Reinaldo Iturriza
Si
estuviera a punto de estallar aquí la tercera guerra mundial, no importa, éste
es el lugar donde me gustaría estar.
Si me dijeran que nos van a azotar más plagas de las que ya nos han azotado, más que las que ahora mismo nos azotan, igual, éste es el lugar donde me gustaría estar.
Si estuviéramos condenados a más privaciones, a más humillaciones, éste es el lugar donde me gustaría estar.
A pesar de todo el escándalo de quienes escupen estas tierras y maldicen el día en que nacieron o el tiempo que vivieron aquí, éste es el lugar donde me gustaría estar.
No sé dónde estaré mañana. No sé si, obligado por las circunstancias, deba marchar y establecerme, mientras tanto, en otra parte. Pero si me dan a elegir, éste es el lugar donde me gustaría estar. ...
Y si no pudiera elegir, con mucha más razón: éste es el lugar donde me gustaría estar.
No apelaré al lugar común de nuestro encantador gentilicio o al del encanto de nuestras bellezas naturales: los he visto despreciar a nuestros iguales en perfecto venezolano y ofrecer en venta al mismo país-almanaque que les arranca lágrimas de cocodrilo. Aquí es donde me gustaría estar porque aquí aprendí a reír y a llorar con los que menos tienen.
Me gusta mi patria, la amo perdidamente, porque se atrevió a ser más humana, a jugársela por los más jodidos. Aquí me siento no más venezolano, sino más hombre. Aquí me siento parte de este mundo.
No quiero tener que vivir más nunca en aquella realidad paralela donde sólo importa mi beneficio personal y, a lo sumo, el de mi minúsculo entorno. Aquella realidad está poniendo en riesgo la vida en este planeta. En ella me siento extraño, ajeno, extranjero. Por eso, aquí y ahora, mañana y después de mañana, Venezuela es el lugar donde me gustaría estar.
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