El Premio Nóbel de la Paz y Presidente de los EEUU dio unas
declaraciones por demás insólitas. En una entrevista difundida a través de la
NBC y en diversos medios electrónicos, el Sr. Obama declara que el día en que
asesinaron a Osama Bin Laden fue el día más importante de su presidencia.
Celebra así una política imperial que impide el derecho a la defensa, a la
presentación de pruebas e incluso a ser inocente hasta que se demuestre lo
contrario. Cuando se estrellaban los aviones contra las torres del WTC o torres
gemelas, aquel 11 de septiembre, ya se daba
por sentado quién era la organización responsable de los atentados y además quién era el cabecilla de los mismos.
Ese mismo día Osama Bin Laden era
declarado culpable y su castigo estaba escrito: pena de muerte.
Sin embargo, recordemos que la aplicación de la pena de
muerte no sólo fue hecha sin que mediaran tribunales, pruebas o ningún elemento
de justicia. Más bien se hizo algo humillante:
los restos del culpable fueron echados al medio del océano como para que no
quedaran evidencias, llevándose con ellas las esperanzas y legítimos derechos
de sus familiares a enterrar a su muerto. No importó tampoco las
consideraciones religiosas que llevan a que los creyentes del Islam no sean
arrojados en el mar sino que sean enterrados de acuerdo a sus preceptos
religiosos.
Este
fue el día más importante del Sr Obama, el día en que termina un ciclo violento
que va desde la declaración de culpabilidad de Osama, hasta el día de su
ejecución. El Sr Obama contó también a NBC que ese día llamó a su esposa y le
dijo que: “…seguramente no llegaría a
cenar porque tenía dos o tres cositas que hacer esa noche“. Vaya cositas.
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