Omar Gómez
El Presidente Maduro abrió el debate sobre
el aumento de la gasolina y acto seguido salieron los opositores que hasta hace
poco pedían que se aumentara, a decir que dicho aumento es perjudicial y que va
a generar inflación, desempleo y más crisis. Allá ellos con su indigna manera
de hacer oposición.
Sobre el tema de la gasolina es indudable
que la misma tiene un precio que induce al contrabando y al derroche. No se ha
tomado en serio el plan del Comandante Chávez de ir hacia la utilización del
gas. La propuesta de era sencilla: se debía pasar del uso de la gasolina hacia
el gas, dejando la gasolina principalmente para exportación, esto traería
mayores ingresos al país a la vez que contribuiría con un ambiente más limpio y
sano.
En el año 2007, en el marco de la creación
de la nueva política automotriz, se dictaron las líneas estratégicas de la
misma, las cuales se publicaron en la Gaceta Oficial 38.800 del 31 de octubre
del mismo año. En el artículo 10 de la política se establecía que a partir del
año 2008 todos los vehículos que se ensamblaran o se importaran debían tener la
posibilidad de usar el GNV. Paralelo a esto, el Estado a través de PDVSA iba a
dotar de una red de estaciones de GNV y de centros de reconversión a todo el
país.
Para este año 2014 el balance que tenemos mejorarse
sustancialmente. Se han convertido al sistema de Gas Natural Vehicular 226.113
automóviles, de los cuales 177.073 salieron de las propias ensambladoras y
49.090 de los centros de conversión. Esto representa apenas un 5%
aproximadamente de nuestro parque automotor. Cabe destacar que se había
prometido llegar a 500.000 unidades en el año 2009, e incluso se prometió la
instalación de 126 centros de conversión para el 2009 y en la actualidad se
tienen sólo 41 centros. A estos
incumplimientos le agregamos la nefasta conducción del Ministerio de Industria durante
los años 2008 y 2009 por un personaje gris e inepto, la cual se tradujo en un
enorme retroceso para el sector industrial tanto privado como público,
destruyendo los programas industriales para el transporte público. Si bien esto
duró casi dos años, sus repercusiones aun las vivimos.
Afortunadamente los esfuerzos realizados
en la recuperación de nuestra industria por los posteriores ministros, y la
necesidad de afrontar valientemente una política de sinceración con respecto al
precio de la gasolina abren un panorama positivo en el que debemos presionar
para que se profundicen ciertas acciones.
En primer lugar se debe retomar con fuerza
la necesidad de incentivar el uso del gas, promoviendo campañas efectivas de
concientización, aumentando la cantidad de centros de conversión e instalando
la mayor cantidad de estaciones surtidoras de gas. Debemos pasar de las 303
estaciones que ofrecen GNV (se había prometido para el 2009 tener un total de
350) a tener absolutamente todas las estaciones con GNV.
En segundo lugar, la iniciativa de
creación de una fábrica de autobuses en Yaracuy, en asociación con la empresa
China Yutong, debe apuntar a la sustitución de las “camioneticas de pasajeros”,
las cuales no son más que chatarras no aptas para el traslado de pasajeros y
las cuales infringen abiertamente normas ambientales y de seguridad.
En tercer lugar, se debe incentivar el uso
de transporte colectivo por encima del transporte individual, pero prestando un
servicio de calidad, con seguridad y con sentido de oportunidad. Cuando los
ciudadanos vean más atractivo el uso del transporte colectivo, dejarán el
transporte individual y ahorrarán en combustible de una manera significativa. Nuestra
propuesta debe estar siempre asociada a soluciones colectivas, porque ellas
trascienden el pensamiento individualista del Capitalismo.
Por último, con la transición al uso del
GNV y con un transporte colectivo de calidad se puede destinar entonces la
mayor cantidad posible de gasolina para la exportación y la que quede a nivel
nacional colocarle un precio justo que no induzca el contrabando ni el
derroche. Así de simple como lo pensó nuestro Comandante.
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