Omar Gómez
Luego
de la gran victoria que indudablemente tendrá el pueblo venezolano al derrotar
a la derecha este 6 de diciembre, una de las tareas fundamentales es defender
el triunfo ante la reacción segura que tendrá la derecha de pretender
desconocer los resultados. Con los niveles de organización demostrados en los
simulacros organizados por el PSUV tanto el 8 como el 22 de noviembre pasado, sería
realmente aventurado pretender sabotear el resultado electoral. Pero nuestra
oposición no se caracteriza precisamente por la sensatez o la prudencia.
Los
revolucionarios continuaremos trabajando duro desde el 7 de diciembre por la
continuidad de nuestro Presidente Obrero en las elecciones de 2019. Pero en lo
cotidiano, en el día a día nuestro trabajo debe ser más intenso. Y como decía
nuestro Comandante eterno, debemos prestar atención a los detalles, por allí se
nos puede ir la Revolución.
Uno
de esos detalles fundamentales es la transculturización a la que nos
enfrentamos diariamente, con un bombardeo incesante de los medios de
comunicación al que debemos hacer frente desde una perspectiva revolucionaria. Dicha transculturización se expresa en unas
necesidades de consumo impuestas por el capitalismo y que son ajenas a las
necesidades reales del individuo. Son necesidades creadas para satisfacer al
mercado, al capital y a los bolsillos de los ricos pero no para satisfacer
realmente necesidades humanas. Un caso particular es la enorme presión para
tener, por ejemplo, celulares cada vez más nuevos y a la moda, aunque hagan lo
mismo que los anteriores.
También
sucede con la ropa, con los vehículos, con la recreación, con casi todo, incluyendo
especialmente la comida. Esas mercancías, esas falsas necesidades, esas modas van
moldeando nuestra mente, haciéndonos sucumbir ante el capitalismo. Por eso la
Revolución también tiene que hacerse fundamentalmente en lo cultural y en lo ideológico
¿en este mes de diciembre quién regalará a sus hijos trompos, perinolas, yoyos,
metras o papagayos?.
Otra
forma de dominación tiene que ver con los patrones de consumo que se han
impuesto en los alimentos. Nuestra dieta tiene un alto índice de trigo, pero
este es importado, por lo que el consumo de pan, pasta y otros, es una forma de
hacernos depender de unas divisas y de un mercado internacional. Cuando uno
pregunta a un niño ¿cuál es tu fruta preferida? la mayoría de las respuestas son
manzana o pera, nada que ver con nuestras frutas nacionales. Si vamos a un
restaurant a desayunar, por lo regular ofrecen un desayuno americano y uno
criollo. Y la pregunta es ¿acaso el desayuno criollo no es americano?
Pero
esa transculturización llega hasta las más altas esferas políticas. Por ejemplo,
el pasado mes de abril se hizo en Panamá la VII Cumbre de las Américas. ¿Y es
que existen varias Américas? Bastante se cuestionó el nombre de la Cumbre,
porque existe una sola América, pero la presión de un país que no tiene nombre
en sí, y que sólo se llama Estados Unidos del continente en que se encuentra,
ha querido hacer ver que existen varias Américas, enfrentando de esta manera la
doctrina bolivariana de la existencia de una única América.
El
arrollador triunfo que tendremos el 6D será el triunfo de la Revolución, de los
venezolanos, de los americanos, de quienes reivindican que "la América toda
existe en nación". Ese triunfo nuestro, debe ir acompañado de la radicalización
de la Revolución y de la transformación cultural que nos permita enfrentar
exitosamente al Capitalismo.