Omar Gómez
Constantemente se empeñan en decir que estamos en Dictadura, pero qué
dictadura mas extraña la que vivimos. En 1998 cuando el Comandante
Chávez llegó al poder, las cifras que exhibía el país eran alarmantes.
Se alcanzaba el 85% de pobreza total y un 45% de pobreza extrema, el
país estaba hundido en el analfabetismo, nuestras reservas
internacionales estaban por los 7.000 MM de USD, la represión alcanzaba a
los pobres y a quienes disentían del sistema, las viviendas eran
imposible de lograrlas para los trabajadores, el hambre, la desnutrición
y la falta de libertad de expresión, todo era parte del drama de
aquellos gobiernos del puntofijismo. La memoria de quienes hoy acusan a
la Revolución de ser una dictadura, olvidan interesadamente lo que
ocurría con el puntofijismo.
Hoy hablan de que estamos en una dictadura, porque ni Chávez ni Maduro
han querido renunciar y ceder el poder a la burguesía. Todo el discurso
de la oposición se ha resumido en la frase Maduro vete ya. Sólo eso es
lo que quieren los opositores, pero agregándole lo que no dicen; el
poder para los ricos, para el Imperialismo. Ya sucedió con Pedro
Carmona. Ahora bien, lo que realmente es preocupante de la ofensiva de
la derecha contra el pueblo chavista y venezolano, es el odio irracional
y enfermizo que le inoculan a los opositores. Ese odio se transforma
con facilidad en conductas violentas, xenofóbicas, racistas y
segregacionistas. Lo peor es que cada vez se hace más difícil el proceso
de desintoxicación necesario para que esas personas vuelvan a la
normalidad.
Por estas razones, los logros y avances indiscutibles de nuestra
Revolución son invisibles a sus ojos. No pueden ver el gigantesco
esfuerzo que se realiza en el tema de la vivienda, con cifras sin
precedentes a nivel regional y difíciles de superar a nivel mundial. No
es posible percibir para ellos la política de inclusión a nivel de
movilidad que ha sido desarrollada en el tema del transporte público y
masivo. Cuestionan que en los cerros coloquen sistemas como el
metrocable, pues para ellos no tiene sentido invertir en los pobres.
Tener a nuestro país completamente libre de analfabetismo, certificado
por la Unesco, o tener la quinta matrícula universitaria más alta del
mundo, son logros incomprensibles para ellos. En la salud, las misiones
de Barrio Adentro han sido calumniadas, denigradas e ignoradas en cuanto
al impacto en términos de aumentar la natalidad, alargar la esperanza
de vida, disminución de patologías y aumento de la medicina preventiva.
Pero todos estos logros no son suficientes para la oposición, que sigue
insistiendo en que vivimos en una Dictadura. ¿Pero en una dictadura,
como las vividas cuando Pérez Jiménez o Juan Vicente Gómez, se consiguen
coincidencias con nuestro proceso político? La respuesta es
categóricamente que no. Y si comparamos con las dictaduras de personas
como los Somoza, Pinochet, Duvalier, Stroessner, Videla, etc la
respuesta sigue siendo que no. En esas dictaduras, realmente no existía
el derecho a las reuniones, la libertad de expresión, la libertad de
conformar partidos políticos, la libertad para participar libremente en
elecciones, el libre acceso a los medios de comunicación, y
fundamentalmente, no existe la soberanía, por cuanto las decisiones
trascendentes se toman en Washington. Hoy Venezuela se caracteriza por
el más estricto respeto a los derechos humanos.
Para terminar, los revolucionarios decimos que las Guarimbas lejos de
servir para tumbar al Gobierno, más bien han servido para profundizar el
odio y para poner en evidencia que el Imperialismo, que es quien
verdaderamente está por detrás de todo esto, no va a cesar en su empeño
de derrocar a nuestra Revolución.
@omarfgomez
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