Rafael Febles
En realidad la guerra económica hasta ahora la hemos perdido , por una
parte, en el área de producción, aunque hay rubros que solo lo disponen
para empaquetar, embalar o envasar ;existe una alta deficiencia
estructural por la alta concentración ( Monopolio-Oligopolio ), además
por la poca o nula inversión del empresario en Venezuela, que se
acostumbró y se lo dejamos por motivos diversos a que importaran y se
aprovecharan de divisas baratas, y por otra parte, al dominio en
porcentajes mayores al 70%, en la logística de la comercialización y la
distribución, creando verdaderas redes de dominio territorial, y con el
agregado y lo debemos mencionar, la sangría producida en varias regiones
del país por el contrabando de extracción.
El comandante eterno, consciente de esta situación y el nudo de botella
en el aparato tradicional del Estado, creó para disminuir la deficiencia
distributiva que afortunadamente vislumbró como ataque a la economía,
la distribución de productos a través de una red pública a partir de
Mercal, luego PDVSA incorporó a Pdval, logrando disminuir la dependencia
de la red privada, lo que por supuesto conformó un porcentaje
importante de productos que llegaran al pueblo, inclusive bajo el
subsidio a los mismos.
Precisamente fue esta situación de los subsidios la punta de lanza para
el contrabando, lo que en nuestro concepto no se atacó en el tiempo y
espacio requeridos, dando origen en las zonas fronterizas del
contrabando de extracción, ocasionando enormes perdidas a la Nación y
desequilibrios en la llegada de productos a los más necesitados;
paralelo a ello, y como consecuencia casi que inmediata y prolongación
de la guerra económica, el sector privado comenzó un proceso de
distribución distorsionando los destinos originales de los rubros
fundamentales para la población, de allí, la migración de enormes
cantidades de personas a los establecimientos privados en un principio y
a la propia red de supermercados públicos como el Bicentenario y otros.
Hay que decirlo, sin miramientos y desde una óptica constructiva, el
Ministerio de Alimentación, ente rector, no originó políticas ni creó
alternativas visibles y si lo hizo no tuvo ningún impacto para
contrarrestar lo que estaba ocurriendo, a la sazón, varios gerentes y
empleados de Abastos Bicentenario, fueron descubiertos en relación
directa con las mafias del bachaqueo complicando la lucha contra la
guerra económica; este Ministerio desde su fundación y cuando se
comenzaron a establecer los Mercal, equivocó las tareas de resguardo y
seguimiento o sencillamente no las identificaron debidamente; soy
testigo porque me hicieron renunciar por tratar de incorporar estos
mecanismos.
La guerra económica las identificó el comandante Chávez desde
aproximadamente el 2010, se mencionaba pero nadie identificó el problema
y mucho menos se establecieron los pasos reales que contribuyeran a que
no cogiera impulso, desconozco si a lo interno del gobierno para la
fecha, se establecieran política de lucha frontal, lo que supone
entonces para los resultados hasta la fecha que no se hizo.
Por último, quiero decir que los Clap no surgieron del Gobierno Central,
sino que fue una idea y aplicación del Gobernador de Yaracuy y la
gobernadora de Cojedes tengo entendido, lo que quiere decir, que este
eje que ha comenzado a funcionar eficientemente es a partir de los
Consejos Comunales y el pueblo organizado; mención aparte, es el papel
desempeñado por la Sundee que es ahora cuando se le nota actuaciones en
la dirección correcta, el bachaqueo comenzó si lo recuerdan con el caso
de DAKA en Bello Monte, fue un buen inicio truncado al nacer, del
combate a este origen del desorden económico que existe, porque soy de
la idea que no hay crisis económica como tal. Leer las variables
macroeconómicos y podemos sacar conclusiones.
Ya finalizado este artículo y antes de la divulgación correspondiente,
recibí información pertinente al desarrollo del Clap en dos territorios o
comunidades distintas y bien lejanas entre sí, las cuales por lo
delicado del asunto, no podemos ignorar; se trata una en Caracas,
parroquia San Pedro, Urbanización Los Chaguaramos y otra en el Estado
Monagas. Distrito Sotillo, en la población al sur del Estado, Barrancas
del Orinoco: se trata pues, de las desviaciones que se han presentado
con respecto a la organización y manejo del Clap; en el primer caso,
digamos que quienes venían conformando uno de los Consejos Comunales, en
virtud de la postergación del evento de implementación de entrega de
rubros, miembros de lo que ahora llaman comunidad antes identificados
con el PSUV y la revolución, se han dedicado a establecer operativos de
venta de carne de res, cochino y queso blanco en un negocio netamente
privado, pero con toda la logística y data existente, lo que hace
visible la probabilidad del beneficio personal.
El otro caso, quizás mucho más grave, por la connotación política que
encierra y los personajes que en el intervienen; bueno en Barrancas, la
organización a través de los Consejos Comunales, se dispusieron a
desarrollar la actividad de rubros a la población en el contexto del
Clap, lo que no ha ocurrido, por el contrario, el Alcalde Humberto
Racanello, junto a familiares y otras personas, destacándose entre ellas
Yusmely Espinoza quien funge como de los Consejos Comunales; se han
dedicado a desviar los productos; nos preguntamos ,que está pasando,
precisamente el desvío de los alimentos distintos para la recepción del
pueblo a los precios solidarios como está estipulado; los mismos combos
son reducidos a pocos productos y el resto los venden a precios
especulativos a otras comunidades en Monagas y el Delta.; y algunos
señalan que con complicidad de cierta autoridad militar hacia Surinam.
En ambos casos, es menester aclarar que esto forma parte de la viveza
del venezolano de beneficiarse del producto de las políticas públicas
del Gobierno Nacional, que hace un esfuerzo heroico en la adquisición y
posterior distribución de los productos, como combate contra la guerra
económica. No vengan luego a identificarse como chavistas y vergatarios
luchadores sociales de la revolución.
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