jueves, 19 de junio de 2014

Superficiales



Bernardo Ancidey
La tecnología además de incrementar nuestra capacidad de intervenir en el mundo de formas insospechadas, tiene un efecto de alejamiento entre nosotros y esa parte del mundo sobre la que actuamos. Este distanciamiento simultáneamente genera un efecto donde el uso repetido y continuado de los instrumentos, termina convirtiéndonos en instrumento del instrumento. El hacha que usamos para cortar un tronco, solo puede ser utilizada correctamente de cierta manera, su uso repetido desarrolla nuestra habilidad a costa de modificar nuestra anatomía, incluyendo músculos y neuronas, para hacer los cortes cada vez con más eficacia. El hacha en nuestro cerebro se modela como una extensión de nuestro mano y brazo. Esto tiene un costo, ya que nuestra anatomía es cincelada por el uso repetido de la tecnología, limitando nuestras posibilidades motrices e intelectuales dado que se han especializado para realizar una actividad en particular.

Los nuevos medios como Internet, telefonía celular, mensajería electrónica, tv satelital con sus centenas de canales, Google, whatsapp, twittter, facebook, entre otros, a primera vista lucen como instrumentos maravillosos para mantener a las personas en contacto y sobre todo ofrecer conocimiento instantáneo. La realidad según muestran muchos estudios, es que la permanente y ubicua presencia de esta tecnología, solo logra que estemos saltando de una distracción a otra. Esto afecta nuestra capacidad de concentración e impide realizar una lectura profunda sobre cualquier tema o concentrarnos en un tema en particular. Terminamos tan instrumentalizados que remedamos la tecnología que usamos, yendo de un enlace al otro, sin detenernos en ninguno nada más que unos 24 segundos o menos.    

Lo paradójico es que llegamos a creernos que mientras más actuemos de esa manera más conocimientos tendremos y más amplias serán nuestras relaciones. La poca o nula concentración en temas o personas, solo trae como consecuencias conocimientos y relaciones superficiales con los demás. Nuestra febril manía por estar conectado, en realidad solo expresa la búsqueda inútil por vivir eternamente distraídos, atraídos por lo llamativo, la moda o el topic trend, lo inmediato, lo que nos devuelva respuestas al toque de un botón.

Al igual que con el hacha, estas nuevas tecnologías también nos están instrumentalizando, y de la peor manera. Si bien un libro es una tecnología que nos obliga a concentrarnos anulando otras opciones en nuestro cerebro, nos deja como recompensa el incremento de nuestras capacidades cognitivas. En cambio las nuevas tecnologías, con su distracción permanente solo sirven como drogas recreativas, sin las cuales sentimos que ya no podemos vivir. El resultado, cada vez sabemos menos, cada vez estamos menos en contacto con los demás, y vivimos pendiente de lo rutilantemente efímero.

En la guerra contra Venezuela, vemos cuan eficaz ha sido este embrutecimiento tecnológico, cuando muchas personas solo creen en la realidad inmediata de la imagen o del texto de 120 letras y son incapaces de reflexionar un segundo para profundizar acerca de la veracidad del mensaje. El mundo se les ha reducido a una cacofonía de miles de mensajes engañosos, y su cerebro ya modelado, es incapaz de salir de esa telaraña y solo busca seguir siendo alimentado con esta nueva cultura de irracionales flashes mediáticos.

No soy ludita, pero tal parece que si el capitalismo continúa usando las  tecnologías de información y comunicación para engancharnos a través de nuestras adicciones primarias, el mundo a corto plazo solo será una masa despersonalizada, asocial y envilecida por el consumismo.

viernes, 13 de junio de 2014

Irreversibilidad de la Revolución

Omar Gómez
@omarfgomez
Una de las órdenes directas que dejó el Comandante Chávez, fue la necesidad de trabajar para alcanzar el punto de no retorno de la Revolución. ¿Es irreversible nuestra Revolución?

