Néstor Aponte
La transformación del
Estado capitalista en Estado Socialista involucra un cambio en el
direccionamiento estratégico y en los método de trabajo que ahora deben estar
alineados con los intereses de la clase trabajadora. La acción de este nuevo
Estado responde a un plan socialista, cuya prioridad es desarrollar una
economía socialista, bajo la dirección de la clase trabajadora, que aborde y
resuelta positivamente el tema de pobreza y exclusión de la clase trabajadora
en que la mantiene el capitalismo. En particular, bajo la dirección de una
vanguardia socialista emprendedora potenciada por cuadros gerenciales
socialistas; donde, se responda a métodos de trabajo socialistas y a
una distribución del plus valor basado en la necesidades diferenciadas de cada
trabajador. El Estado socialista reivindica y reconoce los intereses de la
clase trabajadora como centro y razón de ser del propio Estado y la sociedad.
La democracia plena de los trabajadores dentro y fuera de la empresa; así como,
dentro y fuera del Estado son prioridad en su accionar. Prioridad esta que, por
otra parte, incluye y requiere de la existencia del bienestar material y social
de todos los trabajadores: libre ahora sí de toda discriminación, racismo o
exclusión. Por ello, un Estado socialista sin capacidad institucional para
implementar un plan socialista se encuentra condenado al fracaso en su labor de
construcción del socialismo.
En otro orden de
ideas, la administración pública socialista la conforman Funcionarios
(trabajadores) Públicos de gobierno, de dirección, de gerencia, de supervisión
y técnicos cuya cultura debe reproducir y promover los intereses de la clase
trabajadora. Tarea que se logra bajo métodos de trabajo y direccionamiento
socialistas. Todo Funcionario socialista debe tener como objetivo lograr la
mayor suma de felicidad económica, política, social y cultural para el pueblo:
para su propia clase trabajadora.
De aquí que un Estado
que pretenda construir el socialismo tiene entre sus tareas fundamentales
aumentar la capacidad institucional del Estado a fin de cumplir con su oferta
de bienes y servicios a la clase trabajadora y al desarrollo de la economía
socialista. Sin una Administración Pública que dé respuesta a las necesidades
del ciudadano y del pueblo se hace imposible la construcción del socialismo;
pues se confundiría socialismo (transformación social) con la deficiente
capacidad administrativa del Estado. Sin embargo, por otra parte, no solo se
trata de aumentar la eficiencia y eficacia de gestión de los recursos que
maneja la administración pública. Se trata que esa eficiencia y eficacia estén
orientadas a implementar un plan
socialista que profundice la consciencia y el compromiso socialista de la
vanguardia política y económica que dirige el Estado y de la clase trabajadora
en general. Esto, a fin de cerrar las puertas a un nuevo engaño burgués, al
mejor estilo de los gobiernos socialdemócratas o socialcristianos.
La construcción de
una poderosa y eficiente Administración Pública que profundice y de respuestas
a las necesidades políticas, económicas, sociales y culturales de la clase
trabajadora constituye una de las bases para construir el Comunismo. Otro de
los elementos para la construcción del Comunismo es el desarrollo de una
eficiente economía socialista que financie y de viabilidad a la propia
administración pública. Y, el tercer elemento en esa construcción del Comunismo
lo constituye el desarrollo de una sólida
consciencia de clase que le permita a cada trabajador encontrar la libertad
política, económica, social y cultural mediante una Administración Pública eficaz
a los fines de los intereses de su propia clase.
Sin embargo, en esta
etapa de desarrollo del socialismo el imperialismo acentúa lo que ya de por sí
son las debilidades de la Administración Pública burguesa. Porque, inclusive
fueron esas debilidades del Estado burgués y su Administración Pública la que
provocaron los problemas de gobernabilidad entre las distintas clases sociales que
permitieron y dieron paso a una propuesta socialista. Sin embargo, esas mismas
debilidades en la Administración Pública son las que ahora limitan los avances
en la construcción del socialismo. Sus ineficiencias e ineficacias no solo minan
la gobernabilidad de los líderes que dirigen la construcción del socialismo;
sino que no permite desarrollar un plan socialista que permita el nacimiento y
crecimiento de una economía socialista fuerte que le de viabilidad a la
transformación social. La falta de respuestas oportunas por parte de la
Administración Pública restan fuerza a la gobernabilidad del Estado socialista,
tanto, en el proceso de construcción del socialismo; así como, en los esfuerzos
para contrarrestar y derrotar la ofensiva imperial. Son esas carencias las que,
por otra parte, minan y debilitan la consciencia de los elementos progresista
de la clase trabajadora y campesina cuando son acorralados por la falta de
respuestas del Estado en el suministro de bienes y servicios. Nuestra tarea es
construir gobernabilidad para el socialismo y eso pasa por mejorar la capacidad
de respuesta de la Administración Pública: mediante mayor direccionamiento
colectivo y mejores métodos de trabajo socialistas. En ese sentido, cada
Funcionario debe revisar si está haciendo su mejor esfuerzo para el país y si
sus métodos de trabajo son los mejores para aumentar la capacidad de respuesta
del Estado socialista frente a las necesidades del pueblo: frente a las
necesidades del socialismo. Viviremos y venceremos, que viva el socialismo,
Carajo.
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