martes, 15 de noviembre de 2016

Corrupción y Nuevo Gobierno



Omar Gómez
El capitalismo es el cáncer que destroza a la Patria, y el Socialismo es la esperanza y la única vía para salvar a nuestro país y al mundo. La dicotomía de Rosa Luxemburgo, "Socialismo o Barbarie" se hace cada día más vigente a pesar de tener más de cien años de expresada esta frase. El cáncer debe ser extirpado.

En Venezuela decimos tajantemente que la corrupción es una de las caras visibles del capitalismo. La corrupción es inherente al capitalismo, se desarrolla bajo sus principios, en el egoísmo y en el consumismo, y es la expresión más mezquina del individualismo. La corrupción en Venezuela está tan arraigada porque así lo está el capitalismo. Está metido en el cerebro, en la conciencia de todos, es la batalla que a diario debemos dar para construir, como decía el Ché, al Hombre Nuevo.

Son múltiples las expresiones de la corrupción que encontramos a diario. Puedo citar, de manera directa o personal, como alguien cercano, permanece hospitalizado en el Pérez Carreño más tiempo de la cuenta, por no pagarle por debajo de cuerda a los médicos para que lo puedan operar. Eso se puede creer de una clínica, pero de un hospital es casi inverosímil, pero es real. Vemos cómo los comerciantes son objeto de vacuna por parte de policías y de la Guardia Nacional, ejemplo tenemos en el colectivo de "Chavistas de Parque Central" que es víctima semanal de la misma. Es harto conocido el caso de la Guardia y de los policías que matraquean "pa' los refrescos". Amigos diferentes han sido objeto de robos descarados por parte del Sebin en un caso y de la misma Guardia en otro caso, allanando y robando la mercancía, la cual no aparece luego en los inventarios hechos por ellos mismos. "Quédate quieto" es la recomendación que en tono paternal te dan y la complementan con "si denuncias es peor". A un familiar le robaron un auto y cuando fue a poner la denuncia porque lo estaban extorsionando para el rescate, resultó que era de la misma policía de donde provenía la extorsión.  Y en nuestras instituciones podemos observar cómo proliferan los niveles de retardo, inasistencias, maltratos a los ciudadanos, falta de compromiso, flojera, etc. Agreguemos a esto el ponerse en cualquier esquina de cualquier ciudad y observar la enorme cantidad de infracciones que podemos presenciar, de los motorizados, choferes, peatones, etc.,  con total impunidad y hasta con la naturalidad de quien ve esto como algo normal.

El problema de la corrupción no proviene solo del Gobierno, está presente también en la empresa privada y en todos los ámbitos. Va desde el estudiante que se copia en un examen hasta el que importa un contenedor vacío con divisas del Estado. No es un terreno exclusivo de una parcialidad política, sino que tiene que ver con los valores del egoísmo, del individualismo y del consumismo que nuestra Revolución aún no ataca de manera masiva y efectiva. Estamos haciendo gigantescos progresos en el orden material, resolviendo necesidades específicas de salud, vivienda y alimentación, pero en el orden ideológico y de la nueva conciencia estamos aún en pañales.

Por eso cuando una de nuestras principales dirigentes expresa (Mary Pili Hernández) que " El principal problema de Venezuela no es la polarización sino la intolerancia" (https://www.aporrea.org/actualidad/a236531.html), ella misma está diciendo que aún no hemos comprendido que el problema es el capitalismo. Qué polarización ni intolerancia nada, el problema son los valores del capitalismo que tenemos metido en el cerebro y que nos llevan a que nuestra realización como personas sea sobre la base de cuánto tenemos, cuántas cosas podemos exhibir y cuánto dinero podemos acumular, sin importar la manera de cómo nos podamos enriquecer porque la meta es el enriquecimiento per se. Es la expresión maquiavélica de "el fin justifica los medios", siendo el fin el enriquecimiento, el capital, el estatus social.

Estamos entrampados, porque si bien seguimos haciendo casas, trayendo comida y curando a nuestro pueblo, también lo que estamos es metiendo a todos en una espiral consumista de la que no le damos alternativas para salir. Por eso, el Gobierno Revolucionario debe salir radicalmente de esa espiral, trabajar por lo valores del Socialismo, construir en definitiva un Nuevo Gobierno, Socialista, Bolivariano, Revolucionario, Chavista, Antiimperialista, con una clara orientación hacia el trabajo colectivo, hacia la concientización del pueblo, hacia la máxima difusión de la solidaridad, el amor, la complementariedad, la formación, el trabajo colectivo y la organización. El llamado al Diálogo y la lucha contra la Derecha entreguista y pitiyanqui no se pueden abandonar, pero nuestra prioridad es el Socialismo. Se hace urgente la construcción de nuevas formas de producir, de generar nuevos patrones de consumo basados en nuestra historia, en nuestras fortalezas, con un enfoque endógeno del desarrollo, con el ejercicio pleno de nuestra soberanía, fortaleciendo el Poder Popular y la Participación Protagónica y repotenciando al Partido como formador y catalizador de las luchas del pueblo. Se hace necesario reivindicar a diario el pensamiento del Comandante y de su pensamiento revolucionario.

El llamado no puede ser otro que a profundizar la Revolución y a hacer cada día más por la construcción del Hombre Nuevo. Bolívar y Chávez son nuestros referentes, seamos como ellos.

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