La Revolución ha trabajado para acercar el poder al pueblo. No basta con votar innumerables veces,  el poder es necesario ejercerlo y tenemos que reconocer que cada día el Poder Popular se acerca a lo que sería un verdadero Autogobierno. Las impresionantes cifras sobre los Consejos Comunales y Comunas en Construcción son una primera demostración de que estamos trabajando en la dirección correcta. Son alrededor de 50.000 Consejos Comunales registrados, los cuales deben tener los voceros de la Unidad Ejecutiva (mínimo 12) luego los voceros de la Unidad Administrativa y Financiera y por último la Unidad de Contraloría. Colocando la Comisión Electoral Permanente, y contando no solo a voceros principales sino también a los suplentes, podemos decir que cada Consejo lo componen alrededor de 54 personas como mínimo.  Multiplicando tenemos que alrededor de dos millones y medio de habitantes están organizados en Consejos comunales. A esto incluyámosle las más de 1.000 Comunas en construcción, las decenas de miles de Consejos de Trabajadores, Comités de tierra, de contraloría,  mesas técnicas de agua, energía,  el más de un millar de medios alternativos y comunitarios, las iniciativas de Pueblo Legislador, las milicias populares  y ahora los nuevos Consejos Educativos. Con esto estaríamos alcanzado cifras asombrosas de participación en donde un pueblo consciente trabaja para construir su futuro. 

¿Con esto podemos garantizar la irreversibilidad de la Revolución? Estamos en un momento en que el pueblo está sediento de participación y de protagonismo, sin embargo, en el tema de la construcción del Socialismo, es necesario profundizar en la centralización y la planificación de toda nuestra economía. Con esto elevaríamos los niveles de producción, con un eficiente Centro de Balance determinaríamos los flujos de intercambio y complementariedad y con la inteligencia social podríamos enfrentar y derrotar  el desabastecimiento selectivo y programado.

Pero además todo esto se complementa con un instrumento de vanguardia, de organización e ideologización del pueblo y de los trabajadores venezolanos. Ese instrumento es el Partido el cual debe volcar todos sus esfuerzos en lograr la unidad, la defensa de la soberanía y contribuir a la organización popular. El Partido debe mirar hacia adentro, hacia su estructura y dar ejemplos, con la acción, sirviendo de modelo de la Revolución. El partido debe estudiar su entorno, involucrarse, identificar, impulsar, coordinar, en fin el partido tiene que poseer en todo momento la iniciativa y nunca cederla al enemigo.

En los actuales momentos, el PSUV está en pleno desarrollo de las actividades que culminarán con el III Congreso. Para no perder este gigantesco esfuerzo es necesario que el Partido junto con el pueblo organizado genere las estrategias y las acciones que permitan enfrentar el problema de la inseguridad, el desabastecimiento selectivo y programado, la impunidad, el contrabando y el rentismo en nuestra economía. Nuestro pueblo está dando evidencias de un alto grado de organización y participación, entonces el partido debe colocarse a la altura de ese bravo pueblo chavista y tomar las riendas políticas, junto con el Gran Polo Patriótico para potenciar el poder popular. Pero el Partido y el Gran Polo Patriótico deben trabajar también para consolidar los vínculos de amistad y cooperación con los movimientos políticos internacionales de carácter revolucionario y progresista. Estamos en deuda con el Comandante con respecto a la construcción de la V Internacional, razón por la cual debemos profundizar en el tema organizativo, tanto dentro como fuera del país.

De este breve análisis, es apropiado afirmar que son contundentes las evidencias de que nos encontramos construyendo la irreversibilidad de la Revolución y que muy pronto será alcanzado ese punto de no retorno.

viernes, 6 de junio de 2014

Comparando elecciones


Omar Gómez
@omarfgomez
En las últimas dos semanas el mundo entero ha visto con interés el desarrollo de varios procesos electorales sumamente conflictivos en donde los medios de comunicación no han ocultado la descarada manipulación y la obsesiva manía por tergiversar los hechos. Veamos algunos de ellos.

En Colombia, este pasado 25 de mayo se llevaron a cabo las elecciones presidenciales, en las cuales ningún candidato pudo alcanzar la mayoría absoluta, por lo que se hace necesario pasar a una segunda vuelta. Las elecciones fueron calificadas como un ejemplo de Democracia, impecables y tuvieron todo el apoyo del Imperio.

En las elecciones de Ucrania, que se celebraron el mismo día, se logró alcanzar la mayoría absoluta, por lo que el candidato Petró Poroshenko se convertirá en el próximo presidente de ese país.  Estas elecciones también contaron con el beneplácito del Imperio y por lo tanto de todos los medios de comunicación internacionales.

Una semana después, se celebran elecciones en Siria y Egipto. En el caso de Egipto,  la Comisión Electoral informó que Abdel Fatah al Sisi ex líder del Ejército egipcio fue elegido presidente. En el caso de Bashar Al Assad en Siria, su triunfo fue por 88,7% de los votos. En los dos casos anteriores, las elecciones egipcias recibieron el respaldo occidental mientras que las Sirias fueron altamente cuestionadas y no reconocidas por los países del Imperio.

