El guión es sencillo. Infiltrar a un conjunto de terroristas y armarlos hasta los dientes. Agitar y convocar a los medios de comunicación internacionales. Crear un foco de resistencia y comenzar a combatir. A nivel internacional, mentir, señalar que el gobernante es un tirano, que es el pueblo el que lucha contra la dictadura y comenzar con el bloqueo informativo a la verdad. Obligar con los organismos internacionales a postrarse ante los designios de los terroristas. Entregar el poder o morir en el intento de defenderlo. Ese es el guión. Y así se quiso aplicar en abril de 2002 en Venezuela.
Durante los días previos y durante el golpe mismo, el guión aplicado tuvo resultados inmediatos pero el Imperio, el guionista de esta obra de terrorismo, no contó con la gran torpeza de la oposición en Venezuela. La misma torpeza que han cometido en Libia, en donde diferentes tendencias no logran ponerse de acuerdo en relación a un liderazgo único que tome definitivamente el poder. Mientras, Gadafi resiste y avanza paulatinamente recuperando el control a pesar de los inmisericordes bombardeos contra el ejército y la población civil. Tal vez sucumba ante el poderío militar del Imperio, pero ya no habrá más paz en Libia. Será otro Vietnam, otro Irak, otro Afganistán.
En Venezuela, durante el golpe de estado de 2002, la oposición no pudo mantener el poder. Y el pueblo venezolano reaccionó de manera inmediata logrando recuperar el poder y la Democracia, restituyendo en tiempo récord al presidente constitucional y líder de la Revolución.
Pero luego de casi diez años, y ante la postración del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y ante el entreguismo de la oposición venezolana, el escenario se abre a la posibilidad de reeditar el mismo guión en Venezuela al igual que en Libia. Sólo que ahora es más fácil por cuanto bastaría con armar a varios grupos opositores para enfrentarlos militarmente contra el Gobierno Nacional, y para nada se produciría oposición a nivel internacional. Bastaría con aislar comunicacionalmente a Venezuela, para que luego "informe" CNN y sus secuaces, y para que Globovisión, desde algún lado, certifique los elementos informativos que le certifique el imperio.
La mesa estaría servida para una intervención. La pregunta es, ¿La Revolución estaría preparada para enfrentar esta situación?
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