Omar Gómez
No hay duda, el 27 de febrero de 1989 cambió la
historia venezolana, sentando las bases para el entierro del bipartidismo,
hecho que ocurriría en menos de diez años. El 27 F o el Sacudón, es un punto de
quiebre en la historia moderna de Venezuela que tiene pocos momentos de
comparación, siendo uno de ellos la recuperación del poder por parte de la
Revolución apenas 13 años después.
En el siglo XX la participación masiva del pueblo venezolano
en el acontecer político se dio principalmente a través de los procesos
electorales. Tal vez debamos agregar el protagonismo en la huelga petrolera de
1936, o durante las movilizaciones luego de los derrocamientos de Medina
Angarita y de Pérez Jiménez. Recordemos que cuando dieron el golpe de estado a
Rómulo Gallegos, no hubo prácticamente ninguna movilización, quedando el
gobernante partido AD como un simple mirón de lo que sucedía, tal vez por la
complicidad de algunos altos personeros de dicho partido.
En el siglo XIX, tenemos dos grandes momentos en los
cuales el pueblo se volcó a la calle y asumió con conciencia las riendas de su
destino. El primer momento fue cuando la Guerra de Independencia, a partir de
la Segunda República, y el segundo momento cuando asumió la Guerra Federal como
la nueva esperanza de redención social.
De lo anterior se concluye que el 27 de febrero los
venezolanos ponemos en la historia otro hito de grandes movilizaciones. No fue
con los niveles de organización o de duración de la Guerra de Independencia o
Federal, pero por la fuerza del impacto que produjo permitió lograr el tránsito
hacia una nueva República. Fue la fiesta violenta que rompía la tierra en donde
yacería por siempre el bipartidismo. A partir de ese momento, se configuró en
Venezuela otra realidad, otra manera de hacer política y otra visión de nuestro
futuro. Es el 27 de febrero la génesis de la Revolución, más allá del 4F y de
cualquier otro momento, sin que esto signifique minimizar tan importantes fechas.
En el mes de febrero de 1989, y luego de la fastuosa
"coronación" de Carlos Andrés Pérez, teníamos una inflación del 65%
con un bolívar sobrevaluado en más de 300% lo que llevó a que se vaciaran
nuestras reservas internacionales (teníamos apenas 2.000 millones de dólares en
reservas operativas). La pobreza aumentaba en un año en 12 puntos llegando a
67,2% según las cifras de la antigua Oficina Central de Estadísticas e
Información (OCEI). El peso de la deuda externa, la ausencia de inversión social,
los elevados índices de mortalidad, el analfabetismo y el rentismo petrolero
configuraban un escenario de terror para el pueblo venezolano, el cual se
esperaba incrementar con la aplicación del paquete de medidas que nos recetaba
el FMI. Aquel 16 de febrero el Presidente Pérez anunciaba la materialización
del paquete expresado en medidas como la liberación de precios, el incremento
de tarifas de servicios públicos, el aumento de la gasolina en un 100% y el
aumento del transporte público. Junto con esto estaban los ajustes destinados a
recuperar los equilibrios macroeconómicos: reducción del gasto público,
reducción del tamaño del Estado, privatizaciones, aumento de los servicios
públicos, todos ellos señalados en el VIII Plan de la Nación, pero profundizados
por las recetas del FMI.
Pero en la calle se estaba viviendo el renacer de una
nueva forma de hacer política en el movimiento popular, de una concepción de la
Revolución más allá de los manuales del PCUS, de un pueblo que comenzaba a
organizarse y reivindicar su historia, su pasado glorioso y su carácter
indoafroamericano. Una de esas expresiones fue el Movimiento Estudiantil de la
época, el cual, desde una postura revolucionaria, logró desplazar a la
izquierda tradicional y partidista para enfocarse en la construcción de una
Democracia Participativa y Protagónica. Años después, en la Asamblea
Constituyente del año 2000 estos conceptos fueron incluidos, por muchos de
quienes protagonizaron ese movimiento estudiantil, en la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela.
Para febrero de 1989 existía la llamada Coordinadora
Nacional de Federaciones de Centros Universitarios, organización que nucleaba
no sólo a las FCU de las Universidades Nacionales, sino que participaba en
términos generales todo el movimiento estudiantil universitario y de educación
media. Pero además tenía una fuerte conexión con los movimientos sindicales y
campesinos con quienes se planificaban actividades y se realizaban tareas.
Recordamos entre ellos a Los Cañizos Palo Quemao o la tripartita ucevista
conformada por la FCU, la Asociación de Empleados (en donde estuvo entre otros
el Chino Khan) y la Asociación de Profesores con Fuenmayor como protagonista
(tiempo después saltaría la talanquera).
