Omar
Gómez
@omarfgomez
En
las últimas dos semanas el mundo entero ha visto con interés el desarrollo de
varios procesos electorales sumamente conflictivos en donde los medios de
comunicación no han ocultado la descarada manipulación y la obsesiva manía por
tergiversar los hechos. Veamos algunos de ellos.
En
Colombia, este pasado 25 de mayo se llevaron a cabo las elecciones
presidenciales, en las cuales ningún candidato pudo alcanzar la mayoría
absoluta, por lo que se hace necesario pasar a una segunda vuelta. Las
elecciones fueron calificadas como un ejemplo de Democracia, impecables y
tuvieron todo el apoyo del Imperio.
En
las elecciones de Ucrania, que se celebraron el mismo día, se logró alcanzar la
mayoría absoluta, por lo que el candidato Petró Poroshenko se convertirá en el
próximo presidente de ese país. Estas
elecciones también contaron con el beneplácito del Imperio y por lo tanto de
todos los medios de comunicación internacionales.
Una
semana después, se celebran elecciones en Siria y Egipto. En el caso de
Egipto, la Comisión Electoral informó
que Abdel Fatah al Sisi ex líder del Ejército egipcio fue elegido presidente.
En el caso de Bashar Al Assad en Siria, su triunfo fue por 88,7% de los votos.
En los dos casos anteriores, las elecciones egipcias recibieron el respaldo
occidental mientras que las Sirias fueron altamente cuestionadas y no
reconocidas por los países del Imperio.
Los
argumentos que ha manejado la prensa han sido varios. El primero de ellos es sobre
la validez de un proceso electoral en plena guerra, refiriéndose al caso de
Siria. El descaro de este argumento no tiene límites, por cuanto las elecciones en Egipto se dan en
una situación irregular y posterior a un Golpe de Estado. En Ucrania el
enfrentamiento ha sido en extremo sanguinario y se da en momentos en que varias
provincias han asumido la independencia y otra que se integró a Rusia. Pero no
se menciona el caso de Colombia, que aunque no se diga también está en guerra.
Recordemos que algunos territorios del vecino país se encuentran bajo el
control de las FARC-EP y del ELN. Ese proceso electoral se dio en medio de un
proceso de discusión de paz, en donde obviamente las FARC-EP y el ELN no
pudieron participar en dichas elecciones.
El
segundo argumento es el de los resultados tan sospechosamente abultados, los
cuales han sido cuestionados porque en las elecciones en Siria el Presidente
Bashar ganó por un 88,7%. Pero no dicen nada de que el resultado de las
elecciones en Egipto fueron de un 96,9% a favor de Al Sisi. Tampoco mencionaron
la ausencia de los Hermanos Musulmanes, quienes ahora han caído en desgracia con el Imperialismo, pero
que antes eran los salvadores de la Patria cuando estaba reciente el Golpe de
Estado a Mubarak.
Otro
elemento que cuestionan a las elecciones Sirias es la baja participación. En ningún momento indican cuán baja fue la
participación y allí asombra la capacidad de mentira de algunos analistas.
Resulta que la abstención en las elecciones Sirias fue del 3%, mientras que las
de Colombia, por ejemplo, fue de más del 60%, o en Egipto que fue del 55%. Y si
comparamos con las elecciones al parlamento europeo, celebradas también el 25
de mayo, vemos que en algunos países como Portugal, la abstención fue del 66%,
o en España que fue del 55%. Pareciera que si fueron legítimas las elecciones
en Ucrania, en donde la administración regional de Donetsk dijo que sólo 426 de
las 2.430 estaciones de votos en la región habían abierto el día de las elecciones
y ninguna en la ciudad de Donetsk, y en
donde tampoco se votó en Lugansk, el centro de la provincia autónoma vecina.
Entonces,
¿de qué lado está la legitimidad?
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