Omar Gómez
En
su locura por salir como sea del Presidente Chávez, la oposición venezolana, siguiendo
instrucciones de sus jefes imperiales, inició en el año 2004 un proceso
revocatorio en el que salieron con las tablas en la cabeza. Nuestro Comandante
Chávez llamó a la Batalla de Santa Inés, logrando transformar el revocatorio en
un proceso de reafirmación y relanzamiento de la Revolución. Los resultados
electorales confirmaron el éxito de la Batalla y le dieron solidez al mandato
del Comandante.
Actualmente
la oposición está trabajando intensamente para un nuevo referéndum revocatorio
en el que ya lograron conseguir las planillas que deben llenar con el 1% de los
votantes para activar el proceso. Con las planillas llenas y verificadas por el
árbitro electoral, deberán recoger luego el 20% de las firmas (alrededor de
cuatro millones) para que se convoque el Revocatorio.
¿Son
las condiciones actuales de la Revolución iguales a las que teníamos en el año
2004? si analizamos el estancamiento que hemos tenido en cuanto a nuevos
electores y lo comparamos con el crecimiento que ha tenido la oposición, y si
tomamos en cuenta la derrota electoral del pasado 6D y la Guerra Económica que
continua, entonces podemos afirmar que no solo estamos en unas condiciones muy
distintas, sino que además, estamos en una franca desventaja.
La
Revolución ha triunfado enormemente en dotar
de condiciones materiales y de calidad a nuestro pueblo, construyendo
viviendas, obras de infraestructura, ampliando la red de transporte público, en
educación, salud, etc. Sin embargo la Revolución no ha logrado avanzar en el campo de la conciencia y
la formación ideológica, no ha tenido éxitos en derrotar el modelo consumista
que el Imperio nos ha impuesto. Por esta razón vemos como el pueblo, incluso
camaradas, se quejan de que no les han activado los dólares, o de las
restricciones para viajar. En las inmensas colas que se hacen vemos también
como muchos de los nuestros caen en la tentación de decir que ellas son por culpa
de Maduro.
Otro
discurso que repiten es que si Chávez estuviera aquí no habría colas. Ese
argumento no tiene sentido, porque recordemos las colas que se dieron durante
el sabotaje petrolero de finales de 2002. En aquel entonces, la gente hacía las
colas pero sabía de quien era la culpa. Hoy eso no está claro para las grandes
mayorías. Esa fue una de las razones por la que perdimos el pasado 6 de
diciembre.
Tal
vez lo que es más grave en este escenario que se está describiendo, es que
pareciera que no hemos tomado conciencia de lo que significaría perder la Presidencia
de la República. Ya no vale el argumento que algunos camaradas dieron el pasado
6D, diciendo que necesitábamos una bofetada para reaccionar. Perder la
Presidencia es perder la Revolución, porque sabemos que la derecha llegaría,
tal como lo demostraron en la Asamblea Nacional, tratando de borrar no sólo la
Revolución, ellos van a tratar de exterminar a los revolucionarios. Perder la
Presidencia es también perder el sueño de transformación mundial en el que
nuestra Revolución se convirtió, sería tener en la mira a Nicaragua, a Bolivia
y a Ecuador, sería perder nuestra influencia en los pueblos que luchan en el
medio oriente, en África e incluso en los EEUU. Para ellos sería perder una
esperanza, sería fallarle a nuestro Comandante y al Padre de la Patria.
Tenemos
una responsabilidad gigante. La Revolución no se puede perder, está en juego el
presente y el futuro de nuestros hijos y el de nuestro planeta. Vamos a
defender, hasta nuestro último aliento, la Revolución Bolivariana, Chavista y Socialista.