Organizados con la C/FCU el movimiento estudiantil
llevaba un par de años elevando la conciencia política del pueblo, con
manifestaciones en donde la fuerte represión y los brutales asesinatos que
cometía el entonces Gobierno de Lusinchi no lograban amilanar a los estudiantes
y al pueblo, sino por el contrario se crecía en capacidad y en calidad de
movilización. Ya espontáneamente el pueblo gritaba consignas elaboradas por ese
movimiento estudiantil, tales como "Si siguen los aumentos, saqueo
popular", además de entender las aberraciones que implicaba la llamada
Democracia Representativa.
En ese convulsionado mes de febrero de 1989, y ante la
conflictividad que cada día crecía más, se convocaron manifestaciones para
repudiar la actitud entreguista del nuevo gobierno de Pérez. Es así como
recordamos que una semana antes del 27F, en una de esas manifestaciones
realizadas en la UCV fue asesinado el trabajador de la Facultad de Medicina,
Carlos Yépez, luego de recibir un impacto de bala en la cabeza. Esa tarde
trágica terminó con varios heridos y un manifestante muerto, nada fuera de lo
común, tal como lo demostraron las silenciosas portadas de los diarios al día
siguiente.
En medio de ese escenario de agitación política, el
Gobierno miraba hacia las negociaciones y los planes que se tenían con el FMI y
hacía desesperados esfuerzos para convencer a todos de las bondades del
paquete. En una intervención famosa, el entonces Presidente Pérez afirmaba que
"ir al FMI no es una opción, es la única opción que tiene un país que
agotó sus Reservas Internacionales".
A pesar de que los cuerpos represivos del Estado
intentaban alertar al Gobierno de la conflictividad social que se vivía, el
Gobierno desestimó las advertencias y se avocó a la aplicación del paquete.
El informe que presentó el entonces Director de la
Policía Política (DISIP), Rafael Rivas Vásquez es elocuente en ese sentido,
pues indica que al carecer el organismo de fuentes de inteligencia adecuadas
era prioritario obtenerlas para consolidar el Gobierno. Por eso Rivas Vásquez
afirma que: "...consideramos un plan nacional de detenciones y
allanamientos selectivos de personas vinculadas a la subversión y agitadores
conocidos con la finalidad de obtener información actualizada. Operativos de
esta naturaleza representan una medida de emergencia en la búsqueda de
información cuando se carece de una buena red de inteligencia. El plan tenía un
alto costo político y no fue aprobado." (El documento se puede ver,
todavía, en http://www.amigospais-guaracabuya.org/oagrv002.php y también
en https://drive.google.com/open?id=0B8LE410B_jdxclZpQUliMDUxOUk).
Es de lo anterior que se formulan estas tres tesis
sobre el 27F:
1.- El Sacudón empezó en Caracas y no en Guarenas.
2.- El Sacudón fue un movimiento organizado y no unas
protestas aisladas o espontáneas.
3.- El Sacudón fue planificado.
Veamos.
Aquel 27 de febrero se dieron muchas situaciones que
debemos investigar y profundizar en su estudio. Por ejemplo, se ha dicho hasta
el cansancio que el sacudón se inició en Guarenas. Sin embargo, mucho de los
protagonistas de aquel suceso afirmamos
que el sacudón comenzó en el Nuevo Circo de Caracas, en donde grupos del
Movimiento Estudiantil tomaron las entradas y salidas lo que generó que no
salieran las unidades de transporte, mientras otros grupos, al ver que no
llegaban las unidades a las ciudades dormitorios, especialmente Guarenas,
aprovecharon para iniciar las protestas. Ya con anterioridad se había
planificado que estas acciones eran fundamentales para organizar la protesta.
Se sabía que había suficientes condiciones como para tomar exitosamente el
Nuevo Circo como en efecto se hizo.
Se colocaron barricadas, se quemaron cauchos y lo
demás vino solo. No hubo forma de encauzar el movimiento, algunas voces, muy
aisladas, gritaban "vamos a Miraflores", pero en medio de la efervescencia
que se vivía, y ante las privaciones de un sistema corrupto y opresor, el
pueblo optó por la salida fácil, saquear y satisfacer necesidades reales e
inducidas. Los cuerpos represivos quedaron rápidamente rebasados y simplemente
se retiraron.
Ese inicio del 27 de febrero debemos verlo tal como
ocurrió, un momento en el que el pueblo descubrió el gran poder que tenía, una
gran fiesta de soberanía popular en la calle, en donde la gente se incorporó,
se "autoorganizó" y avanzó en términos de conciencia social. El
pueblo sorprendido observaba cómo la otrora omnipotente Policía Metropolitana
retrocedía despavorida ante el avance de las masas que embriagadas de poder se
movían sin encontrar cauce a esa gran fuerza del pueblo en la calle.