Los argumentos que ha manejado la prensa han sido varios. El primero de ellos es sobre la validez de un proceso electoral en plena guerra, refiriéndose al caso de Siria. El descaro de este argumento no tiene límites,  por cuanto las elecciones en Egipto se dan en una situación irregular y posterior a un Golpe de Estado. En Ucrania el enfrentamiento ha sido en extremo sanguinario y se da en momentos en que varias provincias han asumido la independencia y otra que se integró a Rusia. Pero no se menciona el caso de Colombia, que aunque no se diga también está en guerra. Recordemos que algunos territorios del vecino país se encuentran bajo el control de las FARC-EP y del ELN. Ese proceso electoral se dio en medio de un proceso de discusión de paz, en donde obviamente las FARC-EP y el ELN no pudieron participar en dichas elecciones.

El segundo argumento es el de los resultados tan sospechosamente abultados, los cuales han sido cuestionados porque en las elecciones en Siria el Presidente Bashar ganó por un 88,7%. Pero no dicen nada de que el resultado de las elecciones en Egipto fueron de un 96,9% a favor de Al Sisi. Tampoco mencionaron la ausencia de los Hermanos Musulmanes, quienes ahora han  caído en desgracia con el Imperialismo, pero que antes eran los salvadores de la Patria cuando estaba reciente el Golpe de Estado a Mubarak. 

Otro elemento que cuestionan a las elecciones Sirias es la baja participación.  En ningún momento indican cuán baja fue la participación y allí asombra la capacidad de mentira de algunos analistas. Resulta que la abstención en las elecciones Sirias fue del 3%, mientras que las de Colombia, por ejemplo, fue de más del 60%, o en Egipto que fue del 55%. Y si comparamos con las elecciones al parlamento europeo, celebradas también el 25 de mayo, vemos que en algunos países como Portugal, la abstención fue del 66%, o en España que fue del 55%. Pareciera que si fueron legítimas las elecciones en Ucrania, en donde la administración regional de Donetsk dijo que sólo 426 de las 2.430 estaciones de votos en la región habían abierto el día de las elecciones  y ninguna en la ciudad de Donetsk, y en donde tampoco se votó en Lugansk, el centro de la provincia autónoma vecina.
Entonces, ¿de qué lado está la legitimidad?


