Bernardo Ancidey
En 2015 voceros del MPPEUCT,
OPSU y rectores de universidades en Venezuela declararon, sin fundamento alguno,
que la modificación en el mecanismo de asignación de cupos universitarios
realizado en diciembre de 2014 por el Consejo Nacional de Universidades (CNU), marcó un hito en la historia del país en
relación a la inclusión a la Educación Universitaria, describiéndolo como más igualitario, más democrático, mucho más
participativo, mucho menos discriminatorio, y más justo. Como
evidencia, mostraron datos del año 2015 en relación al género, origen de los
asignados por tipo de plantel (oficial o privado), tipo
de población que demanda cupo al sector universitario (población regular o bachiller) y la que sin duda es la variable
más importante: la asignación discriminada por estratos socio-económicos.
En este breve artículo
demostraremos la inexistencia del tal hito, dado que los valores de los indicadores
para medir el supuesto incremento de la inclusión en 2015 son iguales a los
obtenidos en los años 2008 y 2009 con el “viejo mecanismo de asignación de
cupos” y sin necesidad de traumas ni acciones Deus-ex machina como la llamada Acta 501 del CNU del 09/06/2015.
Ésta última fue una verdadera acción desesperada para enmendar los entuertos
cometidos y cumplir con la orden presidencial de darle atención especial, por fuera de cualquier mecanismo, a los
candidatos con discapacidad, en extrema pobreza, indígenas no asignados, con
promedios por encima de los 18 puntos, los mejores de cada plantel,
deportistas, artistas y privados de libertad. No está de más decir que esta
población siempre ha sido el principal objetivo de inclusión social, declarado en
las políticas públicas del despacho a cargo de la educación universitaria y de
eso existen innumerables documentos oficiales que lo atestiguan. Solo la
improvisación luego de cinco años (de 2010 a 2015) de inacción en la materia, justifica
el Acta 501.
La metodología es simple: tomar
los datos oficiales del Programa Nacional de Ingreso de la Oficina de
Planificación del Sector Universitario (OPSU) de los años 2008 y 2009 y
compararlos con los mismos datos del año 2015. Presentaremos los datos
principalmente en términos relativos porcentuales, para eliminar la impresión
de números absolutos y sin referencia. La base será la totalidad de los
asignados o demandantes de cada año.
Las tablas siguientes
presentan los datos de las variables género, origen de los asignados por tipo
de plantel (oficial o privado), tipo de población que
demanda cupo al sector universitario (población regular o bachiller) y la distribución de los asignados según
estrato socio-económico de los años 2008, 2009 y 2015:
Tabla 1. Distribución por Género
Años
|
Asignación
|
Demanda
|
||
Mujeres
|
Hombres
|
Mujeres
|
Hombres
|
|
2015
|
60%
|
40%
|
55%
|
45%
|
2009
|
63%
|
37%
|
57%
|
43%
|
2008
|
62%
|
38%
|
57%
|
43%
|
No se observan
mayores diferencias entre los tres años. Hay un neto predominio de las féminas,
tanto en la demanda como en la asignación. La feminización de la educación universitaria
venezolana es un fenómeno que se viene observando desde los años 70 del siglo
pasado. Nada nuevo bajo el sol.
Tabla 2. Distribución por Origen de los asignados por tipo de plantel
Años
|
Asignación
|
Demanda
|
||
Oficial
|
Privado
|
Oficial
|
Privado
|
|
2015
|
80%
|
20%
|
74%
|
26%
|
2009
|
77%
|
23%
|
69%
|
31%
|
2008
|
76%
|
24%
|
69%
|
31%
|
Los datos de la Tabla
2 indican un incremento entre 2 y 3 puntos porcentuales en 2015 con respecto a
2009 y 2008, pero al mirar la demanda se observa que la de planteles oficiales
creció 5 puntos porcentuales. Es decir que la mayor asignación en 2015 de
planteles oficiales es solo un reflejo del incremento relativo de la demanda de
planteles oficiales. Por otra parte, el sesgo favorable en la asignación a los
planteles oficiales con relación a la demanda sigue siendo similar en los tres
años, 6 puntos en 2015, 8 en 2009 y 7 en 2008.
Tabla 3. Distribución por Tipo de población que
demanda cupo al sector universitario:
Años
|
Asignación
|
Demanda
|
||
Regular
|
Bachiller
|
Regular
|
Bachiller
|
|
2015
|
76%
|
24%
|
75%
|
25%
|
2009
|
79%
|
21%
|
No
disponible
|
No
disponible
|
2008
|
82%
|
18%
|
78%
|
22%
|
En este caso se
observa una disminución en 2015 de 3
y 6 puntos porcentuales en relación al 2009 y 2008 en la asignación de los
aspirantes regulares. No parece mucho pero hay que estar vigilantes. El aumento de la población bachiller que
solicita cupo podría reflejar una creciente ineficacia del proceso de ingreso,
sea porque no logra ubicarles plazas a estas personas, o porque no están
satisfechas con una asignación anterior, lo que las llevaría a repetir su
solicitud de cupos.
