Néstor Aponte
La fuga de capitales y la devaluación que la acompaña pone en el tapete
el tema del desarrollo endógeno y el hecho en Venezuela. Cuestiones que
proponen problemas concretos como: ¿Quién asume el desarrollo endógeno?,
¿Qué significado ha tenido y ahora debe tener el lema “Hecho en
Venezuela?, ¿Cómo superar la crisis económica y derrotar la política
anexionista imperial norteamericana con la estrategia “Hecho en
Venezuela”? y ¿Cuál es el papel del Estado en ese esquema de
desarrollo?, entre muchos otros.
Frente a la pregunta: ¿Quién asume el desarrollo endógeno? Debemos partir de las condiciones objetivas del caso Venezuela. En nuestro país la fuga de capitales no solo es del capital transnacional sino de buena parte del sector productivo de la burguesía venezolana; ni que decir, de la burguesía financiera e importadora venezolana que parasita del presupuesto nacional, mediante los dólares preferenciales. Sin ellos, qué otro actor económico puede asumir el desarrollo de la capacidad productiva venezolana. Históricamente, este papel ha sido asumido por el Estado. Pero, nuestro capitalismo de Estado ha convertido al Estado en un capitalista que financia empresas Estatales quebradas con el fin de pagar sueldos y salarios. El Estado hace inversión social no busca producir riquezas. Frente a ese escenario las cartas están echadas, entonces, es la clase trabajadora la que debe asumir el reto histórico de emprender el desarrollo de nuestro país. Sus cuadros profesionales y técnicos se topan ahora con la tarea histórica de superar su propio estado de conciencia, construir una estructura productiva que le permita alimentarse y, con ello, derrotar la ofensiva de las fuerzas imperiales. Su misión es socialismo o nada; de otra manera seremos presa fácil, más temprano que tarde, de las artimañas en los mercados financieros internaciones, que gobierna el imperialismo norteamericano, para desaparecer nuestras reservas internacionales y crear las condiciones para una inmensa deuda externa que comprometa nuestra soberanía y nuestra paz social.
En ese sentido, cabe preguntarse, ¿Qué significado ha tenido y ahora debe tener el lema “Hecho en Venezuela”? Históricamente el lema “Hecho en Venezuela” ha sido utilizado por la burguesía importadora e improductiva para descalificar los productos nacionales que de hecho pueden competir y restarle oportunidades de negocio (y de justificación) a su actividad importadora, especulativa y parásita del presupuesto nacional. Pero, no solo es un tema de negocio; también es una manifestación ideológica para subestimarnos y bajar nuestra autoestima: es una estrategia para que nos neguemos a nosotros mismos, para que reneguemos de nuestras capacidades. Logrando así que se sigan exportando dólar de nuestro ingreso petrolera para financiar la producción de la economía norteamericana y la riqueza de su burguesía. La guerra actual que llevamos adelante con Estados Unidos en el plano político impone un cambio ideológico que abra oportunidades a un nuevo “Hecho en Venezuela”. Estrategia que nos permita auto abastecernos y generar la riqueza suficiente para apalancar una economía productiva sustentable y sostenible en el tiempo. La tarea no es fácil, por cuanto, no se ha visto un desarrollo productivo en el capitalismo que comience con productos de alta calidad. Y pensar que esto ocurra en el socialismo por arte de magia es un sueño. Tenemos que comenzar produciendo poco y con poca o mediana calidad; pero, sobre todo lo que requerimos con desesperación es que la propia clase trabajadora crea en el “Hecho en Venezuela” y rechace lo “importado”. Sin ese cambio ideológico es imposible construir una economía productiva en Venezuela.
