Bernardo Ancidey
Aunque el concepto proviene del
campo de la salud para referirse al daño causado por el tratamiento debido, hoy
día se le utiliza para referirse en general a esas acciones que creemos deben
realizarse, pero cuyo efecto agrava la situación original cuando hubiese sido
mejor no hacer nada y esperar que las cosas evolucionen por sí solas.
Los sistemas complejos no solo
tienen la propiedad de recuperarse luego de ser sometidos a cierto grado de
estrés, sino que necesitan sufrirlo para fortalecerse a través del desarrollo
de sus capacidades adaptativas. La ausencia de estrés causa la degradación del
sistema por la vía de ir eliminando sus capacidades exploratorias que son la
base para adaptarse a los cambios y puede, finalmente, conducir a una
catástrofe. Intervenir sobre un sistema complejo cuando no se debe, causa que
al mismo se le atrofien sus posibilidades de recuperarse y de fortalecerse.
Sobremedicarse ante la aparición de un malestar impide que el organismo recurra
a sus mecanismos de adaptación, haciéndonos a la larga más y más débiles y
dependientes de dosis cada vez mayores de químicos, que tarde o temprano
terminarán acabando con nosotros.
La nefasta asociación de
socialismo con control estatal es sin duda una de las ideas iatrogénicas más
perniciosas que nos legó el estalinismo. Algunos incluso piensan que se es más
socialista en la medida que se promueve más control e intervencionismo de
arriba hacia abajo. En realidad lo que se requiere es comprometerse con los
riesgos que implica construir el socialismo de abajo hacia arriba, es decir
dejar que comunas y trabajadoras se atrevan a asumir un rol cada vez más
protagónico en la dirección de la economía y demás asuntos públicos. Chávez fue
particularmente consciente que la garantía de irreversibilidad del proyecto
revolucionario venezolano estaba en el Estado Comunal. Este último sería el
resultado de la interacción de centenas de miles de comunas, trabajando en
beneficio unas de otras, con mecanismos socialistas compensatorios que eviten
el acaparamiento capitalista de la plusvalía generada colectivamente.
El continuar con el capitalismo
de estado y sus inevitables mecanismos de control y ahogamiento de la
iniciativa popular, conduce a una mayor fragilidad y a un abotagamiento de
nuestras capacidades adaptativas para enfrentar los ataques y las seducciones
del capitalismo.
No somos más socialistas cuando
pensamos que el estado está para ejercer un rol sobrepotector a través de medidas
cada vez más controladoras, que solo terminan debilitando a las comunas y a los
trabajadores. ¿Porque no dejar que el emprendimiento autogestionario pueda a
través de ensayo y errores, como todo proceso realmente revolucionario, sentar
las bases económicas del socialismo venezolano?
No debemos confundir esta idea
con los llamados a liberalizar la economía para que los burgueses continúen su
festín, sino de liberar las capacidades e iniciativas del pueblo, dejando de
excluirlo de la toma de decisiones y de embobarlo con promesas. Se trata de
hablar claro, sin edulcoramientos, como lo hacía el Comandante cada vez que la
situación lo ameritaba, para que el propio pueblo, sin iatrogenésis, sufra el estrés que pueda endurecerlo
para la lucha y llevarlo finalmente a la victoria y al parto de un mundo nuevo.
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