Néstor Aponte
El tema de la guarimba como instrumento fascista presenta un conjunto de
elementos que merecen especial análisis a fin de derrotarlas.
La guarimba mas allá de establecer zonas liberadas del fascismo pretenden crear condiciones psicológicas particulares en los ciudadanos donde se establecen. Es decir, trabajan sobre la psique de estos ciudadanos a fin de crear estados emocionales alterados que trastoquen la representación de la realidad que tienen estas personas de su entorno. Es así que imponen, de acuerdo con esa representación, una lógica basada en el miedo, en el no sentirse comprendido, en la no convivencia pacífica, en el que “todo está mal”, en negar la realidad de quien piense diferente y en una gran frustración que de manera “natural” se transforma en una respuesta violenta e irracional contra quien se percibe como enemigo: como el causante de todas las insatisfacciones.
Bajo el influjo de esa lógica (guarimbera) cualquier tipo de agresión contra el pueblo (vecino, amigo, cuñado, hijo o hermano) es justificada. Pero, cuando ya no es posible justificarla es desvirtuada, colocándola como acción de quienes ven como enemigos. En esa lógico la verdad y la mentira son relativos y, en ella, la ciudadanía desaparece. El vecino pasa a llamarse “el otro” (el enemigo, el que debemos marcar, identificar) y en una fase superior el vecino ni siquier es el otro; ya no se le reconoce y como tal se presenta como plausible y lógico su eliminación.
En esa lógica cualquier mal es menor frente a la desaparición de quien ya no se reconoce como ciudadano, vecino y menos aún ser humano. En este contexto, dividir al país, quemar animales o parques nacionales o causar terrorismo contra el pueblo están plenamente justificados independientemente que la persona objeto de la agresión sea el vecino, su hermano, su cuñado, su amigo de infancia, un niño, un joven o un anciano que vio envejecer y que le brindó la mano cuando lo necesitaba.
La guarimba, el estado psicológico creado a través de la guarimba, requiere recrear en la mente de cada individuo una situación de guerra donde la basura y la suciedad no solo sirva para la barricada sino que contribuya a crear un representación de la realidad oscura, fea, negativa y violenta como la que viven la personas en los desastre producidos por una guerra. Desastre que a fin de cuenta plantean como únicas opciones vencer o morir. De allí que es necesario para ese estado alterado de consciencia dificultar el libre transito, profundizar el auto aislamiento, limitar la reflexión a frases como “todo está mal”, aumentar la frustración y la violencia. Así se elimina la ciudadanía (las normas de convivencia pacífica) sustituyéndola por las del ghetto con reglas propias y autoritarias basadas en el odio, la discriminación, la violencia, la frustración y el resentimiento. Reglas cuya transgresión se reprimen ferozmente con disparos o agresión directa. La guarimba es una acción de guerra psicológica diseñada desde Estado Unidos (producto de sus múltiples guerras) para convertir a ciudadanos honestos y sanos en personas desalmadas capaces de acciones horrendas contra sus propios vecinos.
La guarimba no solo afecta a quien la vive a diario (su población objetivo) también afecta a quienes reciben la agresión de quien responden a esos estados alterados. En ese sentido, las personas objeto de la agresión guarimbera ven frustrada su capacidad para razonar y mediar frente a la violencia y el no reconocimiento del guarimbero. Situación esta diseñada, precisamente, para que la agresión sea devuelva y así iniciar la escalada de violencia.
Por otra parte, la acción guarimbera, dirigida por militares norteamericanos, pretende detonar cierto mecanismos de agresión interna a través del racismo, la intolerancia o la discriminación que abran paso a la agresión imperial. Una agresión extranjera en la que los aliados guarimberos serán útiles hasta que ya no sean necesarios y sean eliminados como en Ucrania.
De allí que la derrota de la guarimba pasa por reconstituir la ciudadanía y la calidad de vida en las ciudades donde se producen. La limpieza de la ciudad y la aplicación estricta de la ley a los grupúsculos violentos conformados por personal de seguridad de empresas de vigilancia, sicarios o paracos constituyen una acción importante de debilitamiento a la guarimba. Las acciones de solidaridad son una fuerte herramienta para sacar de ese esta psicótico a quienes les ha sido cambiada su percepción de la realidad. Para ello se requiere de psiquiatra y psicólogos que desarrollen campañas que permita romper los estados alterados de quienes han sido entrenados a ver a los vecinos ya no como amigos o conocidos sino como enemigos a los que no se reconoce y con los que hay que acabar. La tarea de la revolución socialista pasa por re configurar una percepción de la realidad basada en la solidaridad, la ciudadanía, la verdad, la limpieza, y el amor por el prójimo que permita romper con los estados alterados del fascismo capitalista. Viviremos y venceremos, que viva el socialismo, Carajo.
