jueves, 10 de diciembre de 2015

Abstención Castigo



Omar Gómez
Los resultados electorales del día 6 de diciembre tuvieron dos grandes elementos de sorpresa. El primero, la altísima abstención del voto chavista, y el segundo y como consecuencia de lo anterior, la obtención de una mayoría calificada en la Asamblea por parte de la derecha venezolana. Esta afirmación se desprende del hecho de que la oposición tuvo un crecimiento poblacional, pasando de 7,3 millones de votos en 2013 a 7,7 millones de votos en 2015. Por otro lado, el PSUV disminuyó en casi dos millones de votos con respecto al mismo 2013. Es decir, que esos dos millones de votos no se le sumaron a la oposición sino que dejaron de votar por nosotros, fue la Abstención Castigo.

Sorprende entonces que pensáramos que esos dos millones de compatriotas no entendieran la necesidad de votar por la Revolución y evitar la pesadilla que ya ha anunciado la derecha. Pero también hay que decir que esos dos millones de compatriotas son los protagonistas de esa bofetada en la cara que nos dieron y que describió con tanta precisión nuestro Presidente Nicolás Maduro.

Ante la imposibilidad de que las críticas severas que se tienen acerca de cómo se han conducido algunos asuntos públicos llegara al más alto gobierno, muchos compatriotas se abstuvieron. Los errores cometidos en la distribución de los alimentos, en la política tributaria, en el desarrollo industrial del país, o en el tema de la seguridad tuvieron como consecuencia que esos compatriotas desencantados expresaran su inconformidad y protesta con la abstención.

Sin embargo lo importante a rescatar de esto es que ellos no se pasaron a la derecha. Quienes se abstuvieron están conscientes de  que la derecha significa la entrega de la Patria al Imperio. Por eso, esos compatriotas deben ser rescatados, no los podemos llamar traidores, no los podemos acusar por los problemas que nosotros mismos no hemos podido resolver. La Guerra Económica, como efecto evidente de esa llamada guerra de sexta generación es impuesta desde el Imperio con la complicidad de la derecha vendepatria, sin embargo, los compatriotas que se abstuvieron no percibieron o no estuvieron de acuerdo con la forma en que el Gobierno ha manejado el enfrentamiento en esa guerra. Debemos llamarlos y, con humildad, escucharlos para rectificar, para explicar, y sobre todo, para juntos seguir construyendo el Socialismo.

Por otro lado no debemos dejar de mencionar el voto duro y consciente que se expresó en esos más de cinco millones de votos obtenidos el 6 de diciembre. Son compatriotas con una convicción y con una claridad sobre la importancia que tiene la defensa de la Patria. Por eso decimos, sin arrogancia y sin falsa modestia, que no se puede comparar esos cinco millones obtenidos por nuestra Revolución, contra esos siete millones de la derecha. La diferencia en términos cualitativos es abismal. Los primeros tienen la conciencia chavista que les permitió resistir aún frente a esta cruel Guerra Económica. Los segundos están entre vendidos y alienados, encandilados por las mentiras que le vende la propaganda burguesa y con su conciencia enajenada al Imperio.

Hoy más que nunca, Venezuela es sinónimo de
Revolución, de Chavismo y de Patria

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