Omar Gómez
La
grave situación por la que pasa nuestro país, en la que el desabastecimiento, la
escasez, la inflación y la inseguridad
atentan directamente contra nuestro pueblo, ha llevado a algunos a caer en el desaliento, la desesperanza y hasta la violencia. Es el caldo
de cultivo que propicia la derecha venezolana, siguiendo directrices de sus
amos del norte.
Para
encontrar respuestas, enfrentar la guerra económica y desarrollar un plan de
acción que apunte al triunfo de la Revolución, es necesario caracterizar bien
el problema y dotarnos de un método que nos permita analizar nuestra realidad
para poder salir airosos de esta situación.
En
primer lugar, insistimos en que la situación que atraviesa el país es producto
de un plan concebido por el Imperio y que busca derrocar al Gobierno
Revolucionario. De esta manera explicamos diversas acciones desarrolladas,
entre ellas:
· *
Explotación,
comercialización y subsidio del petróleo de esquisto mediante las técnicas de
fracking, con la finalidad de crear una superproducción y provocar la caída de
los precios del petróleo, de esta manera se afectarían las economías de los
países enemigos del Imperio como son Venezuela, Rusia e Irán.
· * Bloqueo
económico internacional que se expresa en la imposibilidad de conseguir
financiamientos ventajosos para la República, elevación artificial del riesgo
país y altísimos costos de seguros y fletes para mercancías con destino a
Venezuela.
· * Despiadada
campaña mediática internacional contra Venezuela, encabezada por los
laboratorios de guerra sucia de Madrid, Bogotá y Miami. Creación de matrices de
opinión falsas e invisibilización de los logros de la Revolución.
· *
Financiamiento
de grupos terroristas y desestabilizadores a nivel nacional, empleo del
paramilitarismo y alianzas con la delincuencia organizada.
· *
Participación
de poderosísimos grupos económicos de Venezuela, quienes coordinando con el
Imperio, han logrado el desabastecimiento programado, la escasez inducida y el
contrabando masivo, corrompiendo a muchos de nuestros funcionarios e inculcando
una cultura del facilismo y de la generación de riquezas a costa de la miseria
y la necesidad de los consumidores.
· * Creación
de falsas expectativas en la población, mintiendo descarada e
irresponsablemente, y haciéndoles creer, por ejemplo, que con el triunfo en la
Asamblea se acabarían las colas.
Luego
de demostrar que efectivamente existe una guerra contra la Revolución, es
necesario precisar un método que nos permita desarrollar acciones exitosas que
acaben con esta guerra. No podemos recurrir a otro método que no sea el marxismo.
Es esa la razón por la que señalamos que la Lucha es de Clases, y que como tal
debemos estudiarla. Sólo tenemos dos clases: la de los trabajadores y la de los
que se apropian y viven de nuestro trabajo.
Se
hace necesario identificar quiénes son nuestros enemigos reales, quiénes
son nuestros aliados y a quién tenemos
que convencer o arrastrar a nuestro bando. Nuestro enemigo real es el
Imperialismo y sus colaboradores nacionales organizados en la derecha
oligárquica, entreguista y traidora. Nuestros enemigos por lo tanto no son ni
los bachaqueros ni los pequeños comerciantes, ni la supuesta clase media, todos
ellos están circunstancialmente como soldados de la Derecha, pero debemos enseñarles
que combaten del lado equivocado, que están sirviendo precisamente a su enemigo
de clase.
El
marxismo nos enseña además que tenemos dos tareas permanentes: por un lado agitar,
formar, denunciar, ideologizar y concientizar, y por el otro lado organizar, planificar,
accionar, revisar y rectificar. Estas tareas trascienden al Partido de la
Revolución (el PSUV), porque junto con él se tiene que involucrar el Poder
Popular, los movimientos sociales, el
Gobierno Revolucionario y todos aquellos
que sientan a la Patria en sus venas. Con
nuestro pueblo organizado y consciente, con el legado de Chávez y con nuestro
Presidente Obrero, vamos a derrotar al Imperialismo.
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