Omar Gómez
Para todos es claro que la Comuna es un
espacio de participación y de construcción del Estado Comunal y de la sociedad
socialista, genuina herencia de nuestro Comandante Chávez y de las luchas que dieron
miles de venezolanos por la Revolución. Contrario a la propaganda de la
Derecha, la Comuna es expresión máxima de la Democracia, de la participación y
del ejercicio real de la soberanía. No
es simplemente una entidad administrativa que agrupa a un
determinado territorio. Es mucho más que eso, es en donde se ejercita el
aprendizaje del Socialismo, en donde nuevas relaciones de producción deben ser
ensayadas y en donde la colaboración, la solidaridad, la complementariedad, el
respeto y la excelencia son valores que caracterizan dichas relaciones.
Por esto es fundamental que la Comuna sea además de un espacio territorial y administrativo, un espacio productivo, porque a diferencia de un municipio o de un Estado, no se perciben rentas provenientes de impuestos, al contrario, el financiamiento de la Comuna debe hacerse mediante el desarrollo de experiencias productivas que la hagan sostenible y sustentable. De ahí que las Comunas que perduran en el tiempo se identifican con la Autogestión, mientras que las que quieren vivir de créditos y asignaciones del Estado son más débiles y están condenadas al fracaso.
Por esto es fundamental que la Comuna sea además de un espacio territorial y administrativo, un espacio productivo, porque a diferencia de un municipio o de un Estado, no se perciben rentas provenientes de impuestos, al contrario, el financiamiento de la Comuna debe hacerse mediante el desarrollo de experiencias productivas que la hagan sostenible y sustentable. De ahí que las Comunas que perduran en el tiempo se identifican con la Autogestión, mientras que las que quieren vivir de créditos y asignaciones del Estado son más débiles y están condenadas al fracaso.
Por otro lado, la
Comuna es una fuente de innovación en esas nuevas relaciones sociales y en las
formas organizativas. No es en la Comuna donde se practica la verticalidad, el
burocratismo y el autoritarismo. La Comuna se caracteriza por mostrar una
dirección colectiva que se diferencia del Centralismo Democrático y que asume
el asambleísmo y la consulta permanente como ejes de dirección de los
comuneros. Así, estos quedan investidos de la figura de voceros y no de
representantes, siendo estos últimos secuela de la Democracia burguesa que hoy
tratamos de superar. Tales conceptos están perfectamente recogidos en esa
perfectible Ley Orgánica de las Comunas, la cual se constituye en un verdadero
faro que alumbra el camino de la Revolución, solo posible por el genio de
nuestro Comandante Eterno.
A pesar de esto, las
Comunas tienen riesgos que ponen en peligro su existencia, y tienen que ver con
los vicios que el capitalismo ha sembrado en nosotros y que nos lleva a tener
que cuestionarnos, a criticarnos, a estudiar y a debatir, para que podamos
descubrir los problemas que se presentan más allá de los coyunturales. El
vanguardismo, el sectarismo, el inmediatismo, las imposiciones y la politiquería
con p minúscula, son varios de los problemas que a diario se presentan. Ante esto se plantean dos elementos
fundamentales a considerar en la Comuna.
En primer lugar, la
Comuna tiene que estar conformada por quienes sean válidamente electos en sus
Consejos Comunales, en Asambleas Abiertas, en donde no haya miedo de que en las
mismas participe la Derecha. Si creemos en la Comuna, la misma va a ir
desechando las prácticas contrarrevolucionarias. Si las Asambleas son cerradas,
los voceros van a ser expresión de un solo grupo o sector, perdiendo carácter democrático la Comuna y comprometiendo
su legitimidad. Debemos entender, como decía Lenin, que "la revolución no es lineal, es
dialéctica, desenvolviéndose en innumerables contradicciones", por lo que
la presencia de voceros que inicialmente no se identifiquen con el Socialismo
será una prueba de fuego, y nos obligará a validar en la práctica los
planteamientos de la Revolución. La legitimidad de la Comuna viene dada
entonces por ser expresión genuina de los ciudadanos organizados de su ámbito
territorial, constituyéndose en la nueva geometría del poder.
En segundo lugar, la
Comuna debe tener un profundo carácter de inclusión, de llegarle a los
movimientos culturales, deportivos, políticos y de cualquier índole que
reflejen niveles de organización dentro del territorio de la Comuna. Son los
ciudadanos organizados los sujetos de transformación del espacio de la Comuna y
de articulación con otras Comunas, con miras a lograr niveles de agregación que
fortalezcan el proceso comunal. Una Comuna que se encierra, que no incorpora, que
excluye, que se reúne en secreto, que esconde sus discusiones, es una Comuna
que está de espaldas a los ciudadanos de su territorio. Por lo tanto la
apertura de la misma es fundamental para garantizar el trabajo y el
empoderamiento colectivo, lo cual se traducirá en un futuro, no en la toma del
Poder, sino en su destrucción.
Por último, la práctica autogestionaria de la Comuna debe estar
dirigida a su sostenibilidad en el tiempo, pero su política debe estar
orientada a generar aprendizajes en los ciudadanos que les enseñe que el enemigo a vencer es el Capitalismo y
que les muestre, de manera fehaciente, las formas en que el mismo se expresa.
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