jueves, 22 de mayo de 2014

Guerra asimétrica o derrota



Bernardo Ancidey
Obama sigue los lineamientos de Gene Sharp para generar desobediencia civil, incitar una represión por parte del Gobierno Bolivariano y así justificar su intervención. La respuesta correcta es asumir que estamos en estado de guerra no convencional, mentalizando que EEUU empleará cualquier recurso que le pueda ser útil de acuerdo al momento y que sus ofensivas solo cederán al acabar con los díscolos bolivarianos.
La embestida continuada requiere una acción asimétrica, primeramente en el campo de la política. Es neural la movilización popular y permanente contra la amenaza, desenmascarando los cómplices internos y castigando sus delitos. Paralelamente, centrarse en los aspectos ideológicos y ejercer una revisión crítica a los planes de gobierno, para que se orienten a debilitar al capital, garantizar la independencia, soberanía, participación protagónica y elevar la calidad de vida. En lo concreto, evitar el equívoco de presentar al socialismo bolivariano como una especie de “capitalismo popular” que le dará a toda la población un estilo de vida de “clase media”, con su patrón de consumo de porquerías que dañan la mente, el cuerpo y el ambiente.
Lo segundo, es redirigir las acciones para eliminar la dependencia del sistema económico-financiero internacional basado en el dólar y el euro, reduciendo nuestra dependencia de las importaciones provenientes de los EEUU y sus aliados. La producción nacional de alimentos, medicinas y otros insumos básicos para la población y la producción, debe ser capaz de superar los embargos que se avecinan. Todos los recursos del país colocados en EEUU y sus colonias deben ser repatriados o vendidos de inmediatos para evitar las confiscaciones y bloqueos.
En tercer lugar está la sustentabilidad de la defensa, la cual no puede descansar en suministros extranjeros y tampoco en equipamiento militar convencional. Habría que enfocarse en la masiva organización popular preparada desde las escuelas, fábricas, oficinas y campos, ante ataques o sabotajes, con entrenamiento en equipos de alta movilidad e impacto, fácil uso y bajo costo que contrarresten a un enemigo miles de veces más poderoso. Las alianzas y ejercicios militares conjuntos con países aliados para ser ejecutados en lapsos de meses constituyen un poderoso disuasivo a los planes de la OTAN contra Venezuela.
El ciberespacio es otro escenario y la defensa va desde realizar nuestros propios desarrollos, hasta contar con una red propia inmune a ataques informáticos o espionaje, así como construir telecomunicaciones que no dependan de EEUU o Europa. Venezuela debe contar con sus equipos antihacker, así como incentivar a nuestros informáticos para proteger al país de campañas que utilicen el ciberespacio. Telesur debe ser plurilingüe e incorporar a otros países, reforzándola con transmisiones de radio de banda corta, de la cual el Comandante Chávez habló en varias oportunidades. Es una tecnología anticuada pero que resultaría útil en un mundo de bloqueos comunicacionales. La radio, televisión, el cine nacional y la cultura en general, también requieren ser utilizados para promover la defensa del país y los logros sociales y políticos alcanzados en Venezuela y Latinoamérica.
Chávez habló a los humildes de Nueva York y Europa. La vinculación de nuestro esfuerzo con el de norteamericanos y europeos oprimidos, planteándolos como una misma lucha, resultaría en un golpe inesperado a los gringos, como lo fue la declaración a favor de la independencia de Puerto Rico en la CELAC.
La guerra asimétrica utiliza las aparentes fortalezas del enemigo en su propia contra y se manifiesta en diversas esferas. La inteligencia está en ubicar esos resquicios y explotarlos para garantizar la viabilidad de la revolución latinoamericana. El éxito dependerá en última instancia de la claridad política para comprender que ya estamos en una guerra no convencional, por lo que urge recuperar la iniciativa y descartar la retórica diletante.

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