jueves, 5 de junio de 2014

Complejidad e imposturas costosas



Bernardo Ancidey
La complejidad en la ciencia describe sistemas cuyo comportamiento no puede ser explicado solo a partir de sus unidades constituyentes. Bajo este punto de vista un transbordador espacial o una computadora no serían complejos, dado que el funcionamiento de los mismos sí puede ser explicado a partir de los elementos que los constituyen, aunque cuando sea un trabajo arduo. El término emergencia se utiliza para describir propiedades como la vida, dado que colectar los elementos que forman a un ser humano no es suficiente para construirlo. Los sistemas complejos se construyen a partir de las mismas leyes fundamentales que operan en la naturaleza, creando y actuando sobre distintos niveles jerárquicos de organización de la materia.
Sin irnos a casos extremos como la vida, hay sistemas complejos sencillos, como el comportamiento de una bandada de pelícanos en la playa, donde el grupo se mueve como un todo armoniosamente, sorteando obstáculos y continuando aún si faltan algunas aves. La bandada se mantiene incólume y por eso se dice que son sistemas robustos o resilientes, con capacidad de sobrevivir y recuperarse como totalidad dentro de cientos límites, frente a cambios a veces abruptos. La organización de la bandada no depende de una dirección central o de un plan preconcebido, y su evolución responde a interacciones sencillas entre los individuos que lo componen.
Es paradójico que el comportamiento, aún si luce muy complicado, pueda ser explicado a partir de reglas de interacción simples entre las unidades conformadoras. La emergencia no es algo sobrenatural, sino el resultado de las interacciones donde se combina el determinismo y las probabilidades, siendo posible derivarla matemáticamente para algunos fenómenos.
No hay algo así como una teoría compleja y nadie la está buscando, ya que la complejidad es una perspectiva que acumula una variada gama de heurísticas desarrolladas gracias al desarrollo informático. La computadora es a la investigación en complejidad, lo que alguna vez fue el telescopio para la astronomía. El avance del poder de cómputo permite que se incremente la capacidad para tratar con las capacidades adaptativas de los sistemas sociales, algo que rutinariamente viene haciéndose en instituciones como el paradigmático Santa Fe Institute en Nuevo México, EEUU. En este y otros centros de las metrópolis, participan equipos multidisciplinarios para analizar el origen de la vida o el cáncer, y fenómenos sociales como las recurrentes crisis del capitalismo, la primavera árabe, el auge y caída de las civilizaciones, todo lo cual resulta esencial para comprender la evolución del poder imperial norteamericano y determinar si este está o no en decadencia y de ser así, como podrían evitarla.
En nuestro país estos estudios son marginales, encontrándose iniciativas fragmentadas en algunas instituciones vinculadas principalmente al campo de la física y biología. En la educación y otras ciencias sociales, la complejidad muchas veces no se refiere a lo que venimos comentando, sino a una corriente cada vez más predominante en nuestras instituciones, donde se hace un ejercicio cantinflérico con un popurrí de términos tomados de aquí y de allá junto a neologismos mezclados con una visión postmodernista y New Age, que solo produce confusión y nada de conocimiento.
Dado que la situación no es única en Venezuela, sino que resulta extendida en las investigaciones educativas y de otras ciencias sociales en América Latina, tiendo a creer que estamos siendo víctimas de una sutil operación en contra de la formación de investigadores de alto nivel. En Venezuela la mayor parte de actuales doctorandos son de educación y el peso que tiene el confusionismo académico promovido por la UNESCO es determinante. Así muchos investigadores se forman no para hacer serios trabajos en un campo tan vital como la educación, sino para hacer ejercicios retóricos, donde no cuentan las teorías, hipótesis y referentes empíricos, sino el manejo de un lenguaje críptico, que mientras más oscuro y ampuloso sea, más mérito académico recibe.
El crecimiento del sector universitario y científico impulsado por la revolución bolivariana, impresionante desde el punto de vista cuantitativo, es sistemáticamente escamoteado por una operación de desintelectualización, que afecta a la formación de los investigadores que más deberían contribuir a nuestra independencia y soberanía. Paralelo al empeño en el crecimiento cuantitativo de la educación y la ciencia en el país, es urgente revisar la calidad de nuestros postgrados y la investigación en ciencias sociales, especialmente aquella que se encubre bajo los términos de complejidad, transcomplejidad, no linealidad, caos y similares, las cuales muchas veces resultan ser solo imposturas muy costosas.

Reflexiones de un Sudaca sobre la Monarquía

Omar Gómez
@omarfgomez
Para quienes creemos profundamente en el modelo democrático construido a lo largo de 15 años de Revolución, causa extrañeza lo que está ocurriendo en España. El Rey Juan Carlos I ha decidido renunciar al trono luego de estar 39 años al frente de la Monarquía Española.

Desde la óptica de un plebeyo que habita en un país tercermundista, subdesarrollado, lleno de sudacas, y en su mayoría marginales chavistas, lo de España no tiene sentido.

El Rey Juan Carlos I (que por cierto, no nació en España sino en Roma) fue designado por Francisco Franco como el sucesor en la Jefatura de Estado en el año 1969 (vaya qué honor). Luego de la muerte de Franco, asume el trono su Majestad el Rey Juan Carlos. Primera pregunta de un sudaca: ¿y a este quién lo eligió? Me refiero a Juan Carlos, porque también es sabido que a Franco nadie lo eligió. Los defensores de la Monarquía dicen que eso está en la Constitución Española. Segunda pregunta: ¿y esa Constitución quién la redactó y quién la aprobó?

Esas dos preguntas pueden incluir a una tercera ¿y al Rey Felipe VI quién lo eligió? Vemos entonces que el Dictador Franco aparte de adueñarse del poder a sangre y fuego, y con el apoyo de los nazis y los fascistas, se apropió también del derecho a designar al sucesor de la jefatura del Estado Español. Y lo mismo hace el exRey Juan Carlos, quien ha llenado de felicidad las llanuras africanas habitadas por elefantes que ven ahora un enemigo menos en su hábitat. Vemos como un solo hombre le pasa por encima a todo un pueblo que para nada aparece en las decisiones que conciernen a la designación de quien va a dirigir los destinos de su país.