Con una efectiva organización popular como la que
tenemos hoy en día, el Gobierno de entonces hubiese caído en muy corto tiempo,
sin embargo, el espontaneísmo y la falta de visión de quienes tenían
responsabilidades de organización y representación, impidió que esto
cristalizara y brindó la oportunidad para que el gobierno aplicara el Plan
Ávila, es decir, "echara a los militares a la calle". Es conveniente
señalar que la protesta organizada y planificada se salió de control, nunca se
imaginó que el pueblo se iba a incorporar masivamente como lo hizo. El
resultado de la brutal represión militar fue el asesinato de miles de
ciudadanos, hombres, mujeres y niños, tal como lo demuestran las fosas comunes
halladas años después y en donde "La Peste" destaca como símbolo de
la podredumbre de ese sistema puntofijista. Aunque las cifras oficiales
indicaron que la cantidad de muertos fue de 262, las pruebas de miles de
ciudadanos asesinados fueron y son contundentes.
Esa gigantesca fuerza del pueblo permaneció en estado
latente. Durante el Golpe de Estado del 4 de febrero de 1992 no participó el
pueblo masivamente. Este Golpe de Estado hubiese sido exitoso si hubiera
contado con una participación como la del 27F. Años después, y de la mano del
Comandante Chávez, el 6 de diciembre de 1998 los venezolanos cambiamos el rumbo
de nuestro destino, iniciando la Revolución Bolivariana, la cual,
indudablemente, tiene como su principal antecedente el 27F.
La masiva participación del pueblo, como fuerza que
ejerce su poderío en la calle, no se volvió a ver, desde el 27F hasta aquel
memorable 13 de abril de 2002. El Gobierno Revolucionario había recibido un
Golpe de Estado, fraguado y financiado por el Imperialismo y realizado por sus
lacayos nacionales, aquellos que se vistieron de asesinos durante el 27F. Es
aquí en donde el pueblo venezolano trae de su memoria colectiva lo que fue la
fuerza demostrada el 27F y se lanzó a la calle, con pasión y fervor patriótico,
rememorando episodios épicos de la Independencia y de la Federación, y con la
decisión de rescatar la Democracia. Es solamente el 13 de abril de 2002, que el
pueblo vuelve a hacerse sentir, y es nuevamente ante esta poderosa fuerza que
los usurpadores y traidores corren cobardemente, tal como hicieron el 27F,
antes del Toque de Queda. Pero esta vez, el 13 de abril de 2002 hubo una gran
diferencia con respecto al 27F, esta vez sí había organización, lo que condujo
a que esa manifestación de calle se viera bañada de gloria y de éxitos.
Hoy, en el escenario de una guerra no convencional que
se libra contra la Revolución y contra el pueblo venezolano, la organización
popular es fundamental para resistir y para defender nuestros logros y nuestras
conquistas. Hoy contamos con un poderoso Partido Socialista, el PSUV, y con una
grandiosa organización popular expresada en Consejos Comunales, Comunas, CLAPS,
Consejos Obreros, Estudiantiles y Campesinos, con una Milicia que se acerca a
los tres millones de combatientes, en fin, hoy contamos con las herramientas
que no tuvimos el 27 de febrero. El 27F y el 13A marcan el camino verdadero de
la Revolución: es en el pueblo, es en la calle en donde reside la fuerza de la
misma y es a ella a quien nuestro Gobierno y nuestra Revolución se deben. Somos
pueblo crecido en conciencia, organización y protagonismo. Hoy somos un pueblo
indestructible.
Para terminar, recordemos las palabras del Comandante
Presidente Hugo Chávez durante el acto de conmemoración de los 22 años del
Caracazo, Día de la Rebelión Popular, el 27/02/2011: "el 27 de febrero
aquel lunes de aquel año 1989 comenzó, así lo digo, el siglo XXI en este
planeta, el siglo XXI en el mundo comenzó en Caracas, comenzó en Venezuela un
lunes por la mañana 27 de febrero".
Hoy, ante la inminencia de una invasión, todos los
venezolanos que queremos a nuestro país debemos recordar el espíritu del 27 de
febrero. Frente a la traición de quienes quieren vender la Patria por un puñado
de dólares, debemos rescatar la gesta heroica de la Independencia, de la
Federación y del 27 F como referentes que hablan de la fibra que nos compone y
que grita al mundo que el Imperialismo y la canalla no pasarán.
(Artículo ya publicado, se actualizó la fecha)
Bibliografía
mínima sobre el 27F: