Omar Gómez
Desde
que la izquierda se ha organizado para la toma del poder político y para la
construcción del Socialismo, ha tenido infiltrados en sus filas. La izquierda y
en general el Movimiento Revolucionario tiene como característica la
multiplicidad de voces que lo integran. Por ser tan diverso, podemos encontrar
distintos niveles de formación y de experiencia política, podemos encontrar
camaradas confundidos, algunos escépticos, otros optimistas, algunos
pesimistas, incluso encontramos a muchos con pensamientos de derecha, pero que
simpatizan con los objetivos de la Revolución.
Esa
unidad en la diversidad es sumamente delicada, y solo el genio grandioso del
Comandante Chávez logró la unidad de todos los revolucionarios en torno a un
proceso Bolivariano y Socialista. Pero apenas murió el Comandante, afloraron
mezquindades, liderazgos enfrentados, etc, lo que ha dificultado enormemente la
Unidad de los Revolucionarios.
Sin
embargo, también es conocido que una de las tareas fundamentales de la
Revolución es acabar con el Capitalismo y con el Imperialismo, por lo que este
siempre ha reaccionado de manera violenta buscando extinguir las ideas
asesinando a los revolucionarios. Para nadie es un secreto cómo las principales
agencias imperiales como la CIA y el MOSSAD han infiltrado los movimientos
revolucionarios para dividirlos y para asesinar a sus principales figuras. ¿Alguien
está absolutamente convencido de que la muerte del Comandante fue totalmente
natural? Históricamente hemos sido víctimas de asesinatos por parte del Imperio
de turno, y allí está el asesinato de Sucre y de Zamora para testimoniarlo, y
las dudas que mostró el Comandante sobre la muerte de Bolívar.
Pero
muchos camaradas siempre han creído que esos agentes de la CIA y del MOSSAD,
cuando infiltran el movimiento revolucionario van a ser fácilmente
identificables. Creen que ellos van a ser unos catiritos que, con acento
gringo, van a estar en contra de todo y van a usar el lenguaje de la derecha.
La realidad es que no es así, nunca ha sido así. La CIA y el MOSSAD reclutan a
sus agentes de las propias filas de los revolucionarios. Son criollitos,
caribeños, con un discurso de izquierda y supuestamente comprometidos con la
Revolución. Se les distingue porque tienen la especial habilidad para figurar,
para identificar liderazgos, para enfrentar grupos y para dividirlos. Tienen,
inexplicablemente, mucho tiempo libre para operar, siempre saben de todo y
siempre quieren liderizar todo, siendo expertos en todas las áreas del saber
humano. Por ser así, muchos lo identifican con un cuadro logrando aglutinar
gente alrededor para luego dividir.
Nuestra
Revolución ha estado infiltrada por estos personajes. Desde un Miquilena hasta
un escolta como Leamsy Salazar, desde un Simonovis hasta un Herber García
Plaza, todos ellos infiltraron la Revolución. Han penetrado en los cuerpos de
seguridad, en los militares y hasta en un tema tan sensible como el de la
Alimentación. Los infiltrados son astutos, hábiles y guabinosos. Están formados
y financiados para eso. Pero ellos no solo se infiltran en el alto nivel. También
ocurre en el movimiento popular, en los movimientos revolucionarios de base y
en el poder popular.
La
tarea de los revolucionarios es estar alertas ante estos infiltrados. Que lo
digan los revolucionarios de Yumare y Cantaura, a quienes un infiltrado logró
delatarlos con el lamentable resultado conocido por todos. No debemos caer en
una cacería de brujas, ni en alarmismos, pero si estar siempre alertas, trabajando siempre con el pueblo,
porque para rematar, los infiltrados son puro discurso y nada de acción real.
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