Rafael Febles
El país goza de un inventario gigantesco por obra y gracia de la
naturaleza, donde los recursos naturales se nos presentan como casi
ningún país en el mundo, el petróleo, el hierro, la bauxita, el coltán,
los diamantes y otros minerales se ofrecen como insumos importantes para
enfrentar la realidad económica y su explotación priva de una
extracción efectiva, cuidadosa del medio ambiente y sobremanera como la
vía para la obtención de los ingresos necesarios para relanzar el
desarrollo del país.
He tratado de hacer el seguimiento diario a quienes se oponen a la
explotación del denominado Arco Minero, cuya extensión sugiere entre
otras razones un control casi que milimétrico de todas las áreas que lo
abarca, son miles de kilometros cuadrados que representan la alternativa
complementaria al desarrollo del país. Hay cosas que uno trata de
comprender cuando hay quienes se oponen al uso racional de los recursos
naturales que subyacen en esta zona del territorio nacional y me
pregunto que persiguen los que se oponen a su explotación y me surge la
intuición que hay mucho del jugar por adelantado, infligiendo para
quienes no conocemos a fondo la materia, dudas acerca de la posibilidad
de daño a ríos y cuencas que atraviesan de un lado a otro semejante
extension, donde miles de millones de toneladas subyacen sin ser
explotadas debidamente.
La intuición que refiero, me hace ver un poco sobre la intencionalidad
de quienes se oponen a dicha explotación, quienes argumentan dos cosas
que extraigo de las mismas; por una parte, la futura entrega en bandeja
de plata a transnacionales para su explotación y por otro lado la
contaminación que se originaría en dicha tarea, es decir, tendríamos que
esperar no se sabe hasta cuando, el país tuviese las condiciones
tecnológicas suficientes para arrancar en su explotación y uso de los
recursos provenientes de la actividad ,en todo caso, tendríamos que
seguir haciendo uso del petróleo hasta tanto eso ocurra y luego ver si
alguna tecnología de punta garantizaría en un momento dado la
explotación sin riesgo alguno sobre los dos factores mencionados, amén
de esperar que el aparato productivo nacional alcance niveles necesarios
para llegar a la conclusión que el país está en condiciones suficientes
para el auto abastecimiento en materia alimentaria, medicamentos,
desarrollo industrial, etc, etc, lo que nos permitiese ahorrar en el
tiempo las divisas que hoy utilizamos en importaciones para lograr que
se avance en semejante tarea, lo que habría y de hecho es de esta
manera, cuando con seriedad la política económica que se realiza a
partir de los quince motores logre en el mediano y largo plazo la
entidad necesaria para el desarrollo industrial en todas las actividades
que la economía en su conjunto logre alcanzar.
Contar unos pollos antes de nacer, me parece una racionalidad
equivocada, dados los datos que en el seguimiento que realizamos a cada
una de las intervenciones, sin desconocer a nadie, nos ofrece una hilera
de razones que todas conducen a que la razón política por excelencia
está por encima de los razonamientos esgrimidos en lo que llaman la
lucha contra el desarrollo del arco minero, he aquí, la razón sustantiva
de este escrito que además lo mueve el deseo de abrir las posibilidades
que el país, presente alternativas viables para adelantar la
reconstrucción del aparato productivo mil veces cacareado y otras mil
veces desmentido por la propia realidad del empresario en Venezuela, la
historia está allí, es histórico y tangible el poco aporte que ha
significado y la poca contribución al desarrollo empresarial en materia
tecnológica y reinversión.
Quienes se oponen a esto y lo manifiestan, están algunos que fueron
ministros y que hoy se rasgan las vestiduras en una oposición que le
hace juego a la derecha, obviando sin miramientos que ellos fueron
participes de lo que no se hizo para romper de manera decisiva con el
rentismo petrolero, culpable del poco avance en materia industrial que
hoy presenta el país, me dirían y es curioso que factores de oposición
no se hayan referido al tema, porque les interesa que las
transnacionales firmantes de los acuerdos logrados,se aprovechen de las
circunstancias para intervenir de forma descarada en la explotación, aún
cuando en los acuerdos logrados se garantiza en las alianzas la mayoría
accionaria del Estado.
Creo en verdad que no ha existido razones económicas en la exposición de
motivos para oponerse de manera casi enfermiza al desarrollo de lo que
se denomina el Arco Minero; no obstante, y de una buena vez, la decisión
del gobierno acerca de la apertura de la actividad se nos presenta en
la utilidad de esa enorme posibilidad que como complemento en la busca
de recursos, el Estado se mantenga en cierta expectativa, esperando que
en un futuro lo que no se haga hoy, repercutirá de manera ostensible en
la merma de recursos que se requieren para enfrentar los retos de la
inversión social que en el programa de la patria están contemplados, he
allí el dilema político que asumen quienes así se manifiestan
oponiéndose a troche y moche en contra de una alternativa viable para
diversificar el ingreso por lo que la naturaleza gentilmente nos ofrece.
La historia nos dirá de que parte está la oportunidad de la razón
emergente para adelantar los programas de modernización de la economía
venezolana; es algo parecido al cuento del lobo, que no asomamos a
Caperucita porque se la pueden tragar inclusive sin masticar, reflexión
que hacemos, porque actuar de forma política de manera ostensible deja
mucho que desear acerca del interés manifiesto de jugar como decíamos de
manera adelantada, desconfiando a priori de la voluntad del Estado y su
representante el gobierno de adelantar lo que se debe hacer dados los
conflictos que la geopolítica mundial vislumbra en el concierto de las
Naciones y el ataque financiero del cual somos victimas y que sufrimos
por el concierto de las fuerzas imperiales que están allí amenazando a
diestra y siniestra a la Revolución Bolivariana.
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