos de manera alegre,
dañando al Partido y a la Revolución. Escuchamos a muchos "críticos" decir
reiteradamente que los militantes del PSUV son corruptos, gobierneros,
incapaces y sectarios. ¿Todos somos así? Esas generalizaciones nos hacen mucho
daño y no aportan al diálogo.
Para
terminar, es necesario reivindicar permanentemente el diálogo como mecanismo
para resolver nuestras diferencias. El diálogo implica negociar, reconocer al
otro, ceder y esperar que el otro ceda también, escuchar y acercarse en puntos
comunes para poder avanzar. El diálogo es entre venezolanos, entre trabajadores,
entre quienes sueñan con una Venezuela con libertad, justicia y prosperidad. El
diálogo no es con el Imperio, ni con sus agentes tarifados en el país. El
diálogo es entre el pueblo trabajador y es nuestra alternativa.