Omar Gómez
Siguiendo
con el tema del optimismo y la confianza como características de la izquierda, es
necesario profundizar en el tema del tiempo y la ahistoricidad del Capitalismo.
Vivimos en un sistema en el que es importante desconectarnos tanto de nuestra
historia como de nuestro devenir. Es necesario ocultar que las contradicciones
y luchas de clases que se libran en la actualidad son las mismas de los tiempos
de la Independencia, son las que fueron develadas cuando la Guerra Federal, y
son las mismas de los 60. Pero también tiene nexos con las luchas de los
esclavos y cimarrones que batallaron por la Libertad.
Además
de estar conectadas con esas luchas en el tiempo, también lo están en el espacio.
Eso lo comprendieron Bolívar y San Martín, cuando le dieron a la lucha
independentista un carácter internacional. Mucho antes de que se proclamara el
internacionalismo proletario y que tanto Lenín como Trotzky lo hicieran parte
de sus programas, ya nuestros próceres lo ponían en marcha en Nuestra América.
La
lucha contra la esclavitud, contra el colonialismo, por las tierras y por la
libertad, han estado presente y lo siguen estando en la actualidad. Son el hilo
conductor de lo que llamaba Marx "La Lucha de Clases". Sobre esa
base, y entendiendo la profunda desigualdad a que nos lleva el Capitalismo, es
que nos esforzamos en construir un futuro diferente, sin injusticias ni
desigualdades, con libertad y trabajo para todos. Es lo que llamamos
Socialismo. Es el modelo que soñamos y por el que trabajamos para ir construyéndolo,
a corto, mediano y largo plazo, porque estamos conscientes de que el Socialismo
no es producto de la inmediatez ni se hace de la noche a la mañana. Eso nos
diferencia del Capitalismo, saber que la construcción de esa sociedad sin
clases, igualitaria y libertaria es una tarea a largo plazo, que requiere saber
de dónde venimos y que necesita que planifiquemos, que estudiemos y que
trabajemos.
Por
el contrario, el Capitalismo busca destruir la Historia, el Futuro, la
Confianza y la Esperanza. Un ejemplo sobre cómo concibe el Capitalismo la
Historia lo tenemos en las viejas series de "Los Picapiedra" y "Los
Supersónicos". Allí nos dicen que la Historia desde la antigûedad hasta el
futuro es estática, un cambio a lo largo del tiempo de nombres, accesorios o
vestuarios, pero con las mismas desigualdades e injusticias que parecen
eternas.
Por
eso el Capitalismo se esfuerza en inundarnos de mercancías, modas y necesidades
ficticias que impidan que veamos más allá de ellas. Nos llenan también de muchas
noticias y datos vagos, intrascendentes, reforzando siempre el aquí y el ahora,
promoviendo el aislacionismo, el individualismo, el localismo y a veces hasta el
patrioterismo. Por eso, el asesinato de los 43 estudiantes de Ayotzinapa tiene
el mismo tratamiento noticioso que un concurso de belleza. Pero se dice además
que es un problema de una gente allá en una partecita de México, por lo que no
tiene nada que ver con los asesinatos de campesinos en Colombia o con los
ajusticiamientos de Mapuches en Chile. Tampoco tiene que ver con las
injusticias, con las desigualdades y con la pobreza en el mundo. Pero como
hecho aislado y atemporal, nada tendrá que ver con el Sr. Peña Nieto, quien
luego es protagonista de noticias de farándula que, al ser más actuales,
ocultan la masacre de Ayotzinapa. Así es que funciona el Capitalismo en esas
dos dimensiones, en el localismo y en la ahistoricidad.
Por
eso nuestra tarea como revolucionarios es trabajar por el Legado de nuestro
Comandante Chávez, quien rescató nuestra historia y nuestros genuinos valores
de solidaridad, justicia y libertad. Pero además nos dio la esperanza y la
confianza de trabajar por el Socialismo, con el amor como método y con la
verdad como estrategia.
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