La guarimba mas allá de establecer zonas liberadas del fascismo pretenden crear condiciones psicológicas particulares en los ciudadanos donde se establecen. Es decir, trabajan sobre la psique de estos ciudadanos a fin de crear estados emocionales alterados que trastoquen la representación de la realidad que tienen estas personas de su entorno. Es así que imponen, de acuerdo con esa representación, una lógica basada en el miedo, en el no sentirse comprendido, en la no convivencia pacífica, en el que “todo está mal”, en negar la realidad de quien piense diferente y en una gran frustración que de manera “natural” se transforma en una respuesta violenta e irracional contra quien se percibe como enemigo: como el causante de todas las insatisfacciones.
Bajo el influjo de esa lógica (guarimbera) cualquier tipo de agresión contra el pueblo (vecino, amigo, cuñado, hijo o hermano) es justificada. Pero, cuando ya no es posible justificarla es desvirtuada, colocándola como acción de quienes ven como enemigos. En esa lógico la verdad y la mentira son relativos y, en ella, la ciudadanía desaparece. El vecino pasa a llamarse “el otro” (el enemigo, el que debemos marcar, identificar) y en una fase superior el vecino ni siquier es el otro; ya no se le reconoce y como tal se presenta como plausible y lógico su eliminación.
En esa lógica cualquier mal es menor frente a la desaparición de quien ya no se reconoce como ciudadano, vecino y menos aún ser humano. En este contexto, dividir al país, quemar animales o parques nacionales o causar terrorismo contra el pueblo están plenamente justificados independientemente que la persona objeto de la agresión sea el vecino, su hermano, su cuñado, su amigo de infancia, un niño, un joven o un anciano que vio envejecer y que le brindó la mano cuando lo necesitaba.
La guarimba, el estado psicológico creado a través de la guarimba, requiere recrear en la mente de cada individuo una situación de guerra donde la basura y la suciedad no solo sirva para la barricada sino que contribuya a crear un representación de la realidad oscura, fea, negativa y violenta como la que viven la personas en los desastre producidos por una guerra. Desastre que a fin de cuenta plantean como únicas opciones vencer o morir. De allí que es necesario para ese estado alterado de consciencia dificultar el libre transito, profundizar el auto aislamiento, limitar la reflexión a frases como “todo está mal”, aumentar la frustración y la violencia. Así se elimina la ciudadanía (las normas de convivencia pacífica) sustituyéndola por las del ghetto con reglas propias y autoritarias basadas en el odio, la discriminación, la violencia, la frustración y el resentimiento. Reglas cuya transgresión se reprimen ferozmente con disparos o agresión directa. La guarimba es una acción de guerra psicológica diseñada desde Estado Unidos (producto de sus múltiples guerras) para convertir a ciudadanos honestos y sanos en personas desalmadas capaces de acciones horrendas contra sus propios vecinos.
La guarimba no solo afecta a quien la vive a diario (su población objetivo) también afecta a quienes reciben la agresión de quien responden a esos estados alterados. En ese sentido, las personas objeto de la agresión guarimbera ven frustrada su capacidad para razonar y mediar frente a la violencia y el no reconocimiento del guarimbero. Situación esta diseñada, precisamente, para que la agresión sea devuelva y así iniciar la escalada de violencia.
Por otra parte, la acción guarimbera, dirigida por militares norteamericanos, pretende detonar cierto mecanismos de agresión interna a través del racismo, la intolerancia o la discriminación que abran paso a la agresión imperial. Una agresión extranjera en la que los aliados guarimberos serán útiles hasta que ya no sean necesarios y sean eliminados como en Ucrania.
De allí que la derrota de la guarimba pasa por reconstituir la ciudadanía y la calidad de vida en las ciudades donde se producen. La limpieza de la ciudad y la aplicación estricta de la ley a los grupúsculos violentos conformados por personal de seguridad de empresas de vigilancia, sicarios o paracos constituyen una acción importante de debilitamiento a la guarimba. Las acciones de solidaridad son una fuerte herramienta para sacar de ese esta psicótico a quienes les ha sido cambiada su percepción de la realidad. Para ello se requiere de psiquiatra y psicólogos que desarrollen campañas que permita romper los estados alterados de quienes han sido entrenados a ver a los vecinos ya no como amigos o conocidos sino como enemigos a los que no se reconoce y con los que hay que acabar. La tarea de la revolución socialista pasa por re configurar una percepción de la realidad basada en la solidaridad, la ciudadanía, la verdad, la limpieza, y el amor por el prójimo que permita romper con los estados alterados del fascismo capitalista. Viviremos y venceremos, que viva el socialismo, Carajo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario