Rafael Febles
La Revolución Bolivariana luego de la desaparición física del líder que
continuó el legado de nuestro Padre de la Patria y que hizo de nuevo
renacer la doctrina central del planteamiento de un país nuevo,
soberano, independiente, integrador, humanista y universal conjuntamente
con las acciones que involucran la continuidad de los postulados y ante
la desaparición física del líder de esta nueva etapa de acercamiento
con la justicia social, la inclusión de los olvidados de siempre, se
enfrenta a nuevas coyunturas; ahora bajo el mandato de un nuevo líder
que designado por el comandante eterno, ha enfrentado múltiples
avalanchas de ataques, desde el frente exterior y por supuesto interior.
En relación a los múltiples eventos y ataques contra el proyecto de país
que arrancó y que debe ser irreversible bajo la consolidación de lo
hecho y la profundización del hacer, traemos unas palabras del
historiador inglés Arnold Toynbee, que nos pueden dar algunas luces
sobre el futuro y las cosas que seguramente se continuarán enfrentando:
"Siempre hay crisis fundamentales en el interior de las civilizaciones.
Son desafíos que exigen una respuesta. Si el desafío es mayor que la
capacidad de respuesta, la civilización entra en un proceso de colapso.
Si la respuesta ante el desafío es excesiva, surge la arrogancia y el
uso abusivo del poder. El ideal es encontrar una ecuación de equilibrio
entre el desafío y la respuesta de forma que la civilización mantenga su
cohesión, se enfrente a nuevos desafíos y prospere"
Indudablemente que esta situación en busca del equilibrio en nuestro
caso ocurre en la ostentación del poder por vía de la elección popular y
el respeto a los derechos humanos y las instituciones que conforman el
Estado Nacional como tal. No basta con el ejercicio del poder en si
mismo, sino de la determinación del para quien se gobierna y en función
de que intereses se haga. En Venezuela, lo sabemos, el desafío de llevar
adelante las transformaciones está directamente relacionado con la
palabra del hacia donde se va, cuales son las transformaciones
necesarias en el contexto de la acción de gobierno de carácter
revolucionario que ha dado por llamarse Revolución Bolivariana, todo
bajo la inspiración del Socialismo del Siglo XXI, como bandera
ineludible, que comenzó en el año 1999 al frente de nuestro líder máximo
que supo sortear todos y cada uno de los obstáculos que se presentaron
en el tiempo.
Esa ecuación de equilibrio, como lo indica Toynbee, es precisamente el
candado del proceso revolucionario a nuestra manera de ver, tal las
cosas; veamos, por una parte el gobierno del Presidente Maduro como
antes de Chávez, es tildado como una dictadura y violador de los
derechos humanos, que el sistema judicial obedece a los lineamientos del
gobierno y que ha expropiado indiscriminadamente a cientos de empresas y
tierras productivas; entre otras incidencias que obedecen a la
aplicación de medidas alejadas del sentimiento de unos y cercanas a una
nueva casta de políticos enquistados en el poder; ahora bien, si esto
fuera cierto, la ecuación no existiría, de tal manera que estaríamos
atravesando una crisis descomunal, lo cual por supuesto no es cierto y
de comprobación tangible y notable.
El éxito de la Revolución Bolivariana radica precisamente en todo lo
contrario a los falsos positivos y malos augurios de la prensa nacional e
internacional dominada por los grandes capitales, la mentira tratada de
forma a veces sublime y convertida en verdad sesgada e interesada, lo
que implica por mampuesto digamos, que todo lo que se ha hecho es
beneficioso para el pueblo y en razón de esa verdad ineludible es que
amenazan, elaboran e implementan estrategias de todo tipo para dañar la
economía a partir de mecanismos perversos que han horadado
significativamente la estructura de precios, la distribución y
comercialización, la denominada guerra económica no es ficción es la
cruda verdad que igualmente ha incidido en producción de bienes hacia
niveles inferiores a la capacidad instalada, no es cuento que por otra
parte y aunado a la baja sustancial en los precios del petróleo,
generaron en cierta medida la paralización del aparato productivo
nacional evidenciado en los resultados del Producto Interno Bruto en los
últimos tres años, amén del histórico de la baja inversión del
empresario en Venezuela, dado el rentismo petrolero que no permitió a
tirios y troyanos ver más allá, inclusive de planes de la nación y
presupuestos que por cierto en los últimos diez años han sido objeto de
modificaciones importantes en los montos asignados a la inversión
social.
Ante esta realidad insoslayable podemos conocer de mejor manera la
calidad y cantidad de los desafíos a enfrentar bajo la lupa sin desvíos
innecesarios hacia el cumplimiento en primer lugar del Plan de la
Patria, es decir la elaboración e implementación del Presupuesto
Nacional hasta el año 2019, esto entre otras razones impone la
direccionalidad política y la orientación económica en el marco de la
realidad nacional e internacional, considerando las alianzas con países
aliados y amigos con la integración necesaria y útil para los fines de
la defensa y consolidación del proceso que transitamos y que seguros
debemos estar , lo que ofrecerá a nuestro pueblo mayor suma de
felicidad.
Luego la gestión de gobierno debe y puede ser más efectiva aunque para
ello es imprescindible que el Estado que aún tenemos, sufra una
metamorfosis severa, audaz y lejos de individuos como se llaman muchas
veces planificadores académicos, por supuesto sin descartarlos. por el
contrario, en nuestra opinión lo prioritario es la elaboración de
principios éticos que anulen la misión y visión actuales y conviertan
con medidas de orden institucional mecanismos y procedimientos consonos
con la necesaria convocatoria del poder popular organizado que en primer
lugar deben provenir de las mismas instituciones en complementariedad
con la organización del partido y los aliados del polo patriótico.
Si no mejoramos la estructura del Estado actual, poco podemos hacer en
el enfrentamiento de las dificultades que se presentan en esta área
vital para el cumplimiento de metas y objetivos; además necesario es,
evaluar en estricto el compromiso de todos y cada uno de aquell@s
que ejercen cargos de dirección bajo un estudio concienzudo basados en
lo que hacen y como lo hacen, que resultados se obtienen y opiniones
vertidas entre compañeros, etc.
Por último, el mayor desafío debe y está en nosotros mismos, en los
dirigentes y en la capacidad para determinar el rumbo, en ello, la
confianza en la dirección debe de alguna manera pasar por proceso de
blindaje que garantice el rumbo cierto y la necesaria profundización del
proceso y para ello, el contenido político ideológico debe ser una
tarea impostergable, alejado del pragmatismo yendo al alfa y omega del
todo; tarea guiada y consensuada a partir de un manual para que no haya
disgregación en los contenidos y estructura de lo ideológico.
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