sábado, 20 de diciembre de 2025

Premisa Bolivariana: La Unidad

 

Omar Gómez

Parece que en el manual de la "izquierda moderna" —esa que huele más a lavanda y oficina de la ONU que a pólvora y pueblo— la primera lección es cómo arrodillarse sin que se note mucho el roce en las rodillas. Ya lo advertíamos antes del balotaje chileno: cuando la tibieza se disfraza de estrategia, la ultraderecha no solo gana, sino que se ríe en tu cara (https://patriayautogestion.blogspot.com/2025/12/metidos-en-honduras.html). Aquel discurso timorato de la "izquierda permitida" en Chile no fue un puente, fue la fosa donde enterraron las esperanzas de cambio radical. Ahora es un nazi, confeso, quien suma otra victoria para el imperio.

Semanas después, el panorama es preocupante. Mientras los EEUU nos roba cargamentos de petróleo en las narices —aplicando la ley del pirata con traje de seda—, la respuesta de los "pesos pesados" de la región es de una ternura que conmueve.

Ahí tenemos a Lula da Silva. Ante el recrudecimiento de los ataques contra Venezuela, el hombre sale con que "una intervención armada sería una catástrofe humanitaria". ¡Qué perspicacia! Solo le faltó decir que el agua moja. Lula se queda en la superficie, en el "buenismo", evitando señalar que la bota que pisa el cuello de la región tiene barras y estrellas. Lo más gracioso es verlo al día siguiente estrechando la mano de Javier Milei en el Mercosur. Una efusividad que confunde: no se sabe si saludaba a un homólogo o si le estaba pidiendo consejos sobre cómo ser el mejor peluquero de la casta. Mientras Milei destruye el Estado argentino, la diplomacia brasileña parece estar más preocupada por los modales que por la soberanía.

Y claro, no podía faltar Gustavo Petro. Petro no termina de radicalizarse, y a veces quiere jugar como lo hizo Boric. En un momento donde la unidad militar entre Colombia y Venezuela no es un capricho ideológico, sino un escudo contra el narco-paramilitarismo y la injerencia gringa, el Presidente Maduro lanzó una invitación lógica: unir fuerzas. ¿La respuesta de Petro? Un berrinche digno de quien teme que le quiten el juguete: "Usted no le da órdenes al ejército colombiano". ¡Por favor! Nadie le dio órdenes, se le hizo una oferta de supervivencia. Parece que a Petro le preocupa más el protocolo que el hecho de que su vecino (y su propia casa) esté bajo asedio constante. Es la tragedia de la izquierda que quiere ser "cool" ante los ojos de Washington.

Mientras tanto, del otro lado del charco, Donald Trump sigue en su papel de villano de caricatura pero con armas nucleares. El sujeto ha llegado al descaro de decir que Venezuela le debe petróleo, tierras y activos. Según su "lógica" de prestamista de casino, los gringos fueron echados sin compensación cuando se les acabó la guinda de explotar nuestro crudo a precio de gallina flaca.

Trump sufre de amnesia selectiva. Ignora —o se hace el loco— que la Ley de Nacionalización de 1975 y el proceso liderado por el Comandante Chávez en 2007 cumplieron con todos los protocolos de expropiación y pago de activos. Lo que de verdad le duele es que se les acabó el siglo XX, ese siglo donde ponían y quitaban presidentes con una llamada y se llevaban el petróleo dejando solo pobreza y miseria. La verdadera deuda es la de EE. UU. con el Sur Global por décadas de saqueo ambiental y humano bajo el disfraz de la "Standard Oil" y sus herederas.

Para distraer al público de las nuevas fotos que lo vinculan con su entrañable amigo, el finado depredador sexual Jeffrey Epstein, Trump activa el ventilador de la guerra. Es el viejo truco: si te pillan en una fiesta turbia, bombardea a alguien. Ahora el objetivo son los "bastiones del Estado Islámico" en Siria, usando a un títere local que ayer era terrorista y hoy es el "niño mimado" de la Casa Blanca, todo para cuidar los intereses de la entidad sionista de Israel.

Es curioso cómo el imperio se preocupa tanto por la "democracia" venezolana mientras sus líderes se paseaban por la isla de Epstein. Al parecer, para Washington, los derechos humanos son algo que se exige afuera pero se ignora en el jacuzzi.

Finalmente, tenemos la joya de la corona del marketing bélico: los "ataques cinéticos letales". Es el nombre elegante que le ponen a los asesinatos sumarios en el Caribe. Si matas a alguien en una lancha sin juicio, sin pruebas y sin defensa, no eres un verdugo, eres un "operador cinético". El lenguaje al servicio del crimen.

En esta situación convulsa a nivel internacional, los EEUU tienen abiertos varios frentes de batallas, participando en conflictos que van desde Venezuela hasta Ucrania, desde Palestina hasta Sudán, desde Taiwán hasta Honduras. En todos, los EEUU tienen metida la mano. No es paranoia, es geografía básica del imperio. Por eso, el llamado del Presidente Maduro a la unidad no es un eslogan de campaña; es la estrategia de supervivencia.

La premisa Bolivariana es la Unidad. O despertamos y entendemos que el enemigo no descansa, o seguiremos viendo a nuestros líderes "progresistas" estrechando manos que tienen el dedo puesto en el gatillo que nos apunta.

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