Entonces, ¿Cómo superar la crisis económica y derrotar la política anexionista imperial norteamericana con la estrategia “Hecho en Venezuela”? En este punto a Venezuela se le presentan dos cuestiones: una se refiere a las políticas a desarrollar para desencadenar las fuerzas productivas, ahora de la clase trabajadora, que la lleve a transformar la económica del país. La otra, de igual importancia, es ¿cómo construir una estructura de dirección y de gerencia en nuestras empresas socialistas que soporte el desarrollo económico del país? Sin esa estructura de dirección y gerencia es imposible hablar de desarrollo endógeno. Esta segunda cuestión aunque aparentemente técnica tiene un profundo contenido política pues significa un cambio de paradigma respecto a lo que los políticos piensan a cerca de la importancia del papel de la dirección y la gerencia socialista en la economía; así como, superar su temores respecto al poder que deben tener estos en el desarrollo productivo del país. La dirección y el emprendimiento constituyen la herramienta fundamental que necesitamos para la búsqueda de nuevos negocios y oportunidades de desarrollo industrial.
Son esos trabajadores los que pueden apalancar el desarrollo endógeno del país. Y los otros trabajadores son los que forman parte de la gerencia. Estos últimos, constituyen la estructura organizativa que garantizan que esos nuevos negocios y oportunidades puedan concretarse y mantenerse en el tiempo. No tiene viabilidad el “Hecho en Venezuela” sin estos dos actores fundamentales; así como, tampoco sin un cambio ideológico que nos enorgullezca y estimule un compre venezolano.
Para terminar, ¿Cuál es el papel del Estado en ese esquema de desarrollo? O como lo decía en el párrafo anterior ¿qué políticas no llevarían a desencadenar las fuerzas productivas de la clase trabajadora? Es papel del Estado Venezolano invertir en la creación y desarrollo de centros de estudios de dirección y gerencia socialista que procuren las condiciones subjetivas para apalancar el desarrollo endógeno en el país. Por otra parte, es papel del Estado desarrollar una campaña educativa que estimule el “Hecho en Venezuela” como un estandarte de dignidad y respecto frente a la traición y baja auto estima de lo importado. En tercer lugar, promover políticas que promuevan créditos para la clase trabajadora que permitan el despliegue de sus capacidades y, finalmente, una política de compra nacionales del Estado que hagan énfasis en exigir y promover la calidad de los productos y servicios “Hecho en Venezuela”. La primera tarea es cambiar a los hombres y mujeres de nuestro país para crear socialismo. Viviremos y venceremos, que viva el socialismo, Carajo
Frente a la pregunta: ¿Quién asume el desarrollo endógeno? Debemos partir de las condiciones objetivas del caso Venezuela. En nuestro país la fuga de capitales no solo es del capital transnacional sino de buena parte del sector productivo de la burguesía venezolana; ni que decir, de la burguesía financiera e importadora venezolana que parasita del presupuesto nacional, mediante los dólares preferenciales. Sin ellos, qué otro actor económico puede asumir el desarrollo de la capacidad productiva venezolana. Históricamente, este papel ha sido asumido por el Estado. Pero, nuestro capitalismo de Estado ha convertido al Estado en un capitalista que financia empresas Estatales quebradas con el fin de pagar sueldos y salarios. El Estado hace inversión social no busca producir riquezas. Frente a ese escenario las cartas están echadas, entonces, es la clase trabajadora la que debe asumir el reto histórico de emprender el desarrollo de nuestro país. Sus cuadros profesionales y técnicos se topan ahora con la tarea histórica de superar su propio estado de conciencia, construir una estructura productiva que le permita alimentarse y, con ello, derrotar la ofensiva de las fuerzas imperiales. Su misión es socialismo o nada; de otra manera seremos presa fácil, más temprano que tarde, de las artimañas en los mercados financieros internaciones, que gobierna el imperialismo norteamericano, para desaparecer nuestras reservas internacionales y crear las condiciones para una inmensa deuda externa que comprometa nuestra soberanía y nuestra paz social.