Luego viene el tema como lo han tratado los medios de comunicación internacionales: El Rey abdicó para dar paso a las nuevas generaciones. Rechazamos estas mentiras tal como lo vemos en las gigantescas manifestaciones que recorren a España y que buscan instaurar la tercera República. Estas manifestaciones, que para nada existen en CNN, revelan el profundo repudio de los españoles hacia esa estructura medieval que significa la Monarquía. El pueblo en la calle nos dice que el Sr. Juan Carlos sale en medio de escándalos ecológicos, de corrupción y de ineptitud. No pudo manejar las evidentes implicaciones en el fraude fiscal de la Infanta Cristina y de su yerno. No pudo controlar la crisis financiera, las burbujas inmobiliarias y los desahucios. No pudo controlar la gigantesca masa de desempleados a los que se les engrosa los inmigrantes. No pudo dar explicaciones convincentes al pueblo español que los convenciera de por qué sus impuestos debían financiar las fiestas, propiedades, viajes y extravagancias de la realeza española.

En ese sentido, una vez más, estos sudacas del norte de la América del Sur vuelven a darle unas grandes enseñanzas a los españoles y al mundo. En primer lugar estamos enseñando lo que es una Democracia Participativa y Protagónica. Nuestra constitución fue redactada por constituyentistas elegidos en votaciones libres, directas y universales, quienes discutieron abiertamente el articulado de la misma y para luego ser aprobada en otro proceso electoral con las mismas características. De allí surgió la relegitimación de todos los poderes quienes se sometieron nuevamente a la voluntad popular. En la actualidad, y luego de casi veinte procesos electorales en el lapso de 15 años, nadie puede dudar de lo profundamente legítima y popular que es nuestra Democracia. ¿Puede España decir lo mismo? Evidentemente, con esas estructuras oscurantistas, autoritarias y  opresivas, hechas para subyugar a los plebeyos, no puede sino envidiar nuestras libertades.

lunes, 2 de junio de 2014

El mundo desigual y los super-ricos

Rafael Febles
La concentración de la acumulación capitalista, cada vez, es más pronunciada, no se puede ocultar y la desvergüenza no existe, escudriñar sobre el origen de las fortunas, nos remite inexorablemente al mundo de las finanzas entre otras razones.

El economista francés, Thomas Piketty, es el autor de “Le Capital au XXle siécle”. París 2013. Aborda la relación de desigualdad social producida por herencias, ingresos y principalmente por el proceso de acumulación capitalista, con enfásis para el análisis a Europa y Estados Unidos. La desigualdad no es casual, sino el rasgo característico del capitalismo.

La no convivencia entre democracia y capitalismo, demostrado sin ambages en los últimos veinte o más años en la posición de las llamadas “democracias occidentales”. En América Latina está la prueba más reciente y viva de esta situación cuando un gobernante electo democráticamente es derrocado o amenazado constantemente en derrocarlo, cuando se atreve a desafiar al capitalismo mundial y sus representantes nacionales e internacionales, el caso venezolano todos lo conocemos, con fuerza durante el último año y durante el gobierno de Nicolás Maduro.

Al respecto Erich Hobsbawn, antes de su muerte aseveró que la economía occidental del neoliberalismo “ ha subordinado deliberadamente el bienestar y la justicia social a la tiranía del PIB (Producto Interno Bruto ), al crecimiento económico posible, deliberadamente desigualitario.

Por su parte la Oxfam Intermón grupo de análisis, produjo un documento enviado a los opulentos empresarios y banqueros reunidos en Davos en enero de 2014, donde en sus conclusiones destaca: “ Gobernar para las élites es igual que secuestro de la democracia y desigualdad económica”: 85 ricos tienen el mismo dinero que 3.570 millones de pobres en el mundo.

Los premios Nobel J. Stiglitz y P. Krugman han mostrado que el dinero que recibieron de los gobiernos para salvar sus bancos y empresas no han sido empleados en la generación de empleos, lo que alegan los super-ricos cuando son atacados de alguna manera. Por supuesto, entraron en la rueda financiera mundial que rinde mucho más sin necesidad de trabajar.

En Brasil Mario Pochmann en su obra “ Atlas da exclusao social-os ricos en Brasil” (2004), señala que veinte mil familias viven de la colocación de sus riquezas en los circuitos financieros, ganando con la especulación. Por su parte Piketti, señala además que para disminuir las desigualdades es necesario la severa intervención del Estado y la aplicación de impuestos progresivos sobre la riqueza hasta en un 80%, lo que horroriza a los super-ricos.

Esa es la lucha entre democracia y capitalismo neoliberal, por ello, no creen en las elecciones sino cuando ganan, en consecuencia abordar esta lucha se hace necesario y urgente para lograr el bienestar de toda la población.