Rafael Febles
La concentración de la acumulación capitalista, cada vez, es más
pronunciada, no se puede ocultar y la desvergüenza no existe, escudriñar
sobre el origen de las fortunas, nos remite inexorablemente al mundo de
las finanzas entre otras razones.
El economista francés, Thomas Piketty, es el autor de “Le Capital au XXle siécle”. París 2013. Aborda la relación de desigualdad social producida por herencias, ingresos y principalmente por el proceso de acumulación capitalista, con enfásis para el análisis a Europa y Estados Unidos. La desigualdad no es casual, sino el rasgo característico del capitalismo.
La no convivencia entre democracia y capitalismo, demostrado sin ambages en los últimos veinte o más años en la posición de las llamadas “democracias occidentales”. En América Latina está la prueba más reciente y viva de esta situación cuando un gobernante electo democráticamente es derrocado o amenazado constantemente en derrocarlo, cuando se atreve a desafiar al capitalismo mundial y sus representantes nacionales e internacionales, el caso venezolano todos lo conocemos, con fuerza durante el último año y durante el gobierno de Nicolás Maduro.
Al respecto Erich Hobsbawn, antes de su muerte aseveró que la economía occidental del neoliberalismo “ ha subordinado deliberadamente el bienestar y la justicia social a la tiranía del PIB (Producto Interno Bruto ), al crecimiento económico posible, deliberadamente desigualitario.
Por su parte la Oxfam Intermón grupo de análisis, produjo un documento enviado a los opulentos empresarios y banqueros reunidos en Davos en enero de 2014, donde en sus conclusiones destaca: “ Gobernar para las élites es igual que secuestro de la democracia y desigualdad económica”: 85 ricos tienen el mismo dinero que 3.570 millones de pobres en el mundo.
Los premios Nobel J. Stiglitz y P. Krugman han mostrado que el dinero que recibieron de los gobiernos para salvar sus bancos y empresas no han sido empleados en la generación de empleos, lo que alegan los super-ricos cuando son atacados de alguna manera. Por supuesto, entraron en la rueda financiera mundial que rinde mucho más sin necesidad de trabajar.
En Brasil Mario Pochmann en su obra “ Atlas da exclusao social-os ricos en Brasil” (2004), señala que veinte mil familias viven de la colocación de sus riquezas en los circuitos financieros, ganando con la especulación. Por su parte Piketti, señala además que para disminuir las desigualdades es necesario la severa intervención del Estado y la aplicación de impuestos progresivos sobre la riqueza hasta en un 80%, lo que horroriza a los super-ricos.
Esa es la lucha entre democracia y capitalismo neoliberal, por ello, no creen en las elecciones sino cuando ganan, en consecuencia abordar esta lucha se hace necesario y urgente para lograr el bienestar de toda la población.
El economista francés, Thomas Piketty, es el autor de “Le Capital au XXle siécle”. París 2013. Aborda la relación de desigualdad social producida por herencias, ingresos y principalmente por el proceso de acumulación capitalista, con enfásis para el análisis a Europa y Estados Unidos. La desigualdad no es casual, sino el rasgo característico del capitalismo.
La no convivencia entre democracia y capitalismo, demostrado sin ambages en los últimos veinte o más años en la posición de las llamadas “democracias occidentales”. En América Latina está la prueba más reciente y viva de esta situación cuando un gobernante electo democráticamente es derrocado o amenazado constantemente en derrocarlo, cuando se atreve a desafiar al capitalismo mundial y sus representantes nacionales e internacionales, el caso venezolano todos lo conocemos, con fuerza durante el último año y durante el gobierno de Nicolás Maduro.
Al respecto Erich Hobsbawn, antes de su muerte aseveró que la economía occidental del neoliberalismo “ ha subordinado deliberadamente el bienestar y la justicia social a la tiranía del PIB (Producto Interno Bruto ), al crecimiento económico posible, deliberadamente desigualitario.
Por su parte la Oxfam Intermón grupo de análisis, produjo un documento enviado a los opulentos empresarios y banqueros reunidos en Davos en enero de 2014, donde en sus conclusiones destaca: “ Gobernar para las élites es igual que secuestro de la democracia y desigualdad económica”: 85 ricos tienen el mismo dinero que 3.570 millones de pobres en el mundo.
Los premios Nobel J. Stiglitz y P. Krugman han mostrado que el dinero que recibieron de los gobiernos para salvar sus bancos y empresas no han sido empleados en la generación de empleos, lo que alegan los super-ricos cuando son atacados de alguna manera. Por supuesto, entraron en la rueda financiera mundial que rinde mucho más sin necesidad de trabajar.
En Brasil Mario Pochmann en su obra “ Atlas da exclusao social-os ricos en Brasil” (2004), señala que veinte mil familias viven de la colocación de sus riquezas en los circuitos financieros, ganando con la especulación. Por su parte Piketti, señala además que para disminuir las desigualdades es necesario la severa intervención del Estado y la aplicación de impuestos progresivos sobre la riqueza hasta en un 80%, lo que horroriza a los super-ricos.
Esa es la lucha entre democracia y capitalismo neoliberal, por ello, no creen en las elecciones sino cuando ganan, en consecuencia abordar esta lucha se hace necesario y urgente para lograr el bienestar de toda la población.
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