Finalmente, la
que sin duda es la más importante y polémica de todas las variables:
Tabla 4. Distribución por Estrato socio-económico
Años
|
Estrato
|
Absoluta
|
Porcentual
|
||
Asignación
|
Demanda
|
Asignación
|
Demanda
|
||
2015
|
I
|
3.282
|
11.274
|
1%
|
3%
|
II
|
35.016
|
91.839
|
16%
|
22%
|
|
III
|
69.270
|
143.519
|
31%
|
34%
|
|
IV
|
98.113
|
157.677
|
44%
|
37%
|
|
V
|
15.614
|
20.766
|
7%
|
5%
|
|
Subtotal
2015
|
221.295
|
425.075
|
100%
|
100%
|
|
2009
|
I
|
1.156
|
7.189
|
1%
|
2%
|
II
|
16.678
|
67.964
|
14%
|
17%
|
|
III
|
36.214
|
133.524
|
30%
|
33%
|
|
IV
|
55.645
|
176.251
|
47%
|
43%
|
|
V
|
9.051
|
23.701
|
8%
|
6%
|
|
Subtotal
2009
|
118.744
|
408.629
|
100%
|
100%
|
|
2008
|
I
|
1.206
|
7.080
|
1%
|
2%
|
II
|
15.663
|
64.160
|
14%
|
17%
|
|
III
|
35.671
|
129.389
|
32%
|
34%
|
|
IV
|
50.604
|
161.411
|
46%
|
42%
|
|
V
|
6.777
|
18.206
|
6%
|
5%
|
|
Subtotal
2008
|
109.921
|
380.246
|
100%
|
100%
|
En el gráfico
siguiente se destaca el perfil de los asignados en los tres años según el
estrato socio-económico:
Gráfico 1. Distribución de los asignados según estrato
socio-económico en los años 2008,2009 y 2015. Autor.
De seguro los
declarantes del supuesto hito histórico del año 2015, se sentirán profundamente
decepcionados al revisar la última tabla y el gráfico anterior, y constatar que
hicieron mucha alharaca para nada. El
perfil de los asignados según estratos socio-económicos en 2015 es
prácticamente igual al obtenido en 2009 y 2008. Veamos:
·
Para el estrato más pobre, el
V, los porcentajes fueron 7% en 2015, 8% en 2009 y 6% en 2008;
·
Para el estrato IV, fueron 44%, 47% y 46% y
·
Para el estrato III, 31%, 30% y
32%.
Si queremos
ponernos muy rigurosos, la conclusión sería que la distribución más favorable a
los sectores de menores recursos, fue la del año 2009, es decir el segundo año
de aplicación del modelo de asignación
multivariable original, cuando la suma de los estratos IV y V representó el
55% del total de la asignación. Pero para no ser tan rudos, lo mejor es
reconocer la verdad palmaria de las cifras y obtener la conclusión más
razonable: no hubo ningún cambio significativo.
Tampoco lo habrá en el año 2016 porque se continúa aplicando el mismo mecanismo.
El único mérito
de las modificaciones de 2015 fue aplicar con cuatro (4) años de retraso, dado
que estaba previsto para el año 2011, la eliminación de las pruebas internas,
con lo cual se incrementó la disponibilidad de cupos a ser ofertados en los
procesos de ingreso de 2015 y 2016. Surge el interrogante de por qué
descontinuaron durante varios años las líneas de trabajo trazadas desde 2008,
dirigidas a la creación de un verdadero Sistema Nacional de Ingreso, descritas
en artículos previos sobre el tema (véase http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/author/bancidey),
y de repente actuar como aprendices de brujos en un tema tan delicado.
Los cambios
realizados produjeron desazón y malestar por la forma en que se efectuaron, sin
presentar ningún estudio técnico-político, ocultando las fuentes de los datos y
la forma de calcular los factores denominados condición socio-económica y la participación en actividades
extra-curriculares que intervienen en los índices de asignación de cupos. Y para
peor, no han respondido a las acusaciones de algunas universidades de haber
reducido el peso del promedio de notas del bachillerato en el cálculo de los
índices de algunos aspirantes. Con todas estas actuaciones chapuceras han
enviado un mensaje tremendamente negativo a nuestros estudiantes de educación
media, al desvalorizar sus esfuerzos por salir mejor en sus estudios y a
reforzar la creencia en que al final, el tramposo es el que triunfa.
En 2015 una alta
autoridad declaraba con orgullo que a partir de 2015 era el diseño de “nuestro
modelo”, pero del 2014 para atrás, es el “ustedes”, refiriéndose con osadía
e ignorancia, a los rectores que supuestamente eran los que habían hecho el
mecanismo de asignación utilizado de 2008 al 2014. La verdad, es que ese modelo,
bueno o malo, era el modelo del Ministerio del Poder Popular para la Educación
Universitaria.
Es necesario
reconocer los errores y retomar la agenda original, dirigida a incrementar verdaderamente
la inclusión social, creando mecanismos que garanticen el ingreso, aseguren el
buen desempeño estudiantil, y concilien los intereses de la patria con los de
los aspirantes a un cupo universitario. Avanzar en la inclusión universitaria
exige mucho más que cambiar los parámetros de un algoritmo. Espero que lo
hagamos en 2017.
Artículo en homenaje póstumo al honorable Profesor
Antonio Castejón, uno de los padres del modelo del año 2008, y con quien tuve
el placer de trabajar en pro de la inclusión educativa en el sistema
universitario.
Vayan
desde aquí mis respetos a sus deudos.
Bernardo Ancidey
bernardo.ancidey@gmail.com
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