Omar
Gómez
Luego
de las luchas llevadas a cabo por el pueblo venezolano durante la primera mitad
del siglo XX, y después de haber podido conquistar el voto universal y secreto,
se llegó a una nueva etapa de la Democracia, interrumpida por la dictadura de
Pérez Jiménez. Esta conquista fue
rápidamente secuestrada por la burguesía nacional y las élites de los partidos
políticos de derecha, quedando refrendada la traición al firmarse en Pacto de
Punto Fijo, precio acuerdos llevados a cabo en Nueva York.
El
Sistema electoral que se construyó tuvo como centro al Consejo Supremo
Electoral cuya estructura fue tomada por el bipartidismo, hasta el punto de que
todas las direcciones tenían a un director del partido gobernante y a un
adjunto del partido opositor, constituyendo la guanábana perfecta. Ad y Copei
se repartían los cargos con algunas migajas para URD quien finalmente, y
después de ser el tonto útil del Pacto lo abandonó.
El
bipartidismo no sólo se repartió los cargos dentro del C.S.E. sino también los
votos, para lo cual diseñaron estrategias que se complementaban entre sí. Por ejemplo durante las elecciones de
Betancourt, Leoni y Caldera se votaba con un conjunto de tarjetas que se le
daban al elector, el cual escogía la de su preferencia y las introducía en un
sobre blanco para luego ser depositado en la urna. Los Adecos, por ejemplo,
controlaban sus votos exigiendo a la salida las tarjetas de los demás partidos,
entendiendo que la de AD había quedado depositada en la urna electoral.
Cuando
se implementó el tarjetón electoral, entonces inventaron la técnica del
carrusel: se le daba al elector un tarjetón sellado, el recibía otro en la mesa
electoral, introducía en la urna el que estaba sellado y luego entregaba en la
salida el tarjetón vacío como prueba de que había votado por el otro. Esta
técnica también la usó el PRI en las pasadas elecciones en donde quedó electo
el nefasto Peña Nieto, para vergüenza de toda Latinoamérica. Ahora bien, estas
dos técnicas se combinaban perfectamente con la llamada "Acta mata Voto",
es decir, no sólo se trataba de controlar el voto, sino además el resultado del
mismo, alterando las actas. Era común ver, producto de esto, cómo aparecía en
la Bonanza grandes cantidades de material electoral que, evidentemente era
producto de forzar la voluntad electoral del pueblo venezolano.
Por
todos estos problemas, había una presión popular muy fuerte para lograr cambios
sustanciales en el proceso electoral. Producto de esto surge en el año 1997 la
Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política, la cual permitió avanzar
hacia la automatización del voto y logró que difícilmente pudiera ocultarse la
inevitable y contundente victoria del Comandante Chávez en diciembre de 1998.
Lo
que sucedió después es conocido por todos, primero participó la transnacional
INDRA para avanzar en la automatización del voto, luego en el 2004 con la
empresa Smarmatic y la empresa para aquel entonces privada, Cantv, hasta que,
en el año 2009 se promulga la nueva Ley de Procesos Electorales y logramos la
transición hacia el voto electrónico con tecnología totalmente nacional. Fue el
referéndum del 2004 el que nos llevó a nacionalizar, auditar, controlar y
manejar al 100% todos los procesos internos, de manera que el control total
estuviera de parte de los técnicos venezolanos y no de las transnacionales.
En
la actualidad, podemos decir con mucho orgullo y satisfacción que con nuestros
software, con nuestras captahuellas, con las máquinas de votación y con los
sistemas de transmisión y totalización, pero fundamentalmente, con nuestros
trabajadores del CNE, tenemos el mejor Sistema Electoral del mundo, reconocido
así por diversos organismos internacionales y avalado por la transparencia que
demuestra el haber realizado 19 procesos electorales de manera impecable.
Y
el mayor orgullo de todos es que podemos decir que este excepcional Sistema Electoral ha sido posible ¡sólo en
Revolución!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario