Omar Gómez
Terminó
el asueto de Semana Santa, pero la
guerra contra Venezuela en ningún momento cesó. La guerra económica siguió
expresándose en el desabastecimiento inducido, la escasez provocada, la
inflación ligada a un dólar artificial, el sicariato, el paramilitarismo y la permanente campaña de
alienación y desinformación por parte de los medios de comunicación en el país
y fuera de este. Lamentamos
particularmente los asesinatos del camarada diputado César Vera en Táchira y del
activista revolucionario haitiano Fritz Saint Louis en Miranda.
A
nivel internacional los atentados contra la información han sido de
proporciones gigantescas, al igual que la manipulación mediática. En las
últimas semanas de marzo se dieron unos atentados sangrientos, que cegaron la
vida de muchas familias. Pero al igual que ocurrió con los ocurridos en Francia,
en noviembre del año pasado, el tratamiento mediático ha sido igualmente
discriminante. El pasado 22 de marzo ocurrió un atentado terrorista en
Bruselas, en donde casi treinta personas fallecieron en el acto por bombas
colocadas en el metro y en el aeropuerto. Posteriormente, algunos de los
heridos han fallecido elevando la cifra a 34.
El
atentado de Bruselas causó la indignación mundial, pronunciamientos, visitas de
mandatarios internacionales y toda una campaña de repudio por las redes
sociales de un impacto similar a los atentados de Francia.
Sin
embargo, el pasado domingo 27 de marzo ocurrió un atentado en Pakistán, en un
parque público, calculándose hasta ahora un total de 72 fallecidos, entre ellos
29 menores de edad. El pasado 25 de marzo ocurrió un atentado en Irak, tras un partido de futbol, dejando
un total de 41 muertos. El mismo 25 de marzo, un atentado suicida en Yemen,
dejó al menos 26 personas muertas en esa feroz lucha que tiene el Imperio
contra el Movimiento Ansarolá. Estos tres atentados ocurridos por movimientos
terroristas en Pakistán, Irak y Yemen no han recibido ni la más mínima igualdad
de tratamiento que las ocurridas en Bruselas. Nuevamente observamos como
algunos muertos son más importantes que otros.
El
otro atentado ocurrido, pero esta vez en América, fue contra la información y
tiene que ver con la salida definitiva de Telesur de tierras argentinas. Debido
a una decisión del Gobierno de Macri, Telesur sale de la televisión abierta,
para luego salir también de la que se paga por suscripción. Este atentado a la
información traerá como consecuencia, por ejemplo, que los argentinos solo se
enteren de lo que pasó en Bruselas e ignoren lo ocurrido en Pakistán, Irak y
Yemen. Pero esto no es lo peor. Lo peor es que pensarán, de acuerdo a la lógica
occidental que intenta globalizar el Imperio, que los atentados son producto de
un terrorismo que hay que reprimir, por lo que aplaudirán la inmediata decisión
Belga de enviar aviones a Siria a bombardear supuestos objetivos terroristas.
Los
argentinos, al igual que buena parte del mundo, no tendrá el acceso veraz a la
información, por lo que no entenderán que los grupos terroristas Al-Qaeda y el
Daesh son creaciones del mismo Imperio, que el Daesh se financia del petróleo
que roba en Siria, en Libia y en Irak, que compra su armamento a los EEUU,
Israel, Turquía y Japón, y que guarda sus divisas en bancos europeos.
El
Imperio avanza no solo a través de la violencia física, sino también a través
del dominio de la información, profundizando la alienación y tratando de
imponer un modo único de ver la realidad. Esa es una de las batallas que se
libran en Venezuela y el mundo. Profundicemos con Chávez la Guerrilla Mediática
y hagamos conocer a todos nuestra verdad: El Socialismo.