Omar Gómez
Para el mes de diciembre tendremos un proceso electoral trascendental
para la Revolución. En momentos de múltiples agresiones y en donde el
intento para derrocar a nuestro Gobierno se acentúa, los militantes del
PSUV y del GPPSB debemos afrontar con seriedad, disciplina y
responsabilidad las tareas que ya tenemos encima.
Por un lado está la estrategia comunicacional que el Partido ha impulsado y en donde debemos, entre otros elementos señalar cómo el Imperialismo trata de manera sostenida, continuada y perseverante de derrotar nuestra Revolución. Una operación de gran envergadura, tipo tenaza, amenaza nuestro territorio, por el Oriente con un gobierno pitiyanqui que responde a los intereses de la Exxon Mobile, y por el Occidente otro gobierno de la misma índole, fiel heredero del narcoparaco Uribe. El desprestigio constante de nuestro país a través de las grandes transnacionales de las comunicaciones hacen que debamos estar cada día más empeñados en denunciar el papel de manipulación que estos desempeñan. El colmo es que el desprestigio llega incluso a las grandes empresas evaluadoras de riesgos, quienes califican el riesgo país de Venezuela mayor que el de Grecia, España o Portugal. Y no importa que Venezuela tenga las mayores reservas de petróleo del mundo, ni que tengamos las mayores reservas de oro de latinoamérica. Lo que importa es presentarnos como un país en bancarrota, sumido en el caos y el desorden.
Dentro de la estrategia comunicacional debemos denunciar también la Guerra Económica, como un elemento más de esa estrategia internacional que tiene en Venezuela a los traidores que se prestan a ese juego que busca regalar nuestro país al Imperio. Esos traidores, conformados por la Derecha, por los paracos importados y por el lumpen manipulado y alienado, es capaz no sólo de aplaudir una intervención, incluso fueron capaces de auspiciar y proteger a un conjunto de colombianos que marcharon con la derecha el sábado 19 de septiembre pasado, protestando contra el Gobierno de nuestro Presidente Obrero y avalando una posible Intervención.
Por un lado está esa estrategia comunicacional muy brevemente comentada, pero por el otro están las acciones concretas necesarias para desarrollar la batalla y lograr la victoria este 6 de diciembre. Dentro de estas acciones está el desarrollo de la campaña que debe ser capaz de demostrar las bondades del Socialismo, de nuestra creación original, de nuestra lucha contra el Imperialismo, de la defensa de las acciones que desarrolla el Gobierno, la difusión exhaustiva de los logros de la Revolución y de la importancia de concretar el Plan de la Patria.
Pero también están las tareas asociadas al hecho electoral. Ubicar a los testigos, dar la formación necesaria para la defensa de los votos, dar las estrategias jurídicas y comunicacionales para la batalla en las mesas, movilizar con los listados en las manos a nuestros votantes revolucionarios y prepararnos cuidadosamente con todos los detalles posibles para el día electoral. Ese día no puede fallar la movilización, la logística, los suplentes en caso de necesitarse. Decía nuestro Comandante que en la Revolución debemos estar pendientes de los detalles y eso implica hasta el café el día de los comicios.
Quizás la etapa más importante venga luego del cierre de las mesas, cuando no quieran reconocer el triunfo e intenten sabotear el proceso. Tenemos que garantizar la presencia masiva de nuestra militancia de manera que nuestra sola presencia pueda disuadir cualquier intento violento por parte de la derecha. Celebraremos ese día con amor, con humildad, sin soberbia, pero con los ojos bien abiertos porque desde ya sabemos que esa Derecha no a querer aceptar los resultados.
Por un lado está la estrategia comunicacional que el Partido ha impulsado y en donde debemos, entre otros elementos señalar cómo el Imperialismo trata de manera sostenida, continuada y perseverante de derrotar nuestra Revolución. Una operación de gran envergadura, tipo tenaza, amenaza nuestro territorio, por el Oriente con un gobierno pitiyanqui que responde a los intereses de la Exxon Mobile, y por el Occidente otro gobierno de la misma índole, fiel heredero del narcoparaco Uribe. El desprestigio constante de nuestro país a través de las grandes transnacionales de las comunicaciones hacen que debamos estar cada día más empeñados en denunciar el papel de manipulación que estos desempeñan. El colmo es que el desprestigio llega incluso a las grandes empresas evaluadoras de riesgos, quienes califican el riesgo país de Venezuela mayor que el de Grecia, España o Portugal. Y no importa que Venezuela tenga las mayores reservas de petróleo del mundo, ni que tengamos las mayores reservas de oro de latinoamérica. Lo que importa es presentarnos como un país en bancarrota, sumido en el caos y el desorden.
Dentro de la estrategia comunicacional debemos denunciar también la Guerra Económica, como un elemento más de esa estrategia internacional que tiene en Venezuela a los traidores que se prestan a ese juego que busca regalar nuestro país al Imperio. Esos traidores, conformados por la Derecha, por los paracos importados y por el lumpen manipulado y alienado, es capaz no sólo de aplaudir una intervención, incluso fueron capaces de auspiciar y proteger a un conjunto de colombianos que marcharon con la derecha el sábado 19 de septiembre pasado, protestando contra el Gobierno de nuestro Presidente Obrero y avalando una posible Intervención.
Por un lado está esa estrategia comunicacional muy brevemente comentada, pero por el otro están las acciones concretas necesarias para desarrollar la batalla y lograr la victoria este 6 de diciembre. Dentro de estas acciones está el desarrollo de la campaña que debe ser capaz de demostrar las bondades del Socialismo, de nuestra creación original, de nuestra lucha contra el Imperialismo, de la defensa de las acciones que desarrolla el Gobierno, la difusión exhaustiva de los logros de la Revolución y de la importancia de concretar el Plan de la Patria.
Pero también están las tareas asociadas al hecho electoral. Ubicar a los testigos, dar la formación necesaria para la defensa de los votos, dar las estrategias jurídicas y comunicacionales para la batalla en las mesas, movilizar con los listados en las manos a nuestros votantes revolucionarios y prepararnos cuidadosamente con todos los detalles posibles para el día electoral. Ese día no puede fallar la movilización, la logística, los suplentes en caso de necesitarse. Decía nuestro Comandante que en la Revolución debemos estar pendientes de los detalles y eso implica hasta el café el día de los comicios.
Quizás la etapa más importante venga luego del cierre de las mesas, cuando no quieran reconocer el triunfo e intenten sabotear el proceso. Tenemos que garantizar la presencia masiva de nuestra militancia de manera que nuestra sola presencia pueda disuadir cualquier intento violento por parte de la derecha. Celebraremos ese día con amor, con humildad, sin soberbia, pero con los ojos bien abiertos porque desde ya sabemos que esa Derecha no a querer aceptar los resultados.
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