En ese sentido, cabe preguntarse, ¿Qué significado ha tenido y ahora debe tener el lema “Hecho en Venezuela”? Históricamente el lema “Hecho en Venezuela” ha sido utilizado por la burguesía importadora e improductiva para descalificar los productos nacionales que de hecho pueden competir y restarle oportunidades de negocio (y de justificación) a su actividad importadora, especulativa y parásita del presupuesto nacional. Pero, no solo es un tema de negocio; también es una manifestación ideológica para subestimarnos y bajar nuestra autoestima: es una estrategia para que nos neguemos a nosotros mismos, para que reneguemos de nuestras capacidades. Logrando así que se sigan exportando dólar de nuestro ingreso petrolera para financiar la producción de la economía norteamericana y la riqueza de su burguesía. La guerra actual que llevamos adelante con Estados Unidos en el plano político impone un cambio ideológico que abra oportunidades a un nuevo “Hecho en Venezuela”. Estrategia que nos permita auto abastecernos y generar la riqueza suficiente para apalancar una economía productiva sustentable y sostenible en el tiempo. La tarea no es fácil, por cuanto, no se ha visto un desarrollo productivo en el capitalismo que comience con productos de alta calidad. Y pensar que esto ocurra en el socialismo por arte de magia es un sueño. Tenemos que comenzar produciendo poco y con poca o mediana calidad; pero, sobre todo lo que requerimos con desesperación es que la propia clase trabajadora crea en el “Hecho en Venezuela” y rechace lo “importado”. Sin ese cambio ideológico es imposible construir una economía productiva en Venezuela.
Entonces, ¿Cómo superar la crisis económica y derrotar la política anexionista imperial norteamericana con la estrategia “Hecho en Venezuela”? En este punto a Venezuela se le presentan dos cuestiones: una se refiere a las políticas a desarrollar para desencadenar las fuerzas productivas, ahora de la clase trabajadora, que la lleve a transformar la económica del país. La otra, de igual importancia, es ¿cómo construir una estructura de dirección y de gerencia en nuestras empresas socialistas que soporte el desarrollo económico del país? Sin esa estructura de dirección y gerencia es imposible hablar de desarrollo endógeno. Esta segunda cuestión aunque aparentemente técnica tiene un profundo contenido política pues significa un cambio de paradigma respecto a lo que los políticos piensan a cerca de la importancia del papel de la dirección y la gerencia socialista en la economía; así como, superar su temores respecto al poder que deben tener estos en el desarrollo productivo del país. La dirección y el emprendimiento constituyen la herramienta fundamental que necesitamos para la búsqueda de nuevos negocios y oportunidades de desarrollo industrial.
Son esos trabajadores los que pueden apalancar el desarrollo endógeno del país. Y los otros trabajadores son los que forman parte de la gerencia. Estos últimos, constituyen la estructura organizativa que garantizan que esos nuevos negocios y oportunidades puedan concretarse y mantenerse en el tiempo. No tiene viabilidad el “Hecho en Venezuela” sin estos dos actores fundamentales; así como, tampoco sin un cambio ideológico que nos enorgullezca y estimule un compre venezolano.
Para terminar, ¿Cuál es el papel del Estado en ese esquema de desarrollo? O como lo decía en el párrafo anterior ¿qué políticas no llevarían a desencadenar las fuerzas productivas de la clase trabajadora? Es papel del Estado Venezolano invertir en la creación y desarrollo de centros de estudios de dirección y gerencia socialista que procuren las condiciones subjetivas para apalancar el desarrollo endógeno en el país. Por otra parte, es papel del Estado desarrollar una campaña educativa que estimule el “Hecho en Venezuela” como un estandarte de dignidad y respecto frente a la traición y baja auto estima de lo importado. En tercer lugar, promover políticas que promuevan créditos para la clase trabajadora que permitan el despliegue de sus capacidades y, finalmente, una política de compra nacionales del Estado que hagan énfasis en exigir y promover la calidad de los productos y servicios “Hecho en Venezuela”. La primera tarea es cambiar a los hombres y mujeres de nuestro país para crear socialismo. Viviremos y venceremos, que viva el socialismo, Carajo
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