Omar Gómez
El
capitalismo es el cáncer que destroza a la Patria, y el Socialismo es la
esperanza y la única vía para salvar a nuestro país y al mundo. La dicotomía de
Rosa Luxemburgo, "Socialismo o Barbarie" se hace cada día más vigente
a pesar de tener más de cien años de expresada esta frase. El cáncer debe ser
extirpado.
En
Venezuela decimos tajantemente que la corrupción es una de las caras visibles
del capitalismo. La corrupción es inherente al capitalismo, se desarrolla bajo
sus principios, en el egoísmo y en el consumismo, y es la expresión más
mezquina del individualismo. La corrupción en Venezuela está tan arraigada porque
así lo está el capitalismo. Está metido en el cerebro, en la conciencia de
todos, es la batalla que a diario debemos dar para construir, como decía el
Ché, al Hombre Nuevo.
Son
múltiples las expresiones de la corrupción que encontramos a diario. Puedo
citar, de manera directa o personal, como alguien cercano, permanece hospitalizado
en el Pérez Carreño más tiempo de la cuenta, por no pagarle por debajo de
cuerda a los médicos para que lo puedan operar. Eso se puede creer de una
clínica, pero de un hospital es casi inverosímil, pero es real. Vemos cómo los
comerciantes son objeto de vacuna por parte de policías y de la Guardia
Nacional, ejemplo tenemos en el colectivo de "Chavistas de Parque Central"
que es víctima semanal de la misma. Es harto conocido el caso de la Guardia y
de los policías que matraquean "pa' los refrescos". Amigos diferentes
han sido objeto de robos descarados por parte del Sebin en un caso y de la
misma Guardia en otro caso, allanando y robando la mercancía, la cual no
aparece luego en los inventarios hechos por ellos mismos. "Quédate quieto"
es la recomendación que en tono paternal te dan y la complementan con "si
denuncias es peor". A un familiar le robaron un auto y cuando fue a poner
la denuncia porque lo estaban extorsionando para el rescate, resultó que era de
la misma policía de donde provenía la extorsión. Y en nuestras instituciones podemos observar
cómo proliferan los niveles de retardo, inasistencias, maltratos a los
ciudadanos, falta de compromiso, flojera, etc. Agreguemos a esto el ponerse en
cualquier esquina de cualquier ciudad y observar la enorme cantidad de
infracciones que podemos presenciar, de los motorizados, choferes, peatones, etc.,
con total impunidad y hasta con la
naturalidad de quien ve esto como algo normal.
El
problema de la corrupción no proviene solo del Gobierno, está presente también
en la empresa privada y en todos los ámbitos. Va desde el estudiante que se
copia en un examen hasta el que importa un contenedor vacío con divisas del
Estado. No es un terreno exclusivo de una parcialidad política, sino que tiene
que ver con los valores del egoísmo, del individualismo y del consumismo que
nuestra Revolución aún no ataca de manera masiva y efectiva. Estamos haciendo
gigantescos progresos en el orden material, resolviendo necesidades específicas
de salud, vivienda y alimentación, pero en el orden ideológico y de la nueva
conciencia estamos aún en pañales.
Por
eso cuando una de nuestras principales dirigentes expresa (Mary Pili Hernández)
que " El principal problema de Venezuela no es la polarización sino la
intolerancia" (https://www.aporrea.org/actualidad/a236531.html),
ella misma está diciendo que aún no hemos comprendido que el problema es el
capitalismo. Qué polarización ni intolerancia nada, el problema son los valores
del capitalismo que tenemos metido en el cerebro y que nos llevan a que nuestra
realización como personas sea sobre la base de cuánto tenemos, cuántas cosas
podemos exhibir y cuánto dinero podemos acumular, sin importar la manera de
cómo nos podamos enriquecer porque la meta es el enriquecimiento per se. Es la
expresión maquiavélica de "el fin justifica los medios", siendo el
fin el enriquecimiento, el capital, el estatus social.
Estamos
entrampados, porque si bien seguimos haciendo casas, trayendo comida y curando
a nuestro pueblo, también lo que estamos es metiendo a todos en una espiral
consumista de la que no le damos alternativas para salir. Por eso, el Gobierno
Revolucionario debe salir radicalmente de esa espiral, trabajar por lo valores
del Socialismo, construir en definitiva un Nuevo Gobierno, Socialista, Bolivariano,
Revolucionario, Chavista, Antiimperialista, con una clara orientación hacia el
trabajo colectivo, hacia la concientización del pueblo, hacia la máxima
difusión de la solidaridad, el amor, la complementariedad, la formación, el
trabajo colectivo y la organización. El llamado al Diálogo y la lucha contra la
Derecha entreguista y pitiyanqui no se pueden abandonar, pero nuestra prioridad
es el Socialismo. Se hace urgente la construcción de nuevas formas de producir,
de generar nuevos patrones de consumo basados en nuestra historia, en nuestras
fortalezas, con un enfoque endógeno del desarrollo, con el ejercicio pleno de
nuestra soberanía, fortaleciendo el Poder Popular y la Participación Protagónica
y repotenciando al Partido como formador y catalizador de las luchas del pueblo.
Se hace necesario reivindicar a diario el pensamiento del Comandante y de su
pensamiento revolucionario.
El
llamado no puede ser otro que a profundizar la Revolución y a hacer cada día
más por la construcción del Hombre Nuevo. Bolívar y Chávez son nuestros
referentes, seamos como ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario