martes, 2 de febrero de 2016

Legitimación en el PSUV



Omar Gómez
Es indudable que, desde el punto de visto organizativo, el PSUV ha sido la máxima creación del Comandante Chávez. El PSUV fue definido como un partido Anticapitalista, Antiimperialista, Socialista, Marxista y Bolivariano. Y aún cuando todos esos conceptos se solapan, cada uno expresa con certeza la amplitud y a la vez los límites dentro de los que se mueve la militancia. No es sólo lo que se dice que somos, sino también lo que no se dice de manera expresa, lo cual abre un abanico enorme para que puedan estar dentro del PSUV una diversidad de matices y orientaciones todas dentro del campo de la izquierda, conviviendo desde anarquistas, trokistas y maoistas, hasta ateos, evangélicos y musulmanes. Por tal razón, como partido unido, el PSUV debe hacer esfuerzos importantes de discusión y democracia para ser siempre un partido unitario.

Además del concepto de unidad, el Comandante le dio mucha importancia a la nueva Geometría del Poder. El comandante pensó en la territorialización de la actividad partidista y en la militancia desde las bases, con la gente, con el pueblo.  Por eso la célula fundamental del partido es la Patrulla Socialista. Sobre la base de las Patrullas se forma toda la estructura del Partido, comenzando con las UBCH las cuales están ancladas a un territorio específico definido por un centro electoral. Dentro de las UBCH están las Patrullas Sectoriales y deberían estar las Patrullas Territoriales, las cuales no han sido activadas masivamente. Un aspecto importante de las Patrullas, de acuerdo a como las define el Partido es que las mismas "están vincula­das a las formas de organización del Poder Popu­lar y constituyen la base fundamental de la red de articulación política-social y del sistema de formación ideológica del PSUV".

Se concluye que el PSUV es una creación original que se inscribe, sin sectarismos y con suficiente amplitud en la izquierda, y se basa en lo local, en lo territorial, para desde allí desarrollar toda su estructura. A esto debemos agregarle la subordinación del individuo al colectivo, la ética socialista y la formación permanente y progresiva. ¿Cómo no querer militar entonces en el PSUV?.

Sin embargo, el Partido no ha dejado de ser una maquinaria electoral, y no ha pasado a ser un Partido-Movimiento, que desde el Poder Popular, articule las luchas de los movimientos sociales y de todo el pueblo organizado por el Socialismo. Tenemos que decir, con pesar, que el PSUV en estos momentos no es la vanguardia política del proceso revolucionario. Y más aún, luego de la derrota del 6D, no hemos visto un sacudón en el PSUV que nos haga entender que podemos perder la Presidencia y peor aún, la Revolución. De darse esto, más nunca la recuperaríamos.

Por esto se proponen dos acciones concretas que apunten a transformar al PSUV. En primer lugar, debe evitarse que los dirigentes del partido sean a la vez funcionarios de Gobierno. Veamos, si un Ministro es difícil de abordar por sus múltiples ocupaciones, por razones de seguridad, etc, ¿cómo ese mismo ministro va a ser dirigente de un partido que requiere del trabajo de base, del contacto abierto y franco con el pueblo? Cuando los principales dirigentes del partido son ministros, gobernadores o diputados, sus obligaciones y hasta la seguridad misma lo alejan del pueblo. Pero además, los vicios que vemos en algunos funcionarios, tales como el nepotismo, clientelismo o corrupción, se repiten en el Partido, porque son las mismas personas. El que actúa de manera clientelar o corrupta en un ministerio igual lo va a hacer en el partido.

Como segunda acción concreta y consecuencia de la anterior, el PSUV debe pasar por un período de legitimación de lo que serían sus nuevas autoridades y de toda la militancia del partido. Debemos sincerar los números y la participación. No es cierto que tengamos siete millones de militantes o casi nueve millones de patrulleros. Pero dentro de ese proceso de nuevo registro y de depuración de la militancia deben idearse mecanismos de verificación. Además, debe desecharse totalmente la idea de emitir un carnet de partido, ya que el mismo solo generaría los mismos vicios que tuvieron los carnet adecos y copeyanos.

Así como nuestro Comandante Chávez se legitimó en varias ocasiones, así mismo el PSUV debe pasar por ese proceso de legitimación que permita tener un verdadero partido que esté estrechamente vinculado al Poder Popular, que tenga rostro de pueblo, que sea un partido pluridiverso pero unido en el pensamiento de Bolívar, Rodríguez, Zamora y Chávez y que sirva para potenciar todas nuestras luchas para construir el Socialismo. Se lo debemos a Chávez.

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