Omar Gómez
Este jueves 4 de febrero de 2014 una gran cantidad de gente acudió al llamado para congregarse en el Cuartel de la Montaña. Justamente cuando hoy se cumplen 11 meses de la desaparición física del Comandante Supremo, es necesario recordar los rostros de quienes ayer marcharon para celebrar el 4F. El común de los ciudadanos tenía en la cara una muestra de alegría por el triunfo y la permanencia de la Revolución pero a la vez una expresión de dolor por estar cerca de los restos de quien nos dejó tempranamente.
Innumerables comentarios se escucharon, desde quienes decían que hacía hoy más falta que nunca, hasta quienes aseguraban que el Comandante fue víctima de un cáncer inducido. Todos estos comentarios se hacían ante la mirada sorpresiva de quien contemplaba, a modo de comparación, cómo corría la gente a ver a sus Ministros y personalidades para expresarles amor y admiración, a diferencia de cómo los Ministros y personalidades del Puntofijismo se escondían y evitaban a las muchedumbres.
Caso sin igual fue el del Presidente Maduro, cuando llegó y trató de abrirse paso entre ese pueblo que lo había elegido y que ahora le mostraba solidaridad y amor, así como lo enseñó el Comandante. Mucha gente estaba desesperada por verlo de cerca, por tocarlo, por escucharlo y hasta por tomarse una foto con Maduro. Qué diferencia, reitero, con el puntofijismo.
Este febrero rebelde, lleno de fechas bicentenarias, y de recuerdos atados a la Revolución, debe ser una fuente de inspiración, de reflexión y de acción ante la guerra económica que enfrentamos y la permanente conspiración de la Derecha venezolana, fiel peón de